Pinchuk, Akhmetov y Kolomoisky
En su presentación de Mikhail Saakashvili como gobernador de la región de Odessa, Petro Poroshenko volvía a insistir, como lo ha hecho desde antes incluso de convertirse en presidente, en la necesidad de acabar con el poder de la oligarquía.
Pero la realidad no se corresponde con sus palabras: el propio Poroshenko ha visto cómo su riqueza aumentaba considerablemente este año.
El papel de los oligarcas en la economía y en la política ucraniana sigue siendo importante.
Artículo original de Alexander Donetsky para Strategic Culture
El golpe de Estado de 2014 en Kiev no tenía como objetivo servir a los intereses de la población sino beneficiar a los grandes actores geopolíticos y a los oligarcas.
Los primeros querían iniciar una ofensiva contra Rusia, mientras que los segundos querían aprovecharse de la inestabilidad y buscar beneficios para sus empresas.
Algunos oligarcas, especialmente los cercanos a Yanukovich, han sufrido pérdidas como resultado de la ruptura de relaciones económicas con Rusia, la pérdida de control de empresas y la devastación de la guerra.
La ingeniería, la metalurgia y las minas de carbón han sido los sectores más afectados. Rinat Akhmetov, hasta entonces el hombre más rico de Ucrania, vio su cómo su fortuna se quedaba a la mitad, pero tenía suficiente influencia en Kiev para conseguir que sus empresas en Donbass sufrieran mínimos daños.
Las fuerzas de Novorrusia pudieron destruirlas, pero no lo hicieron. En septiembre de 2014 no atacaron la ciudad portuaria de Mariupol, que Akhmetov utiliza para exportar metales a Europa. Forbes cifró su fortuna en $6.900 millones.
Pero los combates no fueron la única razón de sus pérdidas. Los precios del acero han caído a nivel mundial.
Viktor Pinchuk, yerno de Leonid Kuchma, ha perdido mucho. Su producción se centra en tuberías y raíles de ferrocarril. Su fábrica ferroviaria de Stakhanov se encontró en medio de una zona de combates.
Los dueños del Privat Group, Ihor Kolomoisky y Gennady Bogolyubov, fueron acusados de usar tácticas de asalto para hacerse con el conglomerado de producción de hierro Krivorizh, propiedad de Pinchuk.
Los procedimientos judiciales se alargaron sin que dieran ningún resultado. Pinchuk compensó estas pérdidas.
Su apoyo a Maidan le ayudo a conseguir que la Unión Europea retirara los aranceles de importación de las tuberías, por lo que compensó las pérdidas sufridas en 2013. Pinchuk también aumentó beneficios de sus canales de televisión, pese a un descenso del 19% en el mercado publicitario.
Dmitry Firtash, otro oligarca, también financió Maidan. Aunque ha pasado una mala racha, ha minimizado las pérdidas. En marzo de 2014, fue detenido por la policía austriaca a petición del FBI como sospechoso de corrupción y crimen organizado.
El Gobierno de Yatseniuk optó por no usar el gas comprado por Firtash, pero esto no acabó con sus negocios. Durante meses, la fábrica Stirol, propiedad de Firtash, fue la única empresa intacta por las operaciones militares ucranianas en Gorlovka. El oligarca mantuvo discrepancias con Yulia Timoshenko, que trató de mantenerle alejado de sus maniobras con el gas ruso. Como sponsor de Yatseniuk, Firtash maniobró para conseguir el control la planta de magnesio Dneprovsky, la mina y complejo metalúrgico Volnogorsky y la mina y planta de procesamiento Irshan.
No todos los oligarcas han sufrido. Yury Kosyuk, propietario de MHP Company ha aumentado su fortuna. Sin aranceles a la importación, ha aumentado sus exportaciones de productos avícolas.
El consumo de pollo ha aumentado un 19% en Ucrania, ya que la población lo prefiere a otros tipos de carne. Kosyuk y Firtash han mantenido la propiedad de sus negocios en Crimea, donde se han convertido en algunos de los más grandes complejos agrícolas de la Federación Rusa.
Los éxitos de Yuri Kosyuk son escasos comparados con los de Ihor Kolomoisky, otro depredador que ha conseguido sobrevivir y aprovecharse del golpe de Estado. Kolomoisky fue uno de los principales financiadores de Maidan y los grupos neo-nazis que actuaron como las principales fuerzas de asalto para derrocar a Yanukovich.
