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Philippe Val, fundador de Charlie Hebdo era conocido por su defensa de Estados Unidos e Israel.


A sus 63 años, hay pocas cosas que Philippe Val puede decir que no haya hecho. 

Lo más notorio, ser uno de los fundadoresde Charlie Hebdo, la tristemente célebre revista satírica de cuyo ataque terrorista se ha cumplido esta semana el primer aniversario, ejerciendo primero como redactor jefe durante doce años, desde su nacimiento en 1992 hasta 2004, cuando fue nombrado director y publicó las famosas viñetas de Mahoma (lleva escolta desde entonces) hasta su retiro en la radio en 2009. 

Y en su larga trayectoria como cantante, escritor, periodista, locutor radiofónico o cómico el conflicto y la pelea lo han perseguido allí donde vaya.

Ahora, sus ex compañeros de la revista lo acusan de mentiroso por su libro C'Était Charlie (Grasset), unas memorias sobre sus más de quince años en el semanario que Val presenta como un homenaje a sus amigos asesinados, en las que los supervivientes opinan que se dedica sobre todo a defenderse a sí mismo y a airear su furia contra la izquierda "traidora". 

No sólo eso, uno de los centros de la polémica es el contrato leonino que hizo firmar a otro de los fundadores, el famoso Cavanna, cosido a tiros hace un año por los islamistas, según el cual el propio Val se quedaba con un 60% de los beneficios y el dibujante, que padeció problemas económicos toda su vida, un 0,44%. 

Algunos incluso lo acusan de haberse ido tan a la derecha hasta llegar al Frente Nacional. Él lo niega, pero dice que el partido de Le Pen es "el único que se atreve a hablar de los temas que preocupan a la opinión pública".

Val saltó a la fama como cantante en los 70 junto a Patrick Fond, caído en desgracia por pedofilia, y el dúo se convirtió en uno de los estandartes de la música progre. Sin embargo, ya en los 90, cuando Val fundó junto al también asesinado Cabu Charlie Hebdo, ya era conocido como el menos izquierdista del grupo por su defensa de Estados Unidos e Israel o sus continuas críticas a lo que percibía como excesiva tolerancia de socialistas y comunistas con el islamismo. 

De hecho, según cuenta él mismo, lo que le motivó a escribir estas memorias fue "la rabia ante cómo la solidaridad inicial dio paso al insulto". "Quienes dicen que Charlie Hebdo era islamófoba o que nos pasamos de la raya actúan así por cobardía, porque piensan que quizá podrán escapar".

En Francia, la supuesta derechización de los tótems intelectuales está haciendo correr ríos de tinta. Hace pocas semanas, el filósofo Michel Onfray renunciaba a publicar un libro sobre el Islam en el que analiza las raíces del yihadismo en el Corán por "la histeria desatada". 

Otro tótem, Pascal Bruckner, desafiaba hace poco a la intelligentsia progre saliendo del armario político en la portada de un semanario en el que denunciaba que la izquierda es la principal culpable del auge islamista. "La izquierda antisionista, anticapitalista, la que ve en el Islam la religión de los oprimidos se ha convertido en mayoritaria en Francia", denuncia Val.La pasión con la que fustiga a su familia política no ha gustado a los antiguos y actuales Charlie Hebdo, quienes opinan que se aprovecha del atentado para dar rienda suelta a sus rencores. 

En una dura carta firmada por el periodista Denis Robert, quien ha escrito también una biografía, ésta sí autorizada por el semanario llamada Mohicanos, el reportero acusa a Val de "hacer hablar a los muertos para que se pongan de su parte con declaraciones y hechos inverosímiles". 

Val ya dimitió hace un par de años de la dirección de una radio pública en medio de una gran escandalera con una carta en la que decía a sus enemigos: "No os voy a dar el privilegio de decir que no me voy a olvidar de vosotros".Se invente o no Val su propia biografía, en Francia nadie duda que en la izquierda suenan tambores de guerra a cuenta del islamismo. 

Y si a alguien no le gustan ni las versiones de Denis Robert ni las de Val, esta semana han aparecido tres libros más firmados por el historiador Gilles Kepel o la viuda de Wolinski sobre el atentado en París.

El Mundo

Publicado por JM Álvarez

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