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Efecto Fundador


Los hutteritas, así como los amish o los mlabri, son comunidades surgidas de lo que en biología se conoce como efecto fundador. El efecto fundador, en biología, se refiere a las consecuencias que se derivan de la creación de una población nueva de individuos a partir de un número muy reducido de éstos.

Para estos individuos, el resto del mundo es como si no existiera, de modo que presenta particularidades muy marcadas: por ejemplo, particularidades genéticas propias de las especies demasiado endogámicas. Si el número de individuos iniciales era excepcionalmente bajo (4 o 5, una sola pareja) se dice que la población presenta un efecto fundador extremo.

Por ejemplo, en el caso de los amish está presente un gen muy raro en el resto de la población del planeta, que en determinadas circunstancias provoca una combinación de enanismo y polidactilia. Desde su formación en 1770, los amish han presentado 61 casos de estas anomalías genéticas, que es una cifra parecida a la presente en el resto de la población mundial. Esto es posible porque los amish tuvieron sólo 12 individuos fundadores, y uno de ellos era portador de este gen afectado.

En el caso de los mlabri, de las selvas de Tailandia, estamos ante un efecto fundador extremo, pues se cree que tuvo un único fundador: un niño y una niña que fueron abandonados hace unos mil años. Esto hace posible que un alto porcentaje de los malbri presenten cierta secuencia genética idéntica (algo inédito en cualquier otra agrupación humana). Así pues, junto con la endogamia memética también puede venir aparejada la endogamia genética, y viceversa.

Los hutteritas forman un grupo religioso que durante siglos ha vivido en colonias agrícolas autosuficientes en Europa y, desde principios del siglo XX, también en Norteamérica. Procedentes de la misma tradición de los amish y los menonitas (rechazo a la tecnología, un regreso a las raíces rurales de la cultura, desaparición de la propiedad privada), los hutteritas también siguen inconscientemente el número máximo posible de conexiones sociales descubierto por Robin Dunbar: 150 miembros por comunidad.

Cuando el grupo supera este número de integrantes, los hutteritas sienten que ya no ven caras familiares, que no existe tanta cohesión, de modo que optan por dividirse en grupos más pequeños. No en vano, los hutteritas se consideran a sí mismos como el equivalente humano de una colmena, tal y como apuntan los teóricos de la evolución David Sloan Wilson y Elliot Sober, en “Reintroducing group selection to the human behavioral sciences”, publicado en Behavioral and Brain Sciences.

Como una colmena de abejas, las hermandades hutteritas se dividen cuando alcanzan un gran tamaño; una mitad permanece en el sitio original y la otra se traslada a un nuevo lugar que ha sido preseleccionado y acondicionado. En la preparación para la escisión, la colonia se divide en dos grupos que son iguales respecto al número, edad, sexo, habilidades y compatibilidad personal. La colonia entera empaqueta sus pertenencias y una de las listas es extraída por lotería el día de la separación.

Animales y plantasEl efecto fundador también tiene lugar en especies animales y vegetales. El efecto fundador se da con frecuencia en las poblaciones de animales y plantas de las islas oceánicas, descendientes de unos pocos cientos (o decenas) de colonizadores iniciales, como el caso de los lémures de Madagascar o los pinzones de las islas Galápagos, descendientes de unos pocos individuos de una misma especie que colonizaron las islas en tiempos remotos llegando desde el continente.


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