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China tiene la clave del rompecabezas afgano


"Había razones para creer que el proceso de paz afgano podría tener una oportunidad para renacer el pasado lunes en Islamabad, cuando cuatro grandes jugadores —Afganistán, Pakistán, EE.UU. y China— se sentaron juntos en la misma mesa", escribe el escritor y periodista Pepe Escobar en su artículo para RT.

Sin embargo, prosigue, "los participantes hicieron hincapié en la necesidad inmediata de mantener conversaciones directas entre los representantes del Gobierno del Afganistán y representantes de grupos talibanes en un proceso de paz que tiene por objetivo preservar la unidad, la soberanía y la integridad territorial de Afganistán".

El periodista cuenta que una semana antes de la reunión de Islamabad "mantuvo una conversación muy esclarecedora con un grupo de pastunes afganos [el principal grupo étnico del movimiento talibán]".

Una de las mayores revelaciones de aquella conversación, según Escobar, fue la de que dos funcionarios talibanes, que actualmente tienen su sede en Catar, "estaban a punto de reunirse con los principales embajadores chinos y paquistaníes cara a cara, sin la interferencia de EE.UU.".

"Esto encaja en la estrategia diseñada por la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), liderada por China y Rusia, según la cual el rompecabezas afgano debe ser resuelto como un asunto asiático", opina el escritor.

"Y, sin duda, Pekín quiere una solución, y la quiere rápido, pensando en el capítulo afgano de la Nueva Ruta de la Seda", añade.
"La epopeya del gas y la amapola"

No obstante, la guerra afgana que estalló después del 11S, que ya dura "unos interminables 14 años", nadie parece estar ganándola.

En opinión del analista, el conflicto se complica por muchos factores, uno de los cuales es la compleja interacción entre Kabul e Islamabad.

Por otro lado, están la CIA y el Pentágono, que defiende la necesidad de "10.000 botas sobre el terreno".

En este sentido, el analista destaca que apenas unos días antes de la reunión de Islamabad, las Fuerzas Especiales estadounidenses que cubrían a las tropas afganas "se vieron involucrados en un tremendo tiroteo con los talibanes" en la provincia de Helmand. 

No obstante, el secretario de prensa del Pentágono, Peter Cook, quitó hierro al asunto, evitando calificarlo de combate, sino de misión para "entrenar, asesorar y asistir", apunta Escobar.


"Al final, todo vuelve a Helmand. ¿Por qué a Helmand?", se pregunta el periodista para relatar lo que le revelaron sus interlocutores pastunes: "que todo esto tiene que ver con la participación de la CIA en el tráfico de heroína en Afganistán".

"Así que aquí nos estamos adentrando en, tal vez, un nuevo capítulo de la epopeya del gas y la amapola en el corazón de Eurasia", puntualiza Escobar.

A su vez, los talibanes, divididos o no, "han llegado con su línea roja final: no hablar con Kabul hasta que consigan una conversación directa con Washington". Además, quieren que su oficina de Catar sea oficialmente reconocida como una representación del Emirato Islámico de Afganistán, que la ONU —por no hablar de EE.UU.— los elimine de su lista de 'los más buscados' y que todos los prisioneros talibanes sean liberados de cárceles afganas, enumera Escobar. 

Y concluye: "¿Sucederá así? Por supuesto que no. Así que ahora le toca a Pekín aparecer con un escenario de beneficio mutuo".

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