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La teorías económicas claudicadoras y neocolonialistas


Palmiro Togliatti y Maurice Thorez

«Tanto el PCF como el PCI creían que sus países necesitaban para restaurar la economía destruida de la «guerra», la «ayuda» estadounidense, por supuesto no parecían ser conscientes de lo que suponía para la soberanía nacional francesa e italiana el plegarse a esta «ayuda» estadounidense de préstamos, créditos, y demás. 

Anna Pauker les reclamó que dichos partidos ni siquiera habían considerado la posibilidad de restaurar su economía a los niveles anteriores de guerra basándose en sus propias fuerzas, e incluso apoyándose en el resto de países del campo socialista, añadiendo que parecía que tales partidos olvidaban la experiencia de la Unión Soviética de la época de Lenin y luego de Stalin respecto a la restauración de la economía sin necesidad de hipotecar su soberanía, e incluso ignoraban la lección contemporánea de muchos países de democracia popular, o la lucha de los partidos comunistas fuera del poder como el Partido Comunista de Grecia, que frente a la actitud de los monarco-fascistas de dejar neocolonizar y manejar el país por los imperialistas anglo-estadounidenses ellos respondían dándole la «bienvenida» con las armas en la mano:

«En su propaganda el Partido Comunista Francés parte de la idea de que necesita los créditos estadounidenses. 

Nos enteramos de que el camarada Luigi Longo también hace lo mismo, aunque él hable de defender más firmemente la soberanía nacional. 

¿Es correcto que los comunistas admitan una necesidad de ayuda estadounidense? 

El pueblo entonces dirá: incluso los valientes comunistas admiten que necesitamos la ayuda de los Estados Unidos. 

Y ya que no podemos arreglarnos sin los créditos, tendremos que prescindir de la soberanía. 

Ni el PCF ni el PCI han planteado la cuestión de si es posible vivir sin los créditos estadounidenses, si sería posible restaurar el país, basándose en primer lugar, con las propias fuerzas. 

¿Por qué estos partidos han olvidado el heroico ejemplo de la Unión Soviética, que restauró su economía en las condiciones de bloqueo y cerco hostil, donde nadie le respaldaba? 

¡Sin embargo, a día de hoy los pueblos si cuentan con la Unión Soviética a su lado! 

¿Por qué no seguir el ejemplo de Grecia? Grecia recibe la «ayuda» estadounidense, pero el Partido Comunista de Grecia lucha contra esta ayuda, ha procedido con la movilización de los pueblos contra el imperialismo estadounidense. 

Hay otros países que no estaban recibiendo la «ayuda» estadounidense. 

Ellos están tensando cada nervio para restaurar sus economías sin la «ayuda» estadounidense. 

Esto, es lo que los camaradas franceses deberían haber dicho a su pueblo. 

Deberían haber demostrado que, aunque se trata de un camino largo y difícil, es un camino que el pueblo francés también puede tomar». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)

La crítica de Anna Pauker, y de muchísimos marxista-leninistas, a la sumisión de algunos cuadros de los partidos comunistas a la llamada «ayuda» de los imperialismos para restaurar la economía nacional, fue un estímulo para corregir estas posiciones oportunistas dentro de los partidos comunistas de todo el mundo. 

El hecho más claro está en los líderes chinos bajo el liderazgo de Mao Zedong y Liu Shao-chi quienes habían proclamado en los informes al VIIº Congreso del PCCh de 1945 que China debería promover la propiedad privada de las clases explotadoras nacionales sumado al hecho de recibir grandes créditos de los países capitalistas desarrollados como Estados Unidos para restaurar la economía y para industrializarse:

«La lucha por la democracia en china requiere de un prolongado periodo. 

