EMILIO MARIN – Faltan 15 meses para los comicios en EE UU, pero ya son noticias los debates de precandidatos. Puede haber sorpresas pero están anotados miembros de familias tradicionales y algún multimillonario de opiniones fascistas.
Todos los países son iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros, como la superpotencia mundial en decadencia pero aún con fuerte poder financiero y mayor poder de fuego y nuclear.
De allí que sus elecciones presidenciales concitan gran atención con más antelación que las de otros países. Allá se votará en noviembre de 2016 y restan aún quince meses, pero ya las agencias internacionales proveen detalles sobre cómo empiezan a desperezarse algunos candidatos. Quien resulte ganador de las primarias en primer término y en noviembre de ese año podrá asumir en la Casa Blanca tras jurar en enero de 2017.
Aunque de vez en cuando aparece algún “outsider” de afuera de la política o un candidato ajeno al bipartidismo, la regla estadounidense es que los dos principales aspirantes son un demócrata y otro republicano.
Hasta 1993 mandaron los republicanos con Ronald Reagan y luego con George H. Bush; luego vinieron dos turnos demócratas de Bill Clinton, interrumpidos por otros dos de George W. Bush, hasta que en 2009 se dio la rara circunstancia de un afroamericano en el poder, con Barack Obama.
Curiosa postura la norteamericana, que despotrica contra el sistema de partido único de Cuba, pero en su caso sólo cuenta de verdad con dos (hay otros menores y que casi no cuentan en las elecciones decisivas). Además y sobre todo no se trata de cantidades sino de calidades, de saber qué programas hay para favorecer a cuántos y a quiénes de sus respectivas sociedades.
Los partidos yanquis son dos, con más parecidos troncales que diferencias, aunque también histórica y coyunturalmente tienen sus matices.
Esa máquina bipartidista está empezando a calentar motores.Republicanos largan primeros.
Están más apurados por el hecho de no estar en la White House y quieren volver cuanto antes a degustar las mieles del poder. O puede ser también que desean aprovechar algunas debilidades de los demócratas, desgastados por más de seis años de Obama en un cargo que le sacó más que canas y arrugas (es notable la comparación de imágenes suyas entre 2009 y 2015).
Como sea, los republicanos se han tirado a la pileta antes. Tienen 17 precandidatos, habiendo sido el senador ultraderechista de Texas, Ted Cruz, el primero en salir al ruedo, en marzo pasado. Lidera el sector extremista de derecha conocido como Tea Party, que recibe aportes de los segmentos más ilegales del capital financiero o sea “fondos buitres”. Después vinieron otros dieciséis y apareció el magnate de la construcción Donald Trump. Sus ideas antiinmigrantes fueron las primeras en conocerse, pues anunció que construiría un muro divisorio con México a lo largo de 3.145 km, que sería una gran obra y bien hecha pues su empresa trabaja así. Añadió que haría pagar a México el costo del muro.
Cómo serán de bizarros y oscurantistas esos dos aspirantes, Cruz y Trump, que John “Jeb” Bush, ex gobernador de La Florida, aparece como republicano “moderado”. Y no lo es porque en 2003, cuando su hermano George W había invadido Irak y él gobernaba aquél Estado contaminado por la cloaca de Miami, Jeb apadrinaba marchas con carteles que decían: “Ahora Cuba”.
El lobby anticubano cuenta con varios defensores de una política de bloqueo y agresión contra la Mayor de las Antillas. Aunque aún no confirmó su participación, otro que se las trae es el senador por Florida, miembro de la mafia cubano-americana, Marco Rubio.
Hasta un mes atrás las apuestas favorecían a Bush con un 16 por ciento de intención de voto. Ahora ha quedado rezagado frente al millonario Trump, que con sus declaraciones antiinmigrantes, antichinas y machistas tuvo un pico mayor de popularidad. En el primer debate entre diez aspirantes republicanos, organizado por la derechosa Fox News (comparada con la cual la CNN parece Telesur), el empresario ocupó el centro de la escena.
En su escalamiento también chocó con varios obstáculos. Varias empresas y asociaciones ligadas a hispanos y a mexicanos anunciaron que no contratarían más a su firma. También se enemistó con un amplio público por sus comentarios agresivos hacia las mujeres. No se salvó ni la presentadora de Fox, Megy Kelly, a la que maltrató en el piso y luego cuando deslizó que ella lo atacaba porque estaría con la menstruación.
Los republicanos largaron primeros, lo que no significa que lleguen primeros.Hillary con el 60%.
