¿Cuáles fueron las causas del referéndum de Julio? Muchos lo vieron como algo surgido de la nada, un comodín que sacó el Primer Ministro griego Alexis Tsipras. Pero hay cierta incertidumbre acerca de sus motivaciones – algunos incluso especulan que pensó que perdería.
Pienso que el referéndum fue claramente un intento de salir de la trampa en la cual el gobierno fue cayendo a través del proceso de negociación.
Era bastante obvio, de hecho, que durante el espiral descendente de concesiones el gobierno y Tsipras se dieron cuenta de que cualquier cosa que propusieran no sería suficiente para la troika. Ya en junio de la última semana, estaba claro que el acuerdo que estaba más o menos tomando forma no pasaría la prueba interna adentro de Syriza y no pasaría la prueba de la opinión pública.
Se enviaron mensajes desde el interior del partido a Tsipras mismo y a la conducción, provenientes no solamente de la Plataforma de Izquierda, diciendo que era inaceptable. En los últimos días de esa semana, el cambio en la opinión pública fue también significativo, con gente diciendo que estaban sencillamente cansados con este proceso interminable de negociaciones. Se entendió que la troika simplemente buscaba humillar al gobierno griego.
Tsirpas, de quien debe decirse que es una especie de jugador en tanto político, pensó el referéndum – una idea que no era completamente nueva y que circuló entre otros miembros en el gobierno, incluyendo a Yanis Varoufakis – no como una ruptura con el proceso de negociación, sino como una maniobra táctica que podría reforzar su plan de negociación.
Tengo certeza sobre esto porque estoy enterado de reportes detallados sobre la reunión crucial del gabinete la tarde del 26 de junio, cuando el referéndum fue anunciado.
Dos cosas deben ser dichas sobre esto. La primera es que Tsipras y la mayoría de la gente cercana a él pensó que sería ‘un paseo’. Y esa fue la situación hasta antes del cierre de los bancos. El sentido común era que el referéndum sería ganado de manera contundente, con más del 70 por ciento.
Esto era bastante realista, si los bancos no hubiesen cerrado, el referéndum hubiese sido ganado con facilidad, pero la significación política del ‘No’ hubiese cambiado, porque se hubiese dado sin la atmósfera dramática de confrontación creada por el cierre de los bancos y la reacción de los europeos.
Lo que sucedió en esa reunión del gabinete fue que un cierto número de personas – el ala derecha del gobierno, dirigida por el Diputado Primer Ministro Giannis Dragasakis – no estuvo de acuerdo con la jugada propuesta. Dragasakis es la persona que ha venido supervisando todo el proceso de negociación del lado griego. Todos en el equipo de negociación, con excepción del nuevo ministro de finanzas, Euclid Tsakalotos, son su gente y él fue el más prominente de aquellos en el gabinete que querían deshacerse de Varoufakis.
Esta ala pensó que el referéndum era una propuesta de alto riesgo y la comprendieron en un sentido en que Tsipras no lo hizo, que iba a ser una jugada muy confrontativa que dispararía una reacción violenta del lado europeo – y se probó que estaban en lo cierto.
También tenían miedo de la dinámica que se lanzaría desde abajo por su iniciativa. Por otro lado, el líder de la Plataforma de Izquierda y ministro de energía y reconstrucción progresiva, Panagiotis Lafazanis, dijo que el referéndum era la decisión justa, a pesar de llegar demasiado tarde, pero también advirtió que implicaba una declaración de guerra, que el otro lado cortaría la liquidez y que deberíamos esperar tener los bancos cerrados para esos días. La mayoría de los presentes se rió de su caracterización.
Pienso que esta falta de conciencia de lo que sucedería es la clave fundamental para entender toda la lógica en la manera en que ha venido operando el gobierno hasta ahora. No podían creer que los europeos reaccionarían como lo hicieron. En un sentido, como he dicho, el ala derecha de Syriza fue mucho más lúcida acerca de aquello a lo que se enfrentaba.
Esto explica también lo que sucedió durante la semana del referéndum en ese nivel. Tsipras fue puesto bajo una enorme presión por Dragasakis y otros para renunciar al referéndum. No lo hizo, por supuesto, pero dejó claro que sus próximos movimientos serían aquellos que aprobara el ala derecha, y que la medida no implicaba una ruptura respecto de la línea que se había seguido hasta ese punto, sino más bien una especie de movida táctica en ese mismo marco.
¿Y ese fue el sentido del retroceso el miércoles antes de la votación?
Exactamente. Ese miércoles alguna gente habló incluso de un golpe interno, y en Atenas se propagaban rumores acerca de que Tsipras renunciaría al referéndum. Durante su discurso confirmó el referéndum, pero también aclaró que estaba concebido como una herramienta para conseguir un mejor acuerdo, y que no constituía el final de las negociaciones, sino sólo la continuación en condiciones supuestamente mejores. Permaneció fiel a esa línea toda la semana.
Una cosa que no entendí sobre el proceso, incluso desde la perspectiva de las relaciones públicas, es que llamó al referéndum sobre una serie de medidas propuestas que luego llamó a la gente a rechazar, pero que incluso durante el referéndum hizo una movida hacia los acreedores que parecía ser peor en algunos aspectos que las medidas que estaba llamando a la gente a rechazar.
Todo esto de la impresión de un gran ‘amateurismo’ y caos.
He tratado de reconstituir las intenciones de Tsipras esencialmente para responder tu pregunta acerca de si pensó que iba a perder el referéndum y para clarificar el significado que el referéndum tenía para él. Pero lo que está absolutamente claro es que desató fuerzas que iban mucho más allá de sus intenciones. Tsipras y el gobierno fueron claramente sobrepasados por la dinámica que se creó a partir del referéndum.
Por lo tanto intentaron poner el diablo de nuevo en la caja por todos los medios posibles. La manera en que Tsipras lidió con la presión de Dragasakis – y por qué ese miércoles era tan importante – fue aceptando su línea y enviando esa carta infame al eurogrupo, pidiendo antes un nuevo préstamo. Esto abrió el camino para lo que vendría la semana siguiente al referéndum.
Pero, por otro lado, en vistas a justificar el hecho de que no podía retirar el referéndum sin quedar en ridículo, tuvo que dar alguna racionalidad a la iniciativa. Tuvo que hablar acerca de luchar contra las medidas de austeridad incluidas en el paquete de Juncker, acerca del chantaje de la troika y el ultimátum al que se había sujetado. Y por supuesto, la dinámica que se estaba desarrollando desde abajo en ese momento comprendió la oportunidad, lo tomó al pie de la letra, y fue adelante para pelear la batalla contra la troika.
Este es un ejemplo de una iniciativa que es tomada desde arriba, como el resultado de contradicciones internas, pero que termina liberando fuerzas que fueron mucho más allá de las intenciones del líder. Es muy importante porque también tiene que comprenderse que una de las más grandes dificultades que Tsipras tiene que enfrentar ahora después de la rendición del acuerdo de ayer es la dudosa legitimidad política de su jugada luego del referéndum.
Tenemos que entender que es una ilusión completa pretender que el referéndum no sucedió. Sucedió, y está claro tanto para la opinión pública como para la sociedad griega que Tsipras está traicionando un mandato popular.
Así que en el gran debate – sobre si Tsipras es una especie de genio maquiaveliano súper-táctico o algún tipo de jugador salvaje sobrepasado por los acontecimientos, ¿definitivamente te sitúas en el segundo campo?
