En gran parte del mundo se comienzan a conocer los efectos o reacciones adversos de la vacuna contra el papiloma humano en niñas de nueve a dieciséis años y que se hizo obligatoria en las instituciones educativas de Colombia.
Lo más grave es que el sistema de salud evade su responsabilidad ignorando y ocultando estos efectos imputando sus consecuencias a otros diagnósticos o cuadros médicos.
En muchas niñas que recibieron alguna dosis de esta vacuna contra el papiloma humano se manifiestan parálisis faciales, temblores, depresiones, suicidios, sordera, ansiedad o perdida de las capacidades cognitivas y motrices, entre otros síntomas que ha llevado en muchos países –Estados Unidos, Argentina, España, Nueva Zelanda- al surgimiento de asociaciones de padres de familia contra la vacuna del papiloma humano.
Existen testimonios dramáticos en la red y fácilmente se encuentran videos en YouTube que dejan en claro que no se trata simplemente de especulaciones sino que son evidencias y certezas de que esta vacuna se ha constituido en una especie de “epidemia” que ya empieza a mostrar sus primeros efectos en Colombia.
Hace menos de un año se empezó a obligar en los centros educativos, con propaganda falsa y manipulada, sobre la obligatoriedad que niñas en edad escolar entre los nueve y diez años reciban su primera dosis.
En esto el Estado colombiano invirtió aproximadamente trescientos millones de dólares siendo los beneficiados dos grandes multinacionales de la industria farmacéutica.
Nunca se realizaron estudios pertinentes, jamás se advirtió sobre los efectos adversos y mucho menos se tuvieron en cuenta los estudios que al respecto existían.
Cientos y miles de niñas, de nueve años y en edad escolar, fueron víctimas silenciosas y obligadas de estas multinacionales farmacéuticas y del Estado Colombiano.
Y son ellas las que en este momento son “diagnosticadas” con problemas psicológicos y psiquiátricos a los que se les atribuye el origen de sus enfermedades.
La investigadora científica Norma Ericsson ha realizado investigaciones en compañía de estudiosos del mundo entero poniendo en alerta sobre los efectos perversos de esta vacuna en miles de niñas en el planeta.
De acuerdo a sus estudios esta vacuna no protege contra el cáncer y se utilizó a través del miedo para vender este producto a muchos países en el mundo entero.
El Gardasil, nombre de la vacuna, ha generado ceguera, parálisis y se conoce en estos momentos en Paris un caso concreto en que un padre de familia inició y ganó una demanda contra el Estado por los nocivos efectos de esta vacuna en su hija de quince años, ya son muchos los ciudadanos que están demandando a su Estado por los mismos efectos en sus hijas.
Es ya imparable el escandalo a nivel mundial y se empiezan a relacionar muertes asociadas a esta vacuna.
Cabe aquí preguntarse cómo es posible que en nuestro país, sin ningún tipo de estudios científicos, se haya obligado, prácticamente, a miles de niñas a recibir esta vacuna en niñas desde los nueve años.
Aquí le cabe responsabilidad al gobierno nacional, al ministerio de salud y al ministerio de educación que ignorando o desconociendo estos avisos de alerta permitiera esta atrocidad sin que los padres de familia conozcan realmente los posibles efectos adversos de esta vacuna.
Desde ya lanzamos una voz de alerta para que se detenga en nuestro país su aplicación y se inicien estudios científicos serios y soportados. Se debe consultar a especialistas del mundo entero sobre los efectos indeseados del Gardasil.
El papiloma humano se contagia por prácticas sexuales y esto nos hace dudar sobre el verdadero fin de estas multinacionales por cuanto es inconcebible que niñas de nueve años ya tengan una vida sexual activa. Igualmente se deja en claro que únicamente el 0.015% de los casos del papiloma humano terminan en cáncer.
Lo más probable es que se trate simplemente de un buen negocio que deja grandes dividendos a estas multinacionales farmacéuticas.
Opinión publica, científicos, médicos, gobierno y la prensa nacional deben pronunciarse al respecto. Solicitamos que se inicie un debate en el congreso de la republica que lleve a aclarar la real situación del Gardasil y sus implicaciones en la salud de las niñas de nueve años que fueron expuestas en los colegios públicos a esta vacuna.
La responsabilidad debe caer sobre quienes promovieron en nuestro país la obligatoriedad de esta vacuna sin que exista suficiente información al respecto.
Qué responsabilidad cabe a directivos docentes, entidades de salud, centros médicos y hospitalarios que se prestaron para que en escuelas y colegios se permita esta atrocidad que afecta a cientos y miles de niñas en Colombia entera. Y que se suspenda la aplicación de una segunda dosis antes de que el problema sea mayor y de proporciones dramáticas.
El alto contenido de aluminio en esta vacuna genera intoxicación neuronal afectando la motricidad y alterando el sistema inmunológico.
No podemos permitir que más niñas en Colombia, de nueve o diez años, sigan siendo víctimas de esta perversidad farmacéutica que condena a penosas y graves enfermedades a quienes reciben obligatoriamente en escuelas de Colombia una cuestionada vacuna que ya ha dejado las huellas de sus efectos en niñas del mundo entero.
Que no se oculte la verdad, que se hable sin tapujos sobre los efectos nocivos del Gardasil y que se ordene suspender inmediatamente su aplicación en el territorio colombiano. Solo después de un debate serio y científico los colombianos decidiremos si permitimos que nuestras hijas reciban una segunda o tercera dosis, de no ser así responsabilizamos al Estado colombiano de todo cuanto les pueda ocurrir y denunciaremos internacionalmente esta atrocidad contra seres inocentes y vulnerables y que las escuelas no se presten para este monstruoso negocio cuyas ganancias se recogen en los cuerpos inertes de nuestras hijas.