Estamos tan sumamente domesticados y moldeados, que comulgamos con ruedas de molino sin si quiera atragantarnos lo más mínimo. De lo contrario, ni la prensa ni la opinión pública dejaría pasar sin más noticias tan escandalosas como la conocida días atrás en relación con Cuba, Estados Unidos y el terrorismo.
Todo el mundo celebra que ya Cuba no sea un estado terrorista. Pero no porque haya dejado de practicar el terrorismo, cosa que nunca hizo, sino porque nominalmente, Estados Unidos considera que ha llegado el momento de que eso sea así.
Obviamente se trata de un gran paso en la distensión entre ambos países y hay que congratularse por ello, pero más bien puede significar realmente que el imperio va a dejar de practicar el terrorismo contra la isla caribeña.
Sí, Estados Unidos ha practicado el terrorismo contra Cuba, es un hecho manifiesto. Se estima que en alrededor de 50 años han muerto casi 3.500 personas en 681 operaciones de terrorismo de estado, habitualmente mediante el uso de mercenarios interpuestos.
Las más conocidas son los intentos fallidos de asesinato de Fidel Castro o la fracasada agresión de Playa Girón, pero hay también episodios de guerra bacteriológica como la introducción del dengue hemorrágico en la década de los 80 del pasado siglo, bombardeos con fósforo blanco contra ciudades y explotaciones agrícolas clave, sabotaje de infraestructuras, voladura de barcos y aeronaves, etc., etc.
Imagino que el lector avezado en estas lides recordará los nombres de Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, autores en 1976 del atentado terrorista contra el avión de Cubana de Aviación en el que murieron 73 pasajeros. Pues bien, ¿dónde está Posada hoy?
No se encuentra detenido en ninguna cárcel, ni tampoco ha pagado por su atroz crimen, hasta la fecha, el mayor atentado de este tipo en occidente.
Está tranquilamente afincado en Miami disfrutando de la vida protegido por el democrático y antiterrorista gobierno norteamericano, lo mismo que le sucedió a Bosch hasta su muerte.
Pero es que, además, tildar a Cuba de país terrorista es una verdadera salvajada. Este pequeño estado es uno de los más solidarios, si no el que más, del todo el mundo.
Sus médicos están presente en todas las grandes catástrofes acontecidas en en planeta, programas como la famosa «Misión Milagro» han devuelto la vista a varios millones de personas. Cuba ha sido el país que más personal sanitario ha enviado a combatir el virus del ébola en África, mientras EEUU se dedicaba a mandar militares y a ocupar la base española de Morón con la excusa de la guerra contra esta temible enfermedad.
Podríamos hacer también un repaso de las relaciones de Estados Unidos con el terrorismo, además de lo ya señalado con respecto a Cuba, que parece pertenecer —aunque no sea así del todo— al pasado. La creación y la utilización de al Qaeda puede ser un ejemplo paradigmático de esas conexiones.
Ellos fueron los quintacolumnistas del imperio para hacer daño a la Unión Soviética aún a costa de destrozar un país moderno, abierto e igualitario en material de género, por un estado fallido donde hoy asesinan a mujeres sólo por acudir a la escuela y donde el burka se ha convertido en vestimenta obligatoria en la mayor parte del país.
No acabaron ahí las instrumentalizaciones de al Qaeda por EE.UU. en muchos otros conflictos. Yugoslavia, Chechenia, Irak, Libia, Siria, Malí, Yemen… son otros lugares donde al Qaeda trabaja inequívocamente al servicio del imperio, aunque quieran hacernos creer que son meras coincidencias.
Si para muestra vale un botón, baste decir que el Ejército Sirio Libre, fue organizado por el hombre de Estados Unidos en lo que queda de Libia, Abdelhakim Belhaj, miembro de al Qaeda y ex-preso de Guantánamo.
Es fácil comprobarlo incluso mediante el visionado de fotografías de aquella época del inicio de la guerra de agresión contra Siria. No me resisto a mostrar otro botón.
El poder que tienes las imágenes fotográficas es que retratan momentos y a sus personajes.
Es muy difícil olvidar la foto del poderosísimo senador republicano John McCain reunido amigablemente con el jefe del Estado Islámico, ISIS o Daesh, Abu Bakr el-Baghdadi, como miembros de la oposición moderada siria que recibía el apoyo norteamericano.
Podríamos seguir así hasta el infinito, recogiendo denuncias de envío de alimentos y armas al Estado Islámico en Irak, o declaraciones de pilotos de Estados Unidos a los que obligan a no atacar infraestructuras sensibles de este grupo terrorista para no infligirles daños sensibles, etc., etc.
Hay que congratularse por el significado del paso dado por los EE.UU. al sacar a Cuba de su lista de estados patrocinadores del terrorismo pero, a pesar de ello, muchísimas personas de todo el mundo seguiremos manteniendo a Estados Unidos como el mayor apoyo del terrorismo mundial.
Copyleft Juanlu González.
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