Definitivamente, en la medida en que aclaremos el siguiente punto: Tsipras y la conducción han estado siguiendo consistentemente la misma línea desde el comienzo. Pensaron que combinando un abordaje ‘realista’ en las negociaciones y cierta firmeza retórica, obtendrían concesiones por parte de los europeos.
Se quedaron cada vez más atrapados en esa línea, y cuando se dieron cuenta de que estaban atrapados, no tuvieron estrategia alternativa. Consistentemente rechazaron cualquier otra estrategia, y también hicieron prácticamente imposible que otro abordaje fuese implementado cuando ya no había tiempo para eso.
Ahora bien, en la entrevista que dio hace algunos días al New Statesman, Varoufakis dice que un pequeño equipo de gente a su alrededor trabajó durante la semana antes del referéndum en un plan alternativo que incluía el control estatal de los bancos, emisión de IOU’s y desconexión del banco central de Grecia del ECB de Frankfurt, es decir en una suerte de salida gradual. Pero claramente era demasiado tarde y fue rechazado por casi todos los miembros del gabinete de economía, es decir, por Dragasakis. Tsipras, por supuesto, aprobó esa decisión.
Así que tenemos que remarcar la continuidad de la línea de Tsipras. Esta es también la razón por la que pienso que la palabra ‘traición’ es inapropiada si comprendemos lo que está sucediendo. Por supuesto, objetivamente podemos decir que ha habido una traición al mandato popular, que la gente muy legítimamente siente que ha sido rechazada.
De todas formas, la noción de traición significa usualmente que en algún momento se toma una decisión consciente de renegar de tus propios compromisos. Lo que pienso que realmente sucedió es que Tsipras honestamente pensó que podría salir airoso llevando adelante un abordaje centrado en las negociaciones y la buena voluntad, y por esto constantemente dice que no tuvo otro plan alternativo.
Pensó que apareciendo como un europeo leal, privando de cualquier ‘agenda oculta’, podría tener algún tipo de recompensa. Por otro lado, mostró por algunos meses una capacidad de resistir a la presión escalada e hizo algunos movimientos impredecibles tales como el referéndum o el viaje a Moscú.
Pensó que esta era la mezcla justa para enfrentar el asunto, y lo que sucedió es que cuando se sigue consistentemente esta línea, te ves llevado a una posición en la cual sólo te quedan malas opciones.
Sobre las raíces de esa estrategia: ¿en qué medida se trata de ceguera ideológica y en qué medida de pura ignorancia? Lo que es confuso para muchos es que tienen un gobierno compuesto de un gran número de intelectuales, gente que pasó toda su vida estudiando economía política capitalista contemporánea, tanto en lo abstracto como en lo concreto, personas que son activistas.
¿Cómo se puede explicar lo que parece ser ingenuidad acerca de sus oponentes políticos? ¿Está directamente basado en cuestiones ideológicas o se trata de una falta de experiencia en lo que refiere a la ‘gran política?
Creo que debemos distinguir dos elementos en el gobierno. El primero es el ala derecha dirigida por dos de los principales economistas, esencialmente Dragasakis, pero también Giorgos Stathakis. Y luego el núcleo dirigente, Tsipras y su gente.
El primer grupo tiene una línea consistente desde el principio – no hubo ninguna ingenuidad de su parte. Sabía muy bien que los europeos no aceptarían una ruptura con el memorándum.
Esta es la razón por la que Dragasakis desde el principio hizo todo lo que puedo para no cambiar la lógica del enfoque general. Claramente saboteó todos los intentos de Syriza de tener un programa económico apropiado, incluso uno en el marco que había sido aprobado por la mayoría del partido. Pensó que lo único que se podría obtener era una versión mejor del marco memorandatario. Quería sus manos completamente libres para negociar con los europeos, sin aparecer demasiado en la escena, tuvo éxito en controlar al equipo de negociación, especialmente una vez que Varoufakis fue desplazado.
En verano de 2013, dio una entrevista muy interesante que generó mucho ruido en el momento. Lo que él proponía no era ni siquiera una versión más suave del programa de Syriza, sino un programa diferente que era un mejoramiento parcial del acuerdo existente que Nueva Democracia firmó.
Luego está el otro abordaje, el de Tsipras, que estaba anclado en la ideología del europeísmo de izquierda. Pienso que la mejor ilustración de eso es Euclid Tsakalotos, una persona que se considera a sí misma como un marxista acérrimo, alguien que viene de la tradición eurocomunista, estuvimos en la misma organización por años. La afirmación más típica de él que captura tanto su ideología como la perspectiva del gobierno por la presencia de todos esos académicos es lo que dijo en una entrevista al sitio francés Mediapart en abril.
Cuando se le preguntó qué lo había golpeado más desde que estaba en el gobierno, respondió diciendo que era un académico, su trabajo era enseñar economía en la universidad, así que cuando fue a Bruselas tuvo que prepararse muy seriamente, había preparado todo un conjunto de argumentos y esperaba contraargumentos igualmente elaborados. Pero, en lugar de eso, tuvo que enfrentarse a gente que recitaba reglas y procedimientos sin fin, y cosas por el estilo.
Tsakalotos dijo que estaba muy decepcionado por el bajo nivel de la discusión. En la entrevista a New Statesman, Varoufakis dice cosas muy similares acerca de su propia experiencia, a pesar de que su estilo es claramente más confrontativo que el de Tsakalotos.
A partir de esto queda bastante claro que esta gente estaba esperando una confrontación con la UE como si se tratara de una conferencia académica, cuando vas con un paper bonito y esperas que se presente algún tipo de contra-paper.
Creo que esto dice mucho sobre la izquierda hoy. La izquierda está llena de gente que tiene buenas intenciones, pero que son totalmente impotentes en el terreno de la política real. Pero también dice mucho sobre el tipo de devastación mental que causa cualquier tipo de creencia religiosa en el europeismo. Esto significa que, hasta el final, esa gente creyó que podría obtener algo de la troika, pensaron que entre ‘socios’ podrían tener algún tipo de compromiso, que compartían algún núcleo de valores como el respeto y el mandato democrático, o la posibilidad de una discusión racional basada en argumentos económicos.
Todo el enfoque más confrontativo de la intervención de Varoufakis refería a lo mismo, pero atrapado en el lenguaje de la teoría de juegos. Lo que decía es que tenemos que jugar el juego hasta el final y que entonces se retractarían, porque supuestamente el daño que producirían sería demasiado grande como para ser aceptado.
Pero lo que de hecho sucedió fue más semejante a una pelea entre dos personas, donde una persona arrastra el dolor y el daño de perder un pie y la otra sus dos piernas.
Así que es verdad que hubo una especie de falta de realismo elemental y que esto estuvo directamente conectado con el mayor problema que la izquierda tiene que enfrentar hoy, es decir, nuestra propia impotencia.
Este europeísmo que describes en la facción del centro de la conducción de Syriza ¿cuál es su naturaleza ideológica? Porque no son liberales o federalistas negrianos – ¿Son gente que se piense a sí misma como marxistas? ¿Hay alguna influencia de Habermas o Étienne Balibar?
Creo que, en este caso, Balibar es probablemente más relevante que Habermas. Una vez más, pienso que tenemos que tomar a Tsakalotos al pie de la letra. Dio una entrevista a Paul Mason justo el día luego de que las humillantes contrapropuestas del presidente de la comisión europea, Jean-Claude Juncker, fueran enviadas.
