Un estudio asegura que los beneficios emocionales de vivir juntos son básicamente los mismos que cuando una pareja se casa.
En la década de 1990, la investigación identificó un impulso emocional en las parejas que convivían después del matrimonio, ahora a menos de tres décadas más tarde, la diferencia es apenas perceptible.
"En el pasado el matrimonio pudo haber sido visto como el único camino para que las parejas jóvenes obtuvieran apoyo social y el compañerismo que es importante para la salud emocional", aseguró Claire Kamp Dhus de la Universidad Estatal de Ohio.
"En el pasado el matrimonio pudo haber sido visto como el único camino para que las parejas jóvenes obtuvieran apoyo social y el compañerismo que es importante para la salud emocional", aseguró Claire Kamp Dhus de la Universidad Estatal de Ohio.
"En la actualidad nos dimos cuenta que no es de esa manera. Encontramos que el matrimonio no es necesario para cosechar los beneficios de vivir juntos, al menos cuando se trata de la salud emocional."
Si bien no se encontraron diferencias en las parejas casadas o las que vivían juntas, los datos mostraron algunas diferencias entre primera y segunda.
Si bien no se encontraron diferencias en las parejas casadas o las que vivían juntas, los datos mostraron algunas diferencias entre primera y segunda.
Para los hombres en su primera relación seria, el impulso emocional fue mayor después del matrimonio, a comparación de lo que era después de que la pareja decidió vivir juntos.
Por otro lado, para las mujeres el impulso emocional era el mismo al irse a vivir con su pareja y después de casarse con ellos.
A partir de la segunda relación seria, la variación desaparece, tanto hombres como mujeres recibieron refuerzos emocionales similares si vivían juntos o se casaban.
"Los jóvenes de nuestro estudio seleccionaron a mejores socios para sí mismos la segunda vez, por lo que existió una caída en la angustia emocional", explicó Kamp Dush.
El estudio analizó las respuestas de 8,700 personas que se les pidió evaluar su nivel de "angustia emocional" (incluyendo sentirse "descorazonado y deprimido") a través de los cuestionarios cumplimentados en el transcurso de 10 años.
La investigadora Sara Mernitz, afirmó que no hay impulso adicional de casarse, según los resultados, publicados en la revista Journal of Family Psychology.
El equipo también explica que podría haber beneficios adicionales al matrimonio que no están cubiertos por los datos de este estudio, como por ejemplo, tener un niño reduce significativamente los niveles de angustia.
A partir de la segunda relación seria, la variación desaparece, tanto hombres como mujeres recibieron refuerzos emocionales similares si vivían juntos o se casaban.
"Los jóvenes de nuestro estudio seleccionaron a mejores socios para sí mismos la segunda vez, por lo que existió una caída en la angustia emocional", explicó Kamp Dush.
El estudio analizó las respuestas de 8,700 personas que se les pidió evaluar su nivel de "angustia emocional" (incluyendo sentirse "descorazonado y deprimido") a través de los cuestionarios cumplimentados en el transcurso de 10 años.
La investigadora Sara Mernitz, afirmó que no hay impulso adicional de casarse, según los resultados, publicados en la revista Journal of Family Psychology.
El equipo también explica que podría haber beneficios adicionales al matrimonio que no están cubiertos por los datos de este estudio, como por ejemplo, tener un niño reduce significativamente los niveles de angustia.