En primer lugar, las declaraciones de Paul Craig Roberts, exsubsecretario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos afirmando que el ataque terrorista contra la redacción del diario satírico "Charlie Hebdo" fue orquestado por la CIA para alentar la islamofobia y radicalizar a la opinión pública en favor de su artificial "guerra contra el terrorismo" (en realidad, una vasta campaña de saqueo de los recursos de Oriente Medio), así como para advertir al gobierno francés de lo que le espera si continúa desmarcándose de la política de sanciones económicas contra Rusia.
En esa línea, Roberts advirtió de que se producirán nuevos ataques terroristas en el continente europeo.
En segundo lugar, los testimonios que ponen en duda la versión oficial de los hechos, y que están siendo silenciados por los medios, más atentos a alimentar el miedo que a esclarecer la verdad.
Así, la idea de que no fueron los hermanos Kouachi los ejecutores del atentado, sino meros "cabezas de turco" que cargaron con las culpas, y que aquél fue realizado por paramilitares entrenados por servicios secretos, se ve reforzada por la declaración efectuada por una de las supervivientes del semanario, quien afirmó que uno de los autores tenía ojos azules.
Finalmente, a la "marcha atrás" en la difusión de las imágenes que parecen sugerir que los asesinos remataron a un policía en el suelo se une el testimonio de un reportero al que se le "escapa" que hubo manipulación del escenario de la "ejecución" con el añadido de una mancha de sangre originalmente inexistente:
Las declaraciones del reportero son ciertamente extrañas, pero denotan o una gran falta de profesionalidad o el reconocimiento explícito de una manipulación "a posteriori" del escenario de un crimen. Decida el lector.
(posesodegerasa)