Cuando Mason le preguntó sobre el euro, Tsakalotos dijo que la salida sería una catástrofe absoluta y que Europa reviviría los años 1930 con el retorno de la competición entre monedas nacionales y el alza de varios nacionalismos y fascismos.
Así que para esta gente la elección es entre dos cosas: o ser un ‘europeo’ y aceptar el marco existente, que de alguna manera representa objetivamente un paso adelante comparado con la vieja realidad de las naciones-estado, o ser un ‘anti-europe’ que es igual a volver al nacionalismo, una movida reaccionaria y regresiva.
Esta es una manera muy débil en la que se legitima la Unión Europea – puede no ser ideal, pero es mejor que cualquier otra cosa opción sobre la mesa.
Pienso que en este caso podemos ver claramente cuál es la ideología que se pone en juego. A pesar de que no estés en el proyecto y de que tengas dudas serias acerca de la orientación neoliberal y la estructura jerárquica de las instituciones europeas, de todas maneras te atas a estas coordenadas y no puedes imaginar nada mejor afuera de este marco.
Este es el sentido del tipo de denuncias sobre el Grexit como una vuelta a 1930 o como una especie de apocalipsis. Es el síntoma de aprisionamiento propio de la dirección en esta ideología de izquierda europeísta.
¿Es más fácil imaginarse el fin del capitalismo que el fin de la Unión Europea o incluso el euro?
Exactamente, lo escribí hace no muchos años.
Y esta tipo de suavidad acerca de la Unión Europea es inconsistente con la visión de Nicos Poulantzas, a pesar de que algunos intelectuales usen a Poulantzas para defender la posición de la conducción.
Sí, Poulantzas habló de la integración europea en la primera parte de su libros sobre las clases sociales en el capitalismo contemporáneo, en el cual analiza los procesos de internacionalización del capital y claramente consideraba a la Comunidad Económica Europea como un ejemplo de una forma imperialista de internacionalización del capital europeo en el marco de lo que consideraba la hegemonía estructural de Estados Unidos luego y durante el período de posguerra.
Volvamos de nuevo al referéndum. Sucedió en un contexto de crisis de liquidez, bancos cerrando, reacción de los medios y otros partidos llamando a votar por el ‘sí’. Pero entonces sucedió algo para disparar una contra reacción de gran escala del pueblo griego.
¿Estaban guiados por el orgullo nacional? ¿Se trató sobre todo de una cuestión de clase? ¿O, tal como dicen Paul Mason y otros, jugaron algún rol las memorias de la guerra civil? ¿Cuál es la clave del voto por el ‘no?
De todos los factores que mencionaste, el menos relevante es el que se refiere a la guerra civil. Tenemos que ver que el ‘No’ dominó incluso en áreas del campo de derecha tradicional, como Laconia, cerca de Esparta, Messinia, o incluso otras áreas de Grecia central en donde la derecha domina, como Evrytania. El ‘no’ fue mayoritario en todos los condados de Grecia.
La dimensión de clase es lo más definitivo en los tres puntos que mencionas, que recorreré en orden de importancia. Incluso analistas tradicionales reconocieron que se trataba de la elección más dividida por el factor de clase en la historia de Grecia. En los distritos de la clase trabajadora, el 70 por ciento y más votaron por el ‘no’, en los distritos de clases altas el 70 por ciento y más votaron por el ‘sí’.
La reacción histérica de las fuerzas dominantes y la situación concreta creada por el cierre de los bancos y el tope a los retiros creó entre las clases populares una fácil identificación según la cual el campo del ‘Sí’ era todo lo que detestaban. El hecho de que el campo del ‘SI` haya movilizado a todos estos políticos odiados, expertos, dirigentes comerciales, y celebridades mediáticas para su campaña sólo ayudó a fortalecer esta reacción de clase.
El segundo punto que es igualmente impresionante es la radicalización de la juventud. Es el primer momento desde la crisis en que la juventud de forma masiva hace una declaración unificada. Ochenta y cinco por ciento de quienes tienen de dieciocho a veinticuatro años votó por el ‘no’, lo cual muestra que esta generación, que ha sido completamente sacrificada por los memorándums, es muy consciente de su futuro y tiene una actitud clara frente a Europa.
El diario francés Le Monde sacó este artículo preguntando cómo esta gente joven, que creció con el euro, los programas de Erasmus y la Unión Europea se vuelven en contra de ella, y la respuesta de los entrevistados fue simple: hemos visto de qué se trata Europa, y Europa se trata de austeridad, Europa se trata del chantaje a los gobiernos democráticos, Europa se trata de destruir nuestro futuro.
Esto también explica las marchas masivas y combativas de esa semana, culminando especialmente en las del viernes 3 de julio en Atenas y otras ciudades de Grecia.
La tercera dimensión es ciertamente la del orgullo nacional. Esto explica por qué afuera de los grandes centros urbanos, donde las líneas de clase están más difusas, en la Grecia del campo y de las pequeñas ciudades, ganó el voto por el ‘No’. Fue un ‘No’ a la troika, fue un ‘No’ a Juncker. Se percibió que incluso para aquellos escépticos acerca del gobierno y que no se identifican con Syriza o con Tsipras vieron que se trataba claramente de un intento de humillar a un gobierno electo y de mantener al país bajo el mandato de la troika.
Estuviste en muchos lugares de trabajo haciendo campaña por el ‘No’ ¿Puedes hablarnos un poco de eso y de la recepción que tuviste?
Fue por supuesto una experiencia única. Había una disparidad de situaciones – la atmósfera estaba dura en los ferrocarriles, una compañía que ha sido desmantelada y cuyos restos serán privatizados, y los trabajadores sabían que el gobierno de Syriza ya había aceptado la privatización de los ferrocarriles. Se incluyó incluso en la primera lista de reformas anunciadas por Varoufakis, luego del acuerdo del 20 de febrero.
Pero más allá de los contextos variantes, en todos los lugares, la discusión giró en torno a dos temas distintos: ¿por qué el gobierno ha hecho tan poco hasta ahora? ¿por qué ha sido tan tímido? Y también: ¿qué van a hacer luego de la victoria del ‘No’?
Estaba totalmente claro para esta gente que el ‘No’ ganaría, porque la campaña del ‘Sí’ era invisible en los lugares de trabajo y entre la clase trabajadora en general, así que no había ninguna duda acerca de cuál sería el resultado. Pero había mucha ansiedad acerca de lo que pasaría luego de la victoria.
Así que las preguntas eran: ¿cuáles son sus planes? ¿Qué van a hacer? ¿Por qué todavía hablan de renegociar luego de cinco meses y medio en que hemos visto que esta estrategia fracasó?
Estuve en una situación bastante embarazosa, porque, en mi rol de representante de Syriza y miembro del comité central, no pude dar muchas respuestas convincentes sobre estos temas.
No, por supuesto, ganó masivamente ¿Te sorprendió la magnitud de la victoria?
Sí, no esperaba que el ‘No’ alcanzara el umbral del 60 por ciento. Debe decirse que entre los altos cuadros de Syriza, sólo Lafazanis había predicho esto, y muy pocos entre la Plataforma de Izquierda estaban de acuerdo con él. La mayoría esperaba algo así como el 55 por ciento.
