Pablo Gonzalez

Algo no encaja en el atentado de parís


Por desgracia, los muertos son muy reales, gente divertida, ocurrente, que responde al prototipo del "bon vivant" francés, pero que había asumido la cada vez más peligrosa tarea de alimentar el humor en un mundo que alimenta el miedo.

 "Humor o muerte" dicen que era el lema de Stéphane Charbonnier, director de "Charlie Hebdo", y los acontecimientos han materializado la peor opción del dilema.

Solo que en el sacrificio humano ofrendado en el barrio XI de París hay algo que chirría, y que refuerza la idea de que se trata de una operación de los servicios secretos: en una era en que la imagen impera, la única muerte que vemos en imágenes es falsa. 

Tal cual. Quizá porque matar policías es algo a lo que el código de los servicios secretos pone coto, y ya parecía bastante la "condena" de Franck Brinsolaro, sombra de Charbonnier desde que éste había recibido amenazas más que creíbles, como los acontecimientos han demostrado.

La imagen del terrorista que "remata" a bocajarro al agente herido en el suelo es escalofriante, pero si la miramos desapasionadamente algo se superpone al horror: la lógica.

 Esa rigurosa dimensión de la realidad que nos dice que el disparo de un Kalashnikov a bocajarro habría reventado la cabeza del caído. Algo que no ocurre.

 Vemos el impacto de un disparo en el suelo, pero si ese disparo hubiera atravesado la cabeza del policía el festival de sangre, trozos de carne y de cerebro sería digno de una exposición de pintura fauvista. El cuerpo del policía no experimenta ninguna sacudida. 

Si pensamos en la imagen de Kennedy recibiendo el impacto de la bala fatal en la película de Zapruder nos podemos hacer una idea de lo que sería el impacto de una AK-47 a bocajarro. Peor. 

Si ese impacto es real, claro. Perdón por la truculencia, pero las siguientes imágenes demuestran lo que tiene la actuación de los terroristas de puesta en escena.


La imagen grande muestra el resultado real de un disparo en la cabeza.
En las imágenes difundidas por los medios de la aparente ejecución del policía
toda apariencia de un impacto real está ausente. 


Aún más chocante es que se haya divulgado que el supuesto "ejecutado" ... era musulmán. Su nombre, difundido por los medios, se nos dice que era Ahmed Merabet.

 Y para los que nos hemos doctorado en falsas banderas el nombre de Merah, el supuesto asesino yihadista de Toulouse, salta inmediatamente. "Merah"-"Merabet".

 Puede ser coincidencia, claro, pero no dejo de pensar en que hay claves en todo esto que tienen una lectura oculta.

Como en tantos otros auto-atentados que todos deberíamos tener en la memoria, los muertos reales son los ciudadanos de a pie, la clase trabajadora. Pero las únicas imágenes de un asesinato en directo son falsas. Y si nos la han intentado colar en esto, ¿qué es real y qué no en este horror?

(posesodegerasa)

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