Kolomoisky no solo era el gobernador de Dnepropetrovsk. Su gente controlaba las regiones de Odessa, Nikolaev y Kherson. Armó y financió batallones punitivos que reprimieron brutalmente a la población de Donbass. Son famosos por saquear, secuestrar y asesinar masivamente.
Informes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch o la OSCE han denunciado algunos de esos crímenes. En la fase inicial de las operaciones de combate, los vehículos blindados de uso y propiedad del Privat Bank de Kolomoisky fueron utilizados como blindados de uso militar.
El neo-nazi Pravy Sector tenía su sede en Dnepropetrovsk.
En tiempos de Yanukovich, muchos de los miembros de esta organización fueron acusados de participación en actividades terroristas.
Como signo de gratitud, las nuevas autoridades miraron para otro lado en cuestión de los abusos de Kolomoisky. El Privat Bank de Kolomoisky y Bogolyuboy se ha hecho indestructible. El llamado impuesto de guerra se recaudaba a través de las tarjetas de dicho banco.
Tras la proclamación de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, el Privat fue el único banco en el que aún podía hacerse transferencias incluso a pesar del bloqueo. En 2014, Privat obtuvo la mejor parte de los subsidios estatales el primer tramo de asistencia financiera occidental para la reconstrucción económica del país.
A finales de marzo de 2015, Kolomoisky trató de tomar el control de Ukrnafta y Ukrtransnafta, lo que causó un escándalo. Para ello utilizó a matones armados del Pravy Sector como si se tratara de su ejército privado. En realidad, había declarado la guerra al presidente de Ucrania.
Tras perder esa guerra y su puesto como gobernador, abandonó el país, aunque no antes de haber logrado algunos compromisos en temas económicos. Kolomoisky se reserva cierta influencia sobre el Gobierno. Mantiene el control sobre sus diputados, que ganaron sus puestos gracias a sus maniobras y amenazas de violencia contra los comités electorales. Parece que, bajo condiciones de crisis, la fortuna de Kolomoisky, segundo hombre más rico de Ucrania tras Rinat Akhmetov, no solo evitará el colapso, sino que aumentará.
El nuevo presidente de Ucrania también se ha enriquecido notablemente. Antes de las elecciones, Poroshenko prometió vender todas sus propiedades.
No cumplió su promesa, aunque se asociara con Rothchild para ello. Su confitería Roshen multiplicó por nueve sus beneficios en 2014.
El Banco Internacional de Inversión, también propiedad de Poroshenko, multiplicó por tres su capitalización mientras el sector bancario nacional se colapsaba. Solo Valeria Gontareva, presidenta del Banco Nacional, y el fiscal general Vitaly Yarema han tenido un mejor año. Es indicativo de la composición de las autoridades del sector bancario de Ucrania.
La principal preocupación de aquellos que representan a la nueva Ucrania es su propio bienestar. No importa si Poroshenko y Kolomoisky están en guerra: el presidente ucraniano sigue teniendo un depósito de $50 millones en el Privat Bank. De ahí que prometiera evitar que las operaciones del banco sufrieran problema alguno.
Bogdan Motors, que manufactura coches, es propiedad de Poroshenko y disfruta de beneficios. Por ejemplo, puede variar los precios de los tranvías antes de ser entregados a las capitales regionales y a Kiev. El presidente no pudo aguantar la tentación de comparar 1,1 hectáreas de tierra por valor de $8 millones en Tsarkoe Selo, un distrito de lujo de Kiev cercano a Pechersk Lavra.
El ayuntamiento de Kiev cedió tierra gratis a los ayudantes de Poroshenko.
La retórica belicista no impide a Poroshenko pagar impuestos en Rusia, donde está situado su negocio de chocolates. La fábrica de Roshen en Mariupol cesó la producción y parte de su equipamiento se mudó a Lipetsk (Rusia). La evacuación de la fábrica se produjo en el momento en que el ejército ucraniano comenzaba a bombardear las posiciones de la milicia de Novorrusia en los alrededores de Mariupol.
Estos actos sugieren que las fuerzas del Gobierno pueden reanudar los combates en cualquier momento. Poroshenko no quiere arriesgar sus propiedades.
La guerra desencadenada por el Gobierno en el este de Ucrania ha causado la muerte y el empobrecimiento de la población. Pero al mismo tiempo creó grandes posibilidades para el enriquecimiento personal del Gobierno, de quienes están cerca de él y de los oligarcas. Cuanto más alto es el puesto, más altos son los beneficios.
http://slavyangrad.es/2015/05/31/guerra-para-enriquecer-a-la-oligarquia/