El primer impacto masivo de esta victoria masiva del ‘no’ fue que se incrementó la desintegración de los partidos de oposición.
En la misma tarde del resultado, esta gente estaba completamente derrotada – esta fue por lejos la derrota más dura del campo pro-austeridad desde el comienzo de la crisis. Estaba mucho más claro y fue mucho más profundo con las elecciones de enero, porque no habían reagrupado y movilizado todas sus fuerzas sino que todavía sufrían una derrota devastadora. No ganaron ni un condado en toda Grecia.
El líder de Nueva Democracia y anterior Primer Ministro Antonis Samaras renunció casi inmediatamente. Y luego, sólo algunas horas después, el campo entero resucitó y fue legitimado por Tsipras mismo cuando llamó al ‘consenso de los líderes políticos’ bajo la función de presidente de la república, un apoyo al ‘Sí’ abierto, que había sido nombrado por la mayoría de Syriza en el parlamento en febrero.
En esa reunión se ve que sucede algo extraordinario – la cabeza del campo victorioso acepta las condiciones del campo derrotado. Esto, tiene que ser dicho, es algo único en la historia política. No creo que haya sucedido antes.
El gobierno se sorprendió tal vez por la fuerza del voto por el ‘No’, y la naturaleza de clase debe haber sido comprendida ¿pero su interpretación fue simplemente que confirmaba los planes iniciales? ¿No había registro de que algo más profundo sucedía?
No puedo hablar de la manera en que han interpretado el referéndum, porque todos han sido absorbidos por las así llamadas negociaciones, que son una broma por supuesto. Pienso que la mejor expresión para dichas negociaciones fue registrada por un corresponsal del diarioGuardian en Bruselas, Ian Traynor, que escribió que un oficial de la UE se refirió a ellos como un ‘submarino’.
Lo que está claro, de todas formas, es que el gobierno inmediatamente tomó las iniciativas para desactivar la dinámica que emergía con el referéndum. Por esto horas después del anuncio del resultado final, esta reunión de todos los líderes políticos fue llamada, la cual fijaba de alguna manera una agenda completamente distinta de aquella que expresaba el voto por el ‘No’.
El contenido de esta nueva agenda era que cualquier cosa que sucediera – ya se encontraba por supuesto en las movidas inspiradas por Dragasakis la semana anterior – Grecia permanecería en la eurozona. Y el punto más enfático de la declaración firmada por todos los líderes políticos – con la excepción del KKE, que se negó a firmar, y los Nazis, que no fueron invitados a la reunión – era que el referéndum no era un mandato para la ruptura, sino un mandato para una negociación mejor. Así que desde este momento en adelante el desorden había sido preparado.
¿Hay alguna evidencia acerca de que las posiciones de la gente sobre el tema del eurozona hayan ido cambiando durante el tiempo del referéndum?
Por supuesto que cambiaban. El argumento que era constantemente repetido por los medios, por los líderes políticos del campo del ‘Sí’, pero también por todos los líderes europeos que claramente interferían en el referéndum de la manera más evidente durante esa semana, era que votar por el ‘No’ era votar contra el euro. Así que es completamente irracional decir que la gente que votó por el ‘No’ no estaba al menos tomando el riesgo de una posible salida del euro, si esa era la condición para decir ‘no’ a próximas medidas de austeridad.
Es necesario agregar que lo que estaba pasando durante esa semana implicaba un proceso de radicalización de la opinión pública. Podrías sentirlo y escucharlo en las calles, en los lugares de trabajo, todo tipo de espacios públicos. En todas partes, la gente estaba hablando acerca del referéndum, así que era bastante fácil percibir estado de ánimo popular.
No sugiero que haya sido homogéneo. La gente se hizo la idea de que votar ‘no’ le daría al gobierno otra carta para jugar en las negociaciones. No digo que eso no sea verdad. Pero también debemos entender que el carácter masivo del ‘no’ en el campo significa que la gente, más particularmente en las clase trabajadora, en la juventud y en los estratos medios empobrecidos, tuvo el sentimiento de que no tenía nada más que perder, y estaban dispuestos a tomar riesgos y a dar la batalla.
El espíritu combativo de las marchas del viernes fue otro indicador de eso. Fue bastante impresionante. Personalmente, no he visto nada parecido en Grecia desde 1970.
Hablemos del voto del 11 de julio en el parlamento sobre las propuestas enviadas por el gobierno griego al eurogrupo. Se volvió claro en ese momento que el gobierno había aceptado la perspectiva de un nuevo plan de austeridad.
Esas propuestas fueron finalmente aprobadas por 251 diputados de 300, con los partidos pro-austeridad apoyándolos masivamente.
Una de las condiciones puestas por los prestamistas fue que las propuestas del gobierno griego debían ser aprobadas por el parlamento, sabiendo que esto no tenía sentido. No es ni siquiera constitucional, estrictamente hablando, porque el parlamento sólo puede votar proyectos o acuerdos internacionales e interestatales, no pueden votar un simple documento que es la base para la negociación y que puede ser cambiado durante la negociación en cualquier momento.
Pero fue una jugada simbólica que le daba carta blanca al gobierno para negociar sobre una base dramáticamente reducida. Las propuestas del gobierno fueron apenas una modificación de la versión del plan de Juncker que fue rechazado en el referéndum. Así que lo que el gobierno pedía era una aprobación de su giro durante esa semana.
Pero la situación en el grupo parlamentario interior a Syriza parece más compleja. Así que hablemos de la diferenciación entre las formaciones de Syriza y la posición que tomó la Plataforma de Izquierda.
La posición de la Plataforma de Izquierda fue significativamente debatida internamente, específicamente adentro del mayor componente de la plataforma, que es la Corriente de Izquierda dirigida por Panagiotis Lafazanis. La opinión mayoritaria era que deberíamos ir en un voto diferenciado, lo que significaba que alguna gente debía votar ‘presente’ – que prácticamente implica lo mismo que el voto por el ‘no’, a pesar de que tiene un peso simbólico menor.
¿Por qué es lo mismo que un voto negativo?
Porque no cambia el hecho de la mayoría requerida que necesita una propuesta para pasar. En cualquier caso, se necesitan 151 votos para que pase.
Otra parte del grupo votaría en favor de las propuestas mientras que ingresaría una declaración al mismo tiempo, diciendo dos cosas. Primero que se solidarizaba con aquellos que rechazaban el acuerdo – con aquellos que votaron ‘presente en este caso, que no aceptaban este acuerdo – y que no votarían un acuerdo que contuviera medidas de austeridad.
Tal vez el segundo punto es más importante que el primero (volveremos sobre esto en un momento). El razonamiento se basa en que la práctica constitucional griega es la siguiente: sobre cada proyecto, el gobierno tiene que mostrar que tiene una mayoría proveniente de su propia formación, del partido en sí mismo o de la coalición, lo cual es así en este caso si tentemos en cuenta a ANEL, el partido de los Griegos Independientes. De hecho, el gobierno perdió el control sobre su propia mayoría.
A pesar de que no lo imposibilita legalmente, en ese caso, según la historia constitucional griega, cuando un gobierno pierde el control sobre su mayoría, el famoso dedilomendi (‘mayoría declarada’), debe ir por nuevas elecciones. Esta es la razón por la cual inmediatamente la discusión sobre las nuevas elecciones comenzó. Las nuevas elecciones ya han sido anunciadas – ahora se trata solamente de una cuestión de establecer el momento en que se darán.
