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Yarisley Silva: El oro se funde a 4.90 metros hacia el cielo


Al parecer se ha acostumbrado a mantenernos con los nervios de punta. Luego corre, ataca la varilla, no importa si en el primer, segundo o tercer intento. Con ella las rivales siempre sufren. Se trata de Yarisley Silva, quien ha coronado otra victoria con su pértiga, fraguado el oro a la altura de 4.90 metros en el Mundial de Beijing.

Enmudecido el Nido de pájaro, el francés Renaud Lavillenie queriendo estar inoculado con su gen competitivo, Fabiana Murer (4.85) y la griega Nikoléta Kyriakopoúlou (4.80) plata y bronce por ese orden la besaron, con el fuego interior de la derrota.

Fue la secuencia de Yarisley un hervidero de adrenalina: perfecta hasta 4.70, altura que superó in extremis en el tercer intento; un fallo sobre 4.80 y luego los 4.90 inalcanzables para cualquier otra garrochista en la campaña del 2015 nuevamente a la vencida.

Foto: Reuters

Hasta incertidumbre hubo en la mañana de miércoles. La pista, Bolt, una final de jabalina de otra galaxia… habían privado a todos los espectadores de tomarle el pulso al duelo. Poco a poco fueron cayendo pesos pesados: la germana Strutz (4.60), la estadounidense Jennifer Suhr (4.70), la sueca Bengtsson (4.70).

Y la pinareña de 28 años, 1.65 metros y 61 kilogramos de peso, seguía en pie, uno por uno repasaba su técnica, miraba las indicaciones de su mentor Alexander Navas, bastaba una seña. Tomaba la garrocha a esa altura de 4.30 crucial e iniciaba como gacela su esprintada de 14 pasos hacia la cuña. Entonces, al vencer los 4.90 el grito de descompresión, los brazos al cielo, las manos blanquecinas en el rostro y las lágrimas de satisfacción.

Al igual que en el disco, primera vez que una pertiguista antillana logra hacerse de un cetro universal. Incluso Yarita intentó 5.01, pero en definitiva el listón fue más caprichoso.

Tercera ocasión en la que Silva rebasa los 4.90, tras la clarinada en Hengelo, Holanda, el año pasado, luego los 4.91 del pasado 2 de agosto en Beckum, Alemania y ahora, en el momento crucial, nuevamente 4.90. Beijing rendido a sus pies. Otra atleta que nos hace pensar en un final de ciclo promisorio en Río de Janeiro 2016.
Foto: Reuters

Pero no fue solo Yarisley la que lanzó su clarinada. El triplista Pedro Pablo Pichardo se clasificó primero con estirón de 17.43 metros, escoltado por Christian Taylor (17.28) señal de que una vez más la batalla está planteada de inicio.

Otra grata noticia salió de las piernas de la ochocentista Rose Mary Almanza (2:01.33 minutos). Su crono fue el número 23 entre las agraciadas semifinalistas pero le bastó para llegar a la meta segunda en el cuarto heat. Las presencias en la siguiente instancia se completaron con el vallista corto Jhoannis Portilla (13.43) segundos.

El resto de nuestros efectivos no pudo hacerse justicia. Los velocistas Roberto Skyers (20.23) y Reynier Mena (20.56) no pudieron hacerse justicia en semifinales, tampoco consiguió avanzar en el martillo Yirisleydis Ford (69.43) y decimoquinta entre las inscritas, ni Jordan O'Farrill (13.64 en los 110 c/v) muy por debajo de sus 13.19 cimeros.
Pedro Pablo Pichardo. Foto: Ricardo López Hevia


La jornada deparó títulos, el más impresionante el del kenyano Julius Yego (92.72) en la definición más fuerte de la historia de los certámenes del orbe. Tercer intento de gloria para un hombre que dio sus primeros pasos en la técnica de lanzamiento de la jabalina observándola por televisión. A sus espaldas anclaron el egipcio Ihab Abdelrahman El Sayed (88.99) y el experimentado finlandés Tero Pitkamaki (87.64). Para tener una idea de la magnitud finalista nueve de los 12 involucrados lanzaron sobre los 83 metros.

África continuó con su estela dorada por intermedio de otra keniana. No podía permitirse Hyvin Kiyeng Jepkemoi (9:19.11) dejar escapar el vellocino de los 3 000 con obstáculos, modalidad considerada el plato fuerte de esa nación.

La sorpresa estuvo en la vuelta al óvalo, donde el sudafricano Wayde van Niekerk, estampó respetables 43.48 segundos que le merecieron el liderazgo del ranking universal además.

Selló el cartel de reina la checa Zuzana Hejnová (53.50) demostrando por qué es considerada la mejor corredora de 400 con vallas.
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