Cuando Petrocaribe arribe al décimo aniversario de su creación ocurrida el 29 de junio de 2005, se puede afirmar con toda seguridad que se ha convertido en protector de las pequeñas economías del Caribe y Centroamérica, e impulsor de políticas sociales más favorables para esos pueblos.
Este organismo de integración regional, surgido y formado por el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías ha pasado en estos diez años del inicial intercambio petrolero hacia etapas superiores pues ha consolidado una zona de desarrollo económico y social entre sus afiliados.
Sus actuales miembros, Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Surinam y Venezuela, se han beneficiado con las ventajas ofrecidas por este mecanismo que impidió el quiebre de las economías de esas naciones en una coyuntura de crisis internacional adversa.
Como argumentó el vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel durante la IX cumbre del organismo realizada el pasado mes de marzo en Caracas, Petrocaribe permitió con programas económicos sociales, contrarrestar las secuelas que dejaron tantos siglos de colonialismo y neocolonialismo donde se crearon injustas asimetrías económicas y condenaron a las naciones del Caribe insular y ribereño a enmascarar las desigualdades con certificados de renta media.
Además, Petrocaribe devino mecanismo de la unión y cooperación, que continúa asegurando el abastecimiento de recursos energéticos en condiciones preferenciales y justas a un importante grupo de naciones pobres, y con ello contribuye significativamente a la preservación de la estabilidad política y económica regional.
Sus integrantes reciben crudo venezolano en condiciones ventajosas, con un financiamiento que llega al 40 % cuando el precio del petróleo supera los 50 dólares; al 50 % si pasa los 80 dólares y al 60 % cuando la barrera se sitúa en 100 dólares. El plazo de financiamiento es de 25 años y la tasa de interés que se aplica es de entre 1 y 2 %.
En estos diez años, mediante Petrocaribe se han suministrado a sus miembros más de 300 millones de barriles de crudo, recurso que se ha convertido, gracias a la solidaridad de Venezuela, en una poderosa herramienta para construir sociedades más justas y menos dependientes de los organismos financieros internacionales.
Los impulsos en infraestructura energética, la cuantiosa inversión social en más de 430 programas, la constitución de 15 empresas mixtas, entre otras acciones, demuestran el carácter verdaderamente integral de esa solidaria iniciativa que trasciende el ámbito del suministro de hidrocarburos.
Se impulsaron inversiones en infraestructura energéticas en diferentes países, como plantas de llenado de gas licuado, refinerías, centros de almacenamiento y distribución de crudo y derivados, además de equipos de generación de energía eléctrica.
Los programas de educación se han extendido y se labora para erradicar el analfabetismo con el método Yo Si Puedo proporcionado y asesorado por Cuba. Mientras en la salud, se han creado centros de atención médica, que van desde consultas hasta intervenciones quirúrgicas gratuitas, entre ellas la que le han devuelto la visión a millones de pacientes pobres que nunca hubieran podido pagar por esos servicios.
Gran énfasis se ha puesto en tratar de solventar la grave situación alimentaria con nuevos programas de desarrollo agrícola, debido al encarecimiento de esos productos en el mercado internacional.
En la IX Cumbre, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció que el organismo aportará 220 millones de dólares al Fondo de Inversión Solidaria Petrocaribe-Alba, para el desarrollo de diversos proyectos de fuentes complementarias de energía.
Los proyectos de energía alternativa con tecnología de punta es uno de los temas más importantes asumidos por el organismo y ya está en marcha en un amplio concepto solidario.
Todo esto se ha logrado pese a la compleja coyuntura que enfrenta Venezuela, caracterizada por la abrupta caída de los precios del petróleo en el mercado internacional, la violenta guerra económica lanzada por las fuerzas de derecha y los medios de comunicación occidentales, y los continuados intentos de desestabilización para tratar, con la supuesta caída del gobierno Bolivariano, de debilitar la integración latinoamericana alcanzada en los últimos años.
Ahora este organismo trabaja junto con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) en un programa para eliminar el hambre en esos países en el menor tiempo posible.
En 2013 se acordó el Plan de Acción “Hugo Chávez Frías” para la Erradicación del Hambre y la Pobreza el cual apoya a los países de la Zona Económica Petrocaribe y ALBA a formular proyectos que fortalezcan la agricultura familiar, potencien la agro-industrialización y desarrollen cadenas productivas para la distribución equitativa de los alimentos.
Con ese marcado objetivo, Venezuela ha puntualizado que su gobierno esta comprometido con alcanzar la soberanía y seguridad alimentaria en la región y Petrocaribe apunta a garantizarla mediante proyectos conjuntos agro alimentarios.
La colaboración FAO-Petrocaribe fortalece el trabajo de lograr la meta de una Mesoamérica sin Hambre y aunar esfuerzos de trabajo en la agricultura y la economía familiar.
La altruista política integradora de la República Bolivariana de Venezuela permitió en estos años que los países integrantes de Petrocaribe pudieran esquivar la violenta crisis económica que comenzó por Estados Unidos en 2008 y se extendió con fuerza por Europa Occidental y Japón.
http://www.alainet.org/es/articulo/170457
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