Así que tenemos que ver que esta línea – con la que personalmente no estuve de acuerdo, dado que estoy entre aquellos que impulsaron un voto negativo o ‘presente’ homogéneo – falló, dado que con los siete miembros de la Plataforma de Izquierda que votaron ‘presente’ sumados a otros diputados de Syriza que también votaron ‘presente’ (más significativamente Zoe Konstantopoulou, la presidenta del parlamento, y Rachel Makri, anterior miembro de ANEL que ahora es muy cercana a ella) el gobierno ya había perdido su mayoría.
De todas formas, hay un balance final ahora: todos los diputados de la Plataforma de Izquierda rechazarán el nuevo memorandum en el próximo voto, esto ya ha sido anunciado. A esto debo agregar que los dos diputados de la Plataforma de Izquierda que no son miembros de la Corriente de Izquierda pero cercanos a la Red Network (y DEA y otros), el componente trotskista de la plataforma, votó ‘no’, y fueron los únicos dos diputados de Syriza que votaron ‘no’ al nuevo acuerdo.
¿Entonces lo que dices es que la Plataforma de Izquierda tomó esta posición complicada, al menos complicada hacia afuera de la sala de reuniones de la Asamblea Nacional, porque había calculado mal qué tan poco popular sería la propuesta de Tsipras? ¿Subestimó la medida en que la gente fuera del espacio de la Plataforma de Izquierda se haría a un lado y se opondría?
Se imaginaron que serían ‘el último de los Mohicanos’ ¿Pensaron que si votaban ‘no’ tirarían abajo al gobierno y desatarían nuevas elecciones – mientras que de hecho hubo una crisis más general que involucraba, por ejemplo, a la líder del parlamento, y que no tuvieron en cuenta eso en sus cálculos?
Diría que fue esencialmente legitimismo, fue para demostrar que su intención no era tirar abajo al gobierno, sino expresar su desacuerdo con sus acciones, advertir que se estaba a punto de cruzar una línea final. Así que fue para expresar la ilegitimidad de la jugada de Tsipras, en ese nivel, optando por una delimitación clara con la misma.
Debo agregar que los dos ministros y figuras más importantes de la Plataforma de Izquierda, Lafazanis mismo y el diputado ministro de asuntos sociales, Dimitris Stratoulis, votaron ‘no’ en vistas a que quede claro. Lafazanis también ingresó una declaración diciendo que mientras que esa era la posición política de la Plataforma, no estaban intentando tirar abajo al gobierno.
¿Pero piensas que las capas recientemente radicalizadas de la clase obrera griega que ganaron el referéndum comprendieron lo que estaba pasando?
Entendieron que el gobierno perdió el control de su propia mayoría. Los medios hicieron el trabajo por nosotros, centrándose en Lafazanis, diciendo quiénes votaron ‘no’, ‘presente’ y ‘ausente’, etc. También debo agregar que entre aquellos que estuvieron ausentes, se cuentan los cuatro diputados de la corriente maoista (KOE) y Yanis Varoufakis mismo, que supuestamente tenía ‘obligaciones familiares’. Así que los medios hicieron todo el trabajo por nosotros, y todos se dieron cuenta de que había una división adentro del grupo parlamentario de Syriza.
Inmediatamente, los elementos del ala derecha de Syriza demandaron que aquellos que habían estado en desacuerdo de una u otro manera renunciaran inmediatamente de sus posiciones, incluyendo las bancas parlamentarias. Así que estaba bastante claro que Syriza estaba partido, a pesar de que las tácticas no eran claras.
El voto más simbólico y crucial sucederá ahora. El voto de la semana pasada fue una propuesta para las negociaciones. El próximo voto, que determinará el futuro de Syriza y el país, será el voto sobre el acuerdo firmado el domingo. Y creo que la información con la que cuento hasta ahora es que el voto será absolutamente claro, y en la memoria popular se establecerá el paralelo real con los votos famosos de mayo de 2010 y febrero de 2012, cuando todo el mundo estaba atento a cada individuo, cada diputado, para ver cómo votaban en esa ocasión.
¿Qué piensas del argumento de gente como Alex Callinicos, con quien debatiste hace unos días, que cree que era un momento en el cual la Plataforma de Izquierda tenía la legitimidad del referéndum y de alguna manera perdió esa oportunidad?
Pienso que es demasiado temprano para decir si perdimos o no. Las cosas no se deciden en un solo momento – no en ese momento al menos. Es un proceso de despliegue ahora, y pienso que el impacto real en la sociedad vendrá con el nuevo acuerdo firmado.
Lo que puedo decir en este momento es que la decisión de la Plataforma de Izquierda es reclamar al partido y demandar por un congreso. Creo que está bastante claro que este giro en U de Syriza tiene un apoyo minoritario adentro del partido.
Por supuesto, todos conocemos que las manipulaciones burocráticas de los procedimientos de un partido son interminables y demuestran una capacidad infinita de innovación. De todas formas, es muy difícil para mí pensar cómo la mayoría de los miembros de Syriza podrían aprobar lo que debe hacerse. Esencialmente la conducción resistirá de manera tenaz el llamado a un congreso. Veremos qué pasa, porque los estatutos nos permiten llamar a una reunión del comité central.
Pero objetivamente, el proceso que lleva a la desintegración de Syriza ya ha comenzado. Syriza se ha terminado y las divisiones son absolutamente inevitables. El único tema ahora es la manera en que se darán y la forma que tomarán.
De todas formas, lo que es probable que suceda es una remodelación de la mayoría gubernamental, hacia alguna forma de ‘unidad nacional’ o gabinete de ‘gran coalición’. Toda la lógica de la situación apunta en esa dirección.
Los cuatro ministros de la Plataforma de Izquierda dejarán el gabinete esta semana y el voto de mañana en el parlamento validará la existencia de una nueva mayoría pro-austeridad, reagrupando a la mayoría de los diputados de Syriza y a todos los otros partidos, con la excepción del KKE y de los Nazis. Se espera que al menos 40 diputados de Syriza rechazarán el acuerdo y que serán seguidos por algunos de los Griegos Independientes. El líder de To Potami ya se comporta como ministro en espera y la derecha discute de manera bastante abierta la posibilidad de unirse al gobierno, a pesar de que tal decisión no ha sido tomada aún.
Pero lo que estás describiendo es a la Plataforma de Izquierda actuando como un bloque disciplinado ¿Entonces sugieres que no está quebrada internamente, que el voto no fue una manifestación de tal cosa sino una maniobra táctica?
Tuvimos algunas pérdidas individuales, pero fueron muy limitadas, y hemos tenido éxito en preservar la coherencia de la Plataforma de Izquierda. Claramente, pienso que fue un error no haber presentado nuestro plan alternativo antes, pero un documento ha sido ingresado en la reunión plenaria del grupo parlamentario, y fue ingresado como una declaración común de la Plataforma de Izquierda, incluyendo a los dos miembros de la Corriente de Izquierda y la Red Network. Es absolutamente crucial mantener la coherencia entre eso dos componentes. Pero es más importante aún que toda la izquierda de Syriza operara de una manera cohesionada.
