A principios de julio, y ante el escaso entusiasmo del Gobierno de Namibia por meterse en “berenjenales” políticos con la antigua potencia colonial, una delegación de descendientes de las víctimas de aquellas matanzas se trasladó a Alemania para mover cielo y tierra con un objetivo muy claro: que Berlín no solo admita que aquello fue un genocidio, sino que colabore en la repatriación de los restos de víctimas que fueron trasladados a Alemania para utilizarlos en experimentos pseudocientíficos de índole claramente racista y que ponga en marcha un proceso de reparación por los daños cometidos.
Durante su visita a Alemania, los delegados namibios fueron recibidos por el partido de La Izquierda (Die Linke), que presentó una moción en ese sentido en el Bundestag. El 8 de julio, el presidente de la Cámara, Norbert Lammert (de la Unión Demócrata Cristiana, CDU, el partido de la canciller, Angela Merkel), dio el primer paso, al declarar al semanario Die Zeit que, “según los parámetros actuales del Derecho Internacional, la represión del levantamiento de los herero fue un genocidio”.
La superación del genocidio es el único elemento que enturbia en la actualidad las relaciones entre Namibia y Alemania. De momento ya han comenzado las conversaciones, en las que el tema de las reparaciones será crucial.
Entre masacres, expropiaciones y otros abusos, resulta difícil calcular el perjuicio económico exacto, pero los delegados no consideran exagerado reclamar mil millones de dólares por los crímenes, imprescriptibles según el Derecho Internacional, cometidos contra los hereros y los namas por el Imperio alemán.
Las presiones también fueron intensas desde la propia Alemania. El 9 de julio, con motivo del centenario del fin del dominio sobre la antigua colonia de África Alemana del Sudoeste, se puso en marcha una campaña de recogida de firmas en la que, bajo el manifiesto Völkermord ist Völkermord! (Genocidio es genocidio), se reclama al presidente del país, Joachim Gauck, al Parlamento y al Gobierno, que “reconozcan oficialmente el genocidio de los hereros y los namas".
Asimismo, el manifiesto pide a Alemania que se disculpe públicamente por estos hechos y colabore en la identificación y devolución de los restos humanos que fueron deportados desde Namibia y otras colonias alemanas a Alemania, “donde se utilizaron para investigaciones pseudocientíficas de carácter racista”.
Entre los firmantes figuran la vicepresidenta del Bundestag, Claudia Roth; el copresidente de Die Linke, Bernd Riexinger, y la exministra alemana de Desarrollo Heidemarie Wieczorek-Zeul.
Por fin, el paso más importante se produjo el 10 de julio, cuando el Gobierno de Angela Merkel admitió oficialmente que “la guerra de exterminio emprendida en Namibia entre 1904 y 1908 constituyó un crimen de guerra y un genocidio”.
Se trataba de la primera vez que Berlín utilizaba este término para definir las atrocidades perpetradas por las Schutztruppe en la antigua colonia.
Fuente; http://sabemosdigital.com/hoy/2129-alemania-reconoce-por-primera-vez-el-genocidio-de-namibia-el-preludio-de-las-atrocidades-del-iii-reich