Está realidad, solo puede ser desenmascarada por los propios privados de libertad, quienes a largo plazo son las víctimas de las políticas dilatorias que promocionan ciertos organismos estatales, cuya burocracia parasitaria recibe millonarios fondos de la cooperación internacional para pagar jugosos salarios, pero que aun así, ciertos de sus empleados, sufren de atropellos a su derechos laborales, pese a que son organismos de derechos humanos.
Las cárceles en Honduras, son el reflejo directo de lo que actualmente representa este país centroamericano.
Explosión de granadas, enfrentamiento entre pandillas, soborno entre privados de libertad y algunos custodios penitenciarios, son algunos elementos que motivan el caos en los centros penales de Honduras, incluyendo los centros de detención de menores de edad y los ahora batallones militares, en donde recluyen a privados de libertad.
Actualmente sigue existiendo una sobre población en los centros penales de Honduras, pese a que existe un organismo estatal denominado el Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura en Honduras, sin embargo los señalamientos que hace este organismo al gobierno, no son tomados en cuenta, o bien pareciera que existe cierta complicidad para continuar con el desorden establecido.
En fin, la secretismo con la que manejan estos temas, pareciese un lineamiento directo del gobierno actual, y por miedo, o por algún acuerdo de sus funcionarios han decidido callar, aunque este Mecanismo Nacional de Prevención fue creado para tal propósito, pero que hasta el momento sólo parece avalar los salarios de los funcionarios que lo dirigen.
Riesgo a la vida
Personalmente arriesgué mi vida en muchas ocasiones mientras trabajaba como defensor de derechos humanos en el Mecanismo Nacional de Prevención, esto con el objetivo de denunciar lo que ocurre en las cárceles, sin embargo dicho trabajo no fue valorado por el organismo en mención, pero mis aportes ante la opinión pública, lograron situar en la agenda periodística nacional e internacional el tema de privados de libertad, y no como un tema aislado, al contrario, bajo una cosmovisión humana, por tal motivo estoy muy agradecido con la prensa de Honduras e internacional.
En mi última visita que realicé al Centro de Menores Renaciendo, situado en el Valle de Tamara, recién había terminado un enfrentamiento entre la mara de los “chirizos” y los paisas de la 18, ese día pasaron cerca de mi persona, dos menores con armas corto punzantes, sin embargo Dios estuvo presente para salvar mi vida en ese momento.
Si bien es cierto, no es culpa que el comportamiento de los menores de edad que allí pernoctan, sea de ellos, al contrario la culpa la posee los que mal gobiernan en Honduras, junto con las altas elites financieras, quienes en su afán desmedido por obtener riqueza, generan el caos y la violencia entre los más necesitados, porque quienes están en las cárceles, son los pobres.
“Las leyes están escritas por los ricos, para que la cumplan los pobres” citaba en uno de sus poemas el salvadoreño Roque Dalton.
La hipótesis que menciono, sobre lo que ocurre con el Mecanismo Nacional de Prevención, también se le suma la reciente prohibición que tienen los medios de comunicación nacionales e internacionales, para ingresar a las cárceles, lo que esto representa una violación a la libertad de prensa y expresión sobre el tema.
Políticas dilatorias
Pero está realidad, solo puede ser desenmascarada por los propios privados de libertad, quienes a largo plazo son las víctimas de las políticas dilatorias que promocionan ciertos organismos estatales, cuya burocracia parasitaria recibe millonarios fondos de la cooperación internacional y aun así, ciertos de sus empleados, sufren de atropellos a su derechos laborales, pese a que son organismos de derechos humanos.
Pero volviendo a los presidios, los derechos humanos de los encarcelados son violados a diario, desde la mala alimentación que reciben hasta los malos tratos, inhumanos o degradantes a los que son sometidos, sin tener ningún tipo de rehabilitación.
Las cárceles en Honduras, como ya se ha referido en distintos espacios de comunicación son una escuela del crimen, pero ¿Quién es el rector de esta escuela del crimen? O mejor dicho, ¿Para que promuevan está escuela del crimen?
Algunos privados de libertad que poseen cierta influencia desde adentro de sus celdas hacia afuera, reciben órdenes explicitas desde las más altas cúpulas gubernamentales o empresariales que están interesadas en seguir creando el caos en Honduras, hasta mantenerlo a su más extrema violencia, como bien pasa ahora, y que recientemente se incendió un mercado importante de la capital de Honduras, de forma misteriosa.
Elemento de la muerte
El fuego ha sido un elemento de la muerte que ha puesto en práctica la dictadura golpista que vive Honduras en los últimos seis años, cuya maldad aparenta ser creada por algunos privados de libertad que son manipulados por altos “ejecutivos” que están en libertad y gobernando el Estado fallido de Honduras, y que con su riqueza, son arquitectos de la violencia hondureña.
Estos asesinos, deberían estar privados de su libertad en cárceles de máxima seguridad, sin embargo son tan afortunados con la maldad que incitan, que hasta salen en medios de comunicación como altas personalidades, pero que en esencia la fortuna que amasan, está ensangrentada.
Si en realidad existiera el interés de rehabilitar a los privados de libertad y por ende la promoción del respeto de sus derechos humanos, en primera instancia se debería de encarcelar a estos delincuentes que gobiernan desde altas esferas del gobierno, y en algunos casos, son parte de la elite financiera de Honduras.
Verdaderos defensores
El Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Victimas de la Tortura (CPTR), es uno de los organismos que por más de 20 años ha estado presente en las cárceles, verificando por el real respeto de los derechos humanos, de los que allí están encarcelados.
El CPTRT, es un Organismo no Gubernamental de Honduras, que ha efectuado un buen trabajo en el tema de rehabilitación e inspección de los centros penales en Honduras, sin embargo como sucede en Honduras lo bueno se convierte en amenazante para los que promueven la maldad en ese país, y por ende el CPTRT se encuentra en constante amenaza y expuesto a la vulnerabilidad.
Es necesario que la solidaridad internacional observe y apoye al CPTR, puesto que organismos así, sólo se encuentran con una lupa en Honduras y el mundo, puesto que el interés del dinero está sobre el de los derechos humanos.
Mientras se predica el odio y la maldad en el Estado fallido de Honduras, el espejo internacional que constituye este país, será visto como una nación que infelizmente está gobernada financiera, políticamente y religiosamente por el propio demonio.
* Fotografía y texto: Ronnie Huete Salgado es Periodista y Activista de DDHH, Cooperante internacional
PUBLICADO POR NO NOS OLVIDAMOS