Pablo Gonzalez

Ucrania: el caso Krawciw


Publicado por nahiasanzo//LAVYANGRAD.es

En su incesante lucha contra la supuesta agresión rusa, el Gobierno ucraniano parece haber perdido ya la fe en el apoyo de la Unión Europea y mira a Estados Unidos en lo que se refiere a la ayuda militar que dice necesitar para defenderse. 

“Estamos pidiendo armas defensivas, no ofensivas”, decía recientemente el primer ministro Yatseniuk en una entrevista. “Estamos intentando solucionar el problema [de Donbass] únicamente por vías diplomáticas…pero los diplomáticos necesitan ayuda”.

Ante las dificultades para solucionar un conflicto político que el Gobierno ucraniano nunca ha sabido llevar, y que derivó en una guerra que se ha cobrado la vida de casi 7.000 personas, el Gobierno ucraniano mira hacia Estados Unidos en busca de apoyo militar y financiación. Pese al victimismo de Kiev, la colaboración entre Ucrania y el ejército estadounidense ha sido una constante desde el momento en que el país obtuvo su independencia.

Según relató él mismo en una entrevista publicada en 2001 en la revistaAssembly (Only in America), el Mayor General de los Estados Unidos Nicholas Krawciw, “Hoko”, nació en Lviv en 1935 en el seno de una familia vinculada al movimiento nacionalista y a la OUN.

Krawciw se inicia en la acción militar como voluntario en 1962 en Vietnam. Ahí asesora, bajo el mando del entonces Teniente Coronel John Vann, al 2º Regimiento de Caballería Acorazada del Ejército survietnamita. Esa primera experiencia le permitiría conocer de primera mano la acción contrainsurgente en la lucha contra el Vietcong. Repatriado en 1963, después de resultar herido en una emboscada en la zona fronteriza con Camboya, vuelve a Vietnam entre 1968 y 1969.


A su vuelta del sureste asiático, Krawciw se incorpora a primeros de los años 70 al Pentágono. Ahí colabora con el General Richard Stilwell, uno de los miembros del comité secreto para la política de operaciones especiales, el SOPAG, que Jack Singlaub dirigiría a mediados de los años 80, durante el mandato de Ronald Reagan. No es el único de los miembros de ese grupo con el que Krawciw colabora en ese periodo, tal y como revela la relación con Edward (Shy) Meyer.

En 1973, Krawciw aparece mencionado en algunos de los documentos desclasificados en los que se analizan los riesgos de seguridad planteados por la visita que Brezhnev realiza en aquel año a los Estados Unidos.

La carrera militar de Krawciw termina, por razones de salud, en el verano de 1990, no sin que antes colabore con Dick Cheney en el Pentágono cuando éste era Director de Política para la OTAN. En ese periodo, también colabora en la formación del ejército español para el desempeño de sus funciones en esa organización militar.

Ceremonia de retiro del Ejército de Krawciw, junto a Dick Cheney, Junio de 1990

Tras retirarse, el entonces subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, es uno de los personajes del establishment norteamericano que le animan a contribuir a la construcción política de la nueva Ucrania, recién accedida a su independencia de la Unión Soviética. Es contactado por dos responsables políticos de la Administración Kuchma, primer presidente de la Ucrania independiente, para establecer un instituto no gubernamental de ciencia política, el International Institute on Global and Regional Security.

En 1992 decide trasladarse a ese país. Ahí entra en contacto con George Soros que acepta financiar la puesta en marcha del nuevo instituto. En 1993 se incorpora al Instituto Ian Brzezinski, hoy vinculado al Atlantic Council, y evidentemente vinculado también a Zbig Brzezinski, uno de los grandes artífices de la política estadounidense hacia los países de la antigua Unión Soviética. El Instituto resulta en cierta forma un antecedente del actual International Crisis Group.

También en 1992, Krawciw es contactado de nuevo por Paul Wolfowitz así como por el General Galvin, vinculado a la colaboración militar estadounidense en El Salvador durante los años 80. Le proponen establecer un Instituto de apoyo, desde la perspectiva de la Defensa, a las reformas en los países del Este de Europa independizados de la URSS. A finales de 1992, Cheney concreta la iniciativa y aprueba la creación del Marshall Center for European Security Studies, finalmente abierto el 5 de mayo de 1993. Krawciw invita al Jefe del Estado Mayor ucraniano a la inauguración.

Krawciw colabora además con la Oficina del Secretario de Defensa, William Cohen, actuando de contacto militar con los responsables del Ejército de Ucrania. Esta colaboración culmina en 1997 con la designación de Krawciw como Representante Militar del Secretario de Defensa de los Estados Unidos en Ucrania, un puesto de carácter consultivo. También asesora en esos años al Ministerio de Defensa y a la Rada en materia militar.

Con William Cohen y el entonces ministro ucraniano de Defensa Kazmrk, Julio de 1999

Krawciw participa en todos los ejercicios conjuntos entre Ucrania y la OTAN en el contexto del Partnership for Peace. Contribuye igualmente al desarrollo de los programas de intercambio en materia de formación militar, orientados a reformar el modelo formativo heredado del periodo soviético. También colabora con el ejército de Ucrania en la iniciativa de introducir un cuerpo de servicio civil, una fuerza de voluntarios. En 2014, su iniciativa tendría amplio impacto con el papel de los Batallones punitivos de voluntarios.

Según diversas fuentes militares, el papel de Krawciw habría resultado exitoso en su intento por mejorar el desarrollo profesional de las fuerzas armadas ucranianas, el ajuste de su personal a las necesidades, el impulso de su estructura de liderazgo y el desarrollo de una nueva ética alejada del modelo “totalitario” heredado de la Unión Soviética.

La crisis del ejército ucraniano tras la pérdida de Crimea y de Donbass no invitan hoy sin embargo, ni a amigos ni enemigos de Ucrania, a dar demasiado crédito a estas conclusiones. Pero la historia de Krawciw sí revela, en cualquier caso, que la colaboración entre los ejércitos de Estados Unidos y de Ucrania, incluidas las organizaciones civiles en las que ambos buscan apoyarse, tiene una larga historia que permite entender mucho de lo que hoy sucede en el conflicto de Donbass.

En sus declaraciones, Krawciw ha insistido en la necesidad de que un ejército moderno acepte su subordinación al poder civil. Sin embargo, quienes alaban sus esfuerzos de renovación de las fuerzas armadas de Ucrania señalan como su hito culminante la negativa del ejército ucraniano a dispersar a los manifestantes de la Revolución naranja de 2004. Como también revela la experiencia de Maidan en 2014, la subordinación al poder civil sólo parece ser por tanto válida si éste está ocupado por los descendientes políticos del nacionalismo ucraniano. Los defensores de otras culturas políticas no parecen tener derecho al gobierno, ya sea por ser herederos del pasado soviético o por ser portadores de la corrupción y del fraude electoral.

El compromiso de ejército de Ucrania con la ofensiva ATO en el Donbass marca en realidad la crisis de la propuesta modernizadora de Krawciw. No puede haber democracia cuando una parte cree ser la única legitimada para representar al pueblo y acceder al poder en su nombre. No puede haber ejército democrático que bombardee a su pueblo.


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Publicado por Odio de Clase

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