Hay toda clase de iniciativas más allá de las formaciones de la Plataforma de Izquierda en torno a cómo reaccionar con lo que está sucediendo. Ya sabemos que la tendencia de los así llamados ‘cincuenta y tres’ (el ala izquierda de la mayoría) se ha desintegrado, y no habrá mayores realineamientos de ese lado. La clave para nosotros es actuar como la representación legítima del ‘No’, el campo anti-austeridad, que es la mayoría de la sociedad griega y que ha sido objetivamente traicionada por lo que está sucediendo.
¿Está la conducción en posición de purgar el partido en términos constitucionales?
Ciertamente está en esa posición, y es una buena posición. Por supuesto, significa que los ministros de la Plataforma de Izquierda serán pronto despedidos de sus gabinetes. Sobre el partido, veremos.
¿Pero hay mecanismos que podrían usar?
Es muy difícil echar a alguien del partido, pero veremos cómo manipulan los procedimientos en el nivel del comité central.
¿Y se puede obligar a que la gente renuncie a sus bancas o no?
No, no se puede. Es completamente imposible. Ha habido una especie de carta adoptada por todos los candidatos de Syriza elegidos como diputados, diciendo que sólo renunciarían a su banca si desacordaran con la toma de decisiones de la mayoría. Pero las decisiones del gobierno no han sido aprobadas por ninguna instancia del partido. El comité central del partido, que es el único cuerpo elegido por el congreso del partido, no ha sido llamado desde hace meses. Así que la legitimidad de esas decisiones al interior del partido, y por supuesto al interior de la sociedad griega, no existe como tal.
Pero si hay nuevas elecciones ¿la conducción del partido puede excluir gente?
Ese es claramente su plan. Se hablaba de eso antes del referéndum, durante la última fase del proceso de negociación cuando el estancamiento se volvía cada vez más visible – la gente decía que Tsipras debería llamar a nuevas elecciones para purgar a todos los candidatos de la izquierda. Y creo que este es el plan que tienen en mente. Así que será una carrera entre el funcionamiento y la legitimidad del partido, y la manera en que manipulen la agenda política y el calendario, más particularmente el llamado a elecciones.
¿Cuál es tu evaluación del acuerdo firmado el fin de semana pasado entre el gobierno griego y el eurogrupo?
El acuerdo es en todos los niveles una continuación completa de la terapia de choque aplicada consistentemente a Grecia a lo largo de los últimos cinco años. Va incluso más lejos que todo lo que haya votado hasta ahora. Incluye un paquete de austeridad que estaba siendo presentado por la troika desde hace meses, con grandes superávit primarios, incrementando el ingreso del IVA y los impuestos excepcionales que han sido creados en estos últimos años, más recortes en las pensiones, y en los salarios del sector público, dado que la reforma de la escala salarial implicará recortes en los salarios.
También hay cambios institucionales importantes, con la hacienda volviéndose completamente autónoma del control político doméstico, de hecho se convierte en una herramienta en manos de la troika, y la creación de otra junta “independiente” monitoreando la política fiscal, habilitada para introducir automáticamente recortes horizontales si los objetivos en términos de superávit primario no se alcanzan.
Lo que se agregó, y que le da un sabor particularmente feroz a este acuerdo, es lo siguiente: primero confirma enfáticamente que el FMI está ahí para quedarse. Segundo, las instituciones de la troika estarán permanentemente presentes en Atenas. Tercero, se impide que Syriza implemente dos de sus más grandes objetivos como restablecer la legislación laboral – hay algunas referencias vagas para una mejor práctica europea, pero fue explícito el hecho de que el gobierno no puede volver a la legislación pasada – y por supuesto esto es cierto también en relación al salario mínimo.
El programa de privatizaciones sube a un nivel increíble – estamos hablando de cerca de 50 mil millones de privatización – así que absolutamente todos los bienes públicos serán vendidos. No sólo eso, sino que serán transferidos a una institución, todas ellas, completamente independientes de Grecia. Se habló de que una parte estaría en Luxemburgo – actualmente tendrá su base en Atenas – pero será completamente despojada de cualquier forma de control político. Esto es típico del proceso Treuhan que privatizó todos los bienes públicos en Alemania del Este.
Y la más fuerte de todas estas medidas es que, con excepción del proyecto de medidas humanitarias – que es una muestra muy pequeña del programa de Syriza, esencialmente un gesto simbólico – el gobierno deberá derogar todo el resto de los proyectos aprobados sobre política económica y social.
¿Y que hay con todos estas cuestiones sobre las cuales los liberales y los social-demócratas acostumbran a dar argumentos políticamente correctos para la austeridad, principalmente el presupuesto de defensa y la iglesia ortodoxa?
No hay nada sobre la iglesia. Hay una reducción del presupuesto de defensa, y hubo una discusión vaga en torno a hacer el reembolso de la deuda más viable, mientras que se rechazó cualquier tipo de amortización o cancelación de deuda, propiamente hablando.
Esto no cambiará casi nada, porque la tasa de interés de la deuda de Grecia es bastante baja, y los reembolsos anuales son extremadamente extendidos en el tiempo, así que hay poco para hacer para aliviar el peso de la deuda en ese sentido. No debemos olvidar que el último acuerdo es sólo un acuerdo preliminar para el memorándum que acompañará el préstamo de 86 mil millones, que por supuesto llevará a un aumento de la deuda.
Así que la cláusula vaga sobre una futura reconsideración de los términos del reembolso de la deuda es una jugada esencialmente retórica que sólo habilita a Tsipras a decir que han reconocido la necesidad de negociar con la cuestión de la deuda. Es pura retórica, palabras vacías.
¿Piensas que es un error del gobierno y de la Izquierda no haber hecho algo más con la iglesia ortodoxa, el ejército, y el presupuesto de defensa, y por lo tanto dar argumentos para el otro lado?
Honestamente, esta no es la prioridad. La deuda griega se debe esencialmente a la situación económica más amplia del país de crecimiento insostenible impulsado por préstamos todos estos años previos, y se debe al hecho de que el estado griego no ha establecido impuesto a las ganancias o a las clases medias y altas. Este es el corazón del problema. No el mito acerca de la iglesia.
Es difícil: poner impuestos a la iglesia no es algo que puede ser hecho de la noche a la mañana, porque los bienes que posee son extremadamente diversos. La mayoría toma la forma de compañías, o ingresos que vienen de la tierra, o el estado real. Así que hay un mito acerca de esto, cuando de hecho si se ponen impuestos sobre este tipo de bienes y las riquezas, también se ponen impuestos sobre la iglesia.
¿Entonces no hay alguna idea de que el gobierno tenga miedo respecto del costo político, sea frente a ANEL, o más generalmente en el país, de tomar una línea dura con la iglesia?
Mira, hay muchas cosas que podemos criticar de este gobierno, pero honestamente tratar de desplazar el peso de la responsabilidad a ANEL es la menos relevante.
Diría incluso que las jugadas más impactantes en el campo de la defensa o de la política exterior – por ejemplo, continuar con el acuerdo militar con Israel, hacer entrenamientos en el mediterráneo con los israelitas – todas estas decisiones fueron hechas por la gente de Syriza, como Dragasakis. Dice bastante el hecho de que fue en representación del gobierno griego a la recepción dada por la embajada de Israel para celebrar los 25 años de la relación diplomática normal entre Grecia e Israel.
¿Y qué hay con la otra vuelta que la gente está tratando de darle a esto, que Tsipras ha reintroducido la política en estas discusiones técnicas, ha expuesto al otro lado por lo que realmente es, ahora en la opinión pública Merkel y los otros son mostrados como los monstruos que son, etc.?