Del lado demócrata no hay tanto apuro, porque hacen campaña todos los días con la gestión del presidente, que es un “pato rengo” pero también vuela, bajo, pero vuela.
En este tramo final de su presidencia, Obama viene consiguiendo algunos laureles, más que nada en política internacional, que podría depararle un capital interesante a los candidatos demócratas.
Por ejemplo, la feliz conclusión el 14 de julio pasado de sus negociaciones -con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania-, con Irán a propósito de su programa nuclear pacífico. Después de negociar en público más de un año y medio, y en privado más tiempo, los representantes de los países involucrados anunciaron un acuerdo general y específico. Irán abrirá sus centrales nucleares a las inspecciones y Washington y sus aliados de la UE levantarán las sanciones que venían dañando la economía persa.
El único que quedó insatisfecho con ese convenio fue Israel que tiene sus defensores en el AIPAC y otros lobbies sionistas en EE UU, incluyendo el sistema bipartidista. De cualquier modo, hay consenso internacional de que lo firmado fue bueno y a esa derecha cercana a Netanyahu le será muy difícil bloquearlo.
Antes de esa feliz conclusión con Irán estuvo la reanudación de relaciones con Cuba, que entre otras cosas demandó sacar a ese país del injusto lugar de auspiciante del terrorismo donde lo había incluido. Esta semana viaja a La Habana el secretario de Estado a reinaugurar la embajada propia. Esta política así como finalizar el bloqueo a Cuba concita el apoyo mayoritario de la población estadounidense, incluso en La Florida.
Otras políticas del presidente en el plano interno e internacional también han tenido buena recepción. En su momento logró una limitada e imperfecta reforma al sistema de salud que en algo puede haber mejorado la situación de los millones de personas que no tenían cobertura.
Ahora anunció un plan para combatir el cambio climático y bajar el 32 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2020.
Los republicanos y empresarios del carbón y otras industrias anexas expresaron su oposición a ese plan y anunciaron que acudirán a la justicia para trabarlo, mientras Hillary Clinton se prendió con fuerza a la iniciativa, alabándola. En diciembre próximo, cuando en París haya una cumbre mundial sobre el calentamiento global, seguro que Obama y su ex secretaria de Estado estarán haciéndose los ecologistas.
Mismas familias.
Por ahora no se conocen nombres que le disputen a Hillary Clinton la nominación demócrata y algunas encuestas aseguran que tiene el 60 por ciento de las preferencias. En poco tiempo pueden salirle rivales demócratas que la enfrenten en las primarias.
Cuando se repasan nombres de los aspirantes se advierte que la pulseada puede estar entre dinastías de la clase política que pelean y se alternan en el poder. Son productos elaborados en las alturas y luego, marketing mediante, vendidos al consumidor con una abundante propaganda que los cotiza al máximo precio.
Cada uno pone algo de dinero propio pero mucho más de los aportistas y financistas empresarios que de ese modo
lubrican su relación con el poder y se aseguran políticas amigables y futuros contratos. Recuperarán así su inversión a una tasa de ganancia superior a que si hubieran apostado en Wall Street a una acción líder.
Los Bush ya estuvieron en el Salón Oval con George Hebert y George W, y quieren una tercera llegada con Jeb.
Los Clinton tuvieron su estadía con Bill dos veces y Hillary como secretaria de Estado de Obama. Ella quiere estar por derecho propio en un salón donde su marido no siempre se comportó bien. No importa. El poder borra muchas cosas. Es más, podría ser parte de su revancha marital.
Otros competidores, como Trump, no tienen ese árbol político-genealógico pero amasan una fortuna personal de 10.000 millones de dólares así que tienen cómo bancarse una campaña cara y larga.
Los debates electorales recién comienzan y van a convivir con dolorosas realidades que lamentablemente no mudan por esa circunstancia política.
Por ejemplo, los 11 millones de inmigrantes que viven en USA no tendrán sus derechos en regla para votar y tampoco para para vivir dignamente.
Es que la prometida reforma de Obama nunca llegó, en buena medida por el boicot republicano.
Otro ejemplo, al cumplirse un año del crimen del afroamericano Michael Brown, en Ferguson, Saint Louis, la policía volvió a reprimir, encarcelando a 150 personas y poniendo al borde de la muerte a un amigo de Brown, Tyrone Harris (18 años) baleado por uniformados, con toque de queda y estado de emergencia en el condado.
Muchas primarias y precandidatos, pero hay balas para todos y todas…
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