Sin una nueva democracia, un Estado unido, sin un desarrollo de la nación democrática, sin un libre desarrollo de la economía privada capitalista y la economía cooperativa, sin un desarrollo nacional, científica y popular cultura de nueva democracia, sin la emancipación y desarrollo de miles de millones de personas, en breve tiempo, sin ser cuidadosos con la nueva revolución democrático-burguesa, el tratar de construir una sociedad socialista sobre las ruinas del orden colonial, semicolonial y semifeudal sería un sueño utópico. (...) 

Se necesitan grandes cantidades de capital para el desarrollo de nuestras industrias. 

Ellos vendrán principalmente de la riqueza acumulada por el pueblo chino, y al mismo tiempo de la asistencia extranjera. Damos la bienvenida a las inversiones extranjeras si tales son beneficiosos para la economía de China y se realizan de acuerdo con las leyes de China. 

Se pueden expandir rápidamente y a gran escala empresas rentables tanto para el pueblo chino como para los extranjeros, siendo la industria pesada y la modernización de la agricultura, una realidad cuando lo que hay es una firme e interna paz internacional, y cuando dichas reformas políticas y agrarias se realizan a fondo. 

Sobre esta base, hemos de ser capaces de absorber grandes cantidades de inversiones extranjeras. 

Una política regresiva y económicamente empobrecida para China no será rentable ni para el pueblo chino ni para los extranjeros». (Mao Zedong; La lucha por una nueva China; Informe en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China, 24 de abril de 1945)


El peligro de propagar con éxito esta tesis oportunista se doblaba si cabe en los países coloniales y semicoloniales donde los partidos comunistas estaban tomando el poder, ya que algunos de sus líderes redoblaban la tesis bajo la pobre argumentación de que se trataban de países atrasados y que tras la guerra la Unión Soviética no podría proporcionar a China lo que esta demandaba. 

Estas tesis estaban en plena consonancia con las teorías del líder del Partido Comunista de los Estados Unidos Earl Browder quién escribiría varios libros en los años 40 y 50 alabando la visión de los revisionistas chinos sobre la propiedad privada nacional y extranjera, y recomendó al gobierno estadounidense buscar nuevos mercados en Asia y en China. 

Earl Browder sería desenmascarado en esos años como revisionista por seguir manteniendo estas y otras posiciones imperialistas cuando fueron criticadas por los marxista-leninistas de todo el mundo, Mao Zedong en cambio fue más inteligente y viendo el destino de su amigo Browder, y poco después el descubrimiento del revisionismo yugoslavo en 1948 –que era otro revisionismo que abogaba la posibilidad de construir el socialismo en base a cantidades ingentes de créditos y préstamos imperialistas–, más la propia Guerra de Corea de 1950, retiró oficialmente del Partido Comunista de China tal programa, y lo guardo hasta la muerte de Iósif Stalin en 1953 cuando ya con la restauración de las relaciones sino-estadounidenses, y sin peligro de ser acusado de browderista y titoista como algo negativo, pudo sacar a flote de nuevo tal programa y ponerlo en práctica en los 70. 

La política de apoyarse principalmente en los créditos de los países imperialistas y sus organismos como hizo Yugoslavia y China se haría común en varios de los países ex coloniales que habían obtenido su independencia, pero también en las ex democracias populares donde sus líderes revisionistas les llevaron a acarrear enormes deudas con organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), como sería el caso de Polonia o la propia Rumanía, causando incluso el propio colapso económico y político del sistema revisionista-capitalista.


Con esto vemos la importancia teórica para los marxista-leninistas actuales de las críticas de la Kominform sobre el Plan Marshall, demostrándose el peligro para la soberanía nacional que suponía la exportación de capitales de la potencia imperialista no solo hacia los países dependientes y atrasados como podrían ser algunos de Europa o Asia, sino inclusive para países desarrollados e imperialistas en decadencia como Francia que terminaron por aceptar la marshalización de sus economías, un lazo económico con el imperialismo estadounidense que marcaría el panorama económico-político del imperialismo francés en las décadas siguientes en que Francia quedó encuadrada en los grupos económicos, políticos, militares y culturales de Estados Unidos». 

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