De manera inadvertida, creo que es la situación actual ¡Un camarada me envió un mensaje diciendo que es verdad que el gobierno de Syriza ha logrado hacer que la UE sea mucho más odiada por el pueblo griego que cualquiera logro que al respecto haya podido tener Antarsya o el KKE en veinte años de retórica anti EU!
Hablemos de lo que viene ahora. Hay una votación sobre el nuevo paquete de austeridad esta semana, en el cual confías que la Plataforma de Izquierda votará en contra, un congreso de emergencia del partido para intentar y rejuntar la mayoría con divisiones y expulsiones potenciales ¿Qué sigue entonces? ¿Una reconstrucción de la izquierda con elementos de Antarsya?
Es demasiado temprano para discutir tales perspectivas tan a futuro.
¿Pero las relaciones entre Antarsya y la Plataforma de Izquierda han mejorado?
Creo que lo que fue importante es que la mayor parte de los sectores de Antarsya realmente pelearon con gran espíritu la batalla del referéndum, y en muchos lugares hubo comités locales que involucraban a todas las fuerzas del ‘No’, lo que significa esencialmente Syriza y dichos sectores de Antarsya. Así que creo que hay posibilidades políticas que deben ser exploradas.
De todas formas, no soy tan optimista respecto de Antarsya porque creo que el pegamento que los mantiene unidos es todavía ultra-izquierdista. Podemos verlo claramente en su afirmación según la cual esta derrota claramente les ha dado la razón, es el fracaso de todos los reformismos de izquierda, y lo que necesitamos es un partido verdaderamente revolucionario, y por supuesto que ellos son la vanguardia que constituye el núcleo de ese partido y que continuarán hasta el final. Así que pienso que habrá alguna recomposición, pero creo que será sólo a una escala limitada.
¿Y hay potencialmente alguna actividad de movimientos sociales hoy? Se habló de un paro general en el sector público.
Este es el factor más decisivo todavía desconocido ¿Cuál es el contexto más general ahora? Tenemos un nuevo memorándum, y tenemos una reconfiguración de la mayoría parlamentaria que está detrás de este memorándum. Será simbólicamente avalado por el voto que se acerca, donde veremos que la mayoría de los diputados de Syriza votarán juntos una vez más con los partidos pro-austeridad por un nuevo memorándum, y una vez más tenemos una brecha entre la representación política de este país y la gente. Así que esta contradicción debe ser resuelta.
Claramente este terreno está abierto ahora para los Nazis. Intentarán hacer el mejor uso de eso. Han votado contra la propuesta griega, y seguramente lo harán en contra del nuevo memorándum, llamándolo una nueva traición. La gran pregunta es cuál será el nivel de movilización social contra el tsunami de medidas que caerán sobre los hombros de la clase trabajadora y por supuesta la urgencia absoluta de reconstituir una izquierda anti-austeridad en lucha. Ese es el desafío principal, por supuesto.
Sabemos que tenemos algunos elementos para reconstruir a la izquierda, sabemos que tenemos una gran responsabilidad en los hombros de la izquierda de Syriza, en el amplio sentido del término. En sentido más restringido del término, una responsabilidad aún mayor tiene la Plataforma de Izquierda, porque es la más estructurada, coherente y políticamente lúcida de todo el espectro de fuerzas. Así que esa será la prueba de los meses siguientes.
Volvamos atrás y miremos el proceso completo, y la primera entrevista que diste a Jacobin: primero, en lo que refiere a la cuestión estratégica general de la Plataforma de Izquierda en relación al gobierno y a los movimientos sociales simultáneamente ¿cuál es tu balance de eso?
Primero comencemos con el contexto más general. Lo que dije en la entrevista es que sólo había dos posibilidades para la situación griega, confrontación o capitulación. Tuvimos capitulación, pero también tuvimos momentos confrontativos que fueron muy pobremente dirigidos por parte del gobierno. Esa fue la prueba real.
Obviamente la estrategia del ‘buen euro’ y la ‘izquierda europeísta’ colapsó, y mucha gente lo sabe ahora. El proceso del referéndum lo volvió claro. El proceso del referéndum dejó eso en claro, y la prueba fue hasta el límite. Fue una lección dura, pero necesaria.
La segunda hipótesis que formulé fue que se requieren triunfos políticos, incluyendo el nivel electoral, para lanzar nuevos ciclos de movilización. Pienso que esto también se comprobó, en dos momentos cruciales.
El primero fueron las tres semanas siguientes a la elección, cuando el estado de ánimo de la gente era muy combativo, confrontativo, y los espíritus estaban en alto. Esto terminó con el acuerdo del 20 de febrero. Desde ahí en adelante, implicó una recaída a un estado de pasividad, ansiedad e incertidumbre sobre lo que estaba pasando. El segundo momento fue el referéndum, por supuesto. Entonces vimos cómo la iniciativa política abre una secuencia confrontativa libera fuerzas y actúa como un catalizador para procesos de radicalización en capas más amplias de la sociedad. Es una lección que también aprendimos de esto.
Sobre la relación de los movimientos sociales y la Plataforma de Izquierda. Bueno, dada la pobreza del historial del gobierno, lo que podemos decir es que no ha habido iniciativas específicas que pudiesen abrir espacios concretos para la movilización popular. Esas medidas nunca se tomaron. Así que esta hipótesis, en ese nivel al menos, no ha sido comprobada. Lo que viene por delante es algo mucho más familiar, que es movilizarse contra las políticas de un gobierno pro-austeridad.
Syriza no implementó casi nada de su programa electoral. Lo mejor que hicieron los ministros de la Plataforma de Izquierda es bloquear un número de procesos, particularmente la privatización del sector de energía que había sido iniciada. Ganaron un poco de tiempo, pero eso es todo. Lo que vimos claramente en ese periodo es que el gobierno, la conducción, se volvió completamente autónoma del partido. Ese proceso ya había comenzado – hablamos de ello en nuestra última conversación – pero ahora ha alcanzado otro nivel.
Esto se acrecentó por el hecho de que todo el proceso de negociación por sí mismo despertó pasividad y ansiedad entre la gente y los sectores más combativos de la sociedad, llevándolos al agotamiento. Antes del referéndum, el estado de ánimo era claramente “podemos soportar este tipo de tortura, en algún punto tiene que terminar’.
Esto es algo que personalmente no esperé. Pensé que el ritmo sería más acelerado. No preví que este proceso de quedar crecientemente atrapado en este estancamiento absoluto duraría tanto tiempo, limitando enormemente nuestra propia iniciativa.
Este es un momento de autocrítica inevitable, que recién comienza. Claramente, la Plataforma de Izquierda pudo haber hecho más en ese periodo ingresando propuestas alternativas. El error está claro porque el documento alternativo mismo está ahí, pero había una duda interna en torno al momento adecuado para lanzarlo.
Hemos sido neutralizados y sobrepasados por una secuencia sin fin de negociaciones y de momentos dramáticos, y fue sólo cuando era demasiado tarde, en la reunión plenaria del grupo parlamentario, que una versión reducida de las propuestas se hizo finalmente pública y empezó a circular. Es claramente algo que debimos haber hecho antes.
¿Y qué dices de los ataques a las declaraciones de Costas Lapavitsas sobre que Grecia no estaba lista para el Grexit, no habiendo en ese caso otra opción? Uno de los problemas con esa formulación es que, a pesar de que es empíricamente verdad que no había preparaciones para el Grexie, es una especie de declaración que se autofortalece, porque la gente que quiere el Grexit nunca estaría en posición de emprender las preparaciones.
Creo que la declaración de Costas ha sido mal interpretada. Primero que todo, Costas es una de las 5 personas que firmó el documento propuesto por la Plataforma de Izquierda que establece claramente que una alternativa es posible, incluso ahora.
Lo que Costas quiso enfatizar en la declaración, a puertas cerradas en el grupo parlamentario, es lo siguiente: el Grexit necesita ser preparado prácticamente y había una decisión política de no preparar nada y por lo tanto cortar toda posibilidad, materialmente hablando, de alternativas en el momento más crítico.
Fue ese tipo de estrategia que sistemáticamente impuso el gobierno. Y pienso que esta era la obsesión de Giannis Dragasakis – hizo imposible que se hicieran movimientos hacia el control público de las bancas. Es el hombre de confianza actualmente para los banqueros y los sectores del gran capital en Grecia y se ha asegurado de que el núcleo del sistema permanezca sin cambios desde que Syriza tomó el poder.
¿Y confirmas que había preparaciones iniciales para el Grexit sobre la mesa y que fueron rechazadas?
Muy vagamente. En reuniones de gabinetes restringidas, las así llamados consejos de gobierno, donde solo 10 ministros principales participan, Varoufakis mencionó la necesidad de considerar el Grexit como una acción posible y prepararse para eso. Pienso que había algunas elaboraciones sobre moneda paralela, pero todo permaneció muy vago y pobremente preparado.
Ahora, como dije antes, en su entrevista a New Statesment, Varoufakis presenta una narrativa según la cual preparaba un plan alternativo durante el momento previo al referéndum. Pero es también una confesión de lo tarde que llegó.
¿En qué dirías ahora – además del ritmo y la desmoralización – que fallaron o que comprendieron sólo incompletamente al comienzo de este proceso, y que ahora entienden mejor?
He rebobinado el film en mi cabeza innumerable cantidad de veces todos estos años tratando de comprender los momentos de bifurcación. Y, para mí, el momento decisivo de bifurcación para la situación griega fue el período inmediatamente posterior al alza de las movilizaciones populares a fines de 2011 y antes de la secuencia electoral de 2012.
Como seguro sabes, estuve muy involucrado con Costas Lapavitsas y otros camaradas, incluyendo la dirigencia de la Plataforma de Izquierda en ese momento, en iniciativas para constituir un proyecto anti-austeridad de toda la izquierda anti-europeísta.
La discusión estaba bastante avanzada, de hecho, porque había incluso algunos documentos esbozados por Panagiotis Lafazanis, y luego corregidos por otra gente que participaba en esas discusiones. La idea era abrir un espacio de discusión común y acciones entre la Plataforma de Izquierda de Syriza, ciertos sectores de Antarsya y algunas campañas y movimientos sociales.
Esta iniciativa nunca se actualizó porque fue categóricamente rechazada, en su etapa final, porque la conducción del mayor componente de Antarsya, NAR (Corriente de Nueva Izquierda), que mostró cuán incapaces eran de entender la dinámica de la situación y la necesidad de cambiar de alguna manera la configuración de fuerzas y el modo de intervención de la izquierda.
Una vez que esta posibilidad se cerró, retrospectivamente, algunas secciones de la izquierda griega que estaban menos atadas a políticas de partido podrían haber tomado un tipo de iniciativa al estilo Podemos, o tal vez de manera más realista, un tipo de iniciativa al estilo del CUP Catalán con sectores tal vez de la izquierda lejana pero con un tenor movimientista.
Pero, una vez más, no hubo sectores listos para hacer eso. Todos estaban demasiado atados a las limitaciones de las estructuras existentes, y el único intento de redistribuir las cartas fracasó, en este caso por el peso del ultraizquierdismo tradicional.
¿Quieres agregar algo más?
Sí, quiero agregar una reflexión más general sobre el sentido de estar justificado o ser derrotado en una lucha política. Pienso en lo que, para un marxista, necesariamente esto implica una comprensión historizada de los términos. Puedes decir, por un lado, que lo que estuviste diciendo está justificado porque se prueba verdadero.
Es la estrategia usual del te-lo-dije. Pero, si eres incapaz de darle un poder concreto a esa posición, políticamente eres derrotado. Porque, si estás impotente y te pruebas incapaz de transformar tu posición en una práctica de masas, entonces obviamente políticamente no estás justificado. Eso es una cosa.
Lo segundo es que no todos han sido derrotados ni tampoco lo han sido en la misma medida. Quiero remarcar eso. Pienso que era absolutamente crucial que la batalla interna en Syriza se desatara.
Déjame ser claro al respecto ¿Cuál era la otra opción? Habiendo pasado la prueba de ese período decisivo, tanto el KKE como Antarsya han probado, en muchas maneras distintas por supuesto, cuán irrelevantes son. Para nosotros, la única opción alternativa hubiese sido romper con la conducción de Syriza más temprano. De todas formas, dada la dinámica de la situación luego de la bifurcación crucial de 2011 y principios de 2012, nos hubiese marginado inmediatamente.
El único resultado concreto que puedo ver sería que podríamos agregar algunos grupos más a los diez o doce grupos que constituyen Antarsya, y que Antarsya en lugar de tener 0.7% pasara a tener un 1%. Eso significaría que Syriza hubiese sido entregada a Tsipras y la mayoría, o al menos a esas fuerzas afuera de la Plataforma de Izquierda.
Ahora, en la sociedad griega está claro que la única oposición visible a lo que el gobierno está haciendo por izquierda es el KKE. No puedes negar eso, pero son totalmente irrelevantes políticamente. No hemos hablado del rol del KKE durante el referéndum, pero fue una absoluta caricatura de su propia irrelevancia. Llamaron a impugnar el voto, pidieron a los votantes que usaran la boleta que habían hecho ellos mismos con un ‘doble no’ escrito en ella (para la UE y para el gobierno). Estos papeles fueron por supuesto inválidos, la operación entera terminó siendo un fiasco. La conducción del KKE no fue seguida ni siquiera por sus propios votantes, casi un 1% del total, tal vez menos, usaron esas boletas inválidas.
Y, además de ellos, está la Plataforma de Izquierda. El pueblo griego sabe, y los medios lo repiten constantemente, que para Tsipras, la principal piedra en el zapato es Lafazanis y la Plataforma de Izquierda. Podemos agregar a Zoe Konstantopoulou. Pienso que eso es lo que hemos ganado de esa situación. Tenemos una base desde la cual comenzar un nuevo ciclo, una fuerza que ha estado en el frente de esa batalla política y carga con esta experiencia sin precedentes.
Todos entienden que si fracasamos, si no estamos a la altura de la situación, la izquierda se reducirá a ruinas luego de esto.
Desde esta perspectiva, que es la perspectiva de la reconstrucción de la izquierda anticapitalista, sin pretender que somos la única fuerza que cumplirá un rol importante, reconocemos la magnitud de los desafíos, lo cual pone una responsabilidad muy grande sobre lo que hagamos aquí y ahora.
https://www.jacobinmag.com/2015/07/tsipras-varoufakis-kouvelakis-syriza-euro-debt/
Traducción: Valentín Huarte para Democracia Socialista