La XXIV Cumbre Iberoamericana arrancó hoy en la ciudad de Veracruz afrontando el reto de su refundación y con la ausencia de varios de los 22 presidentes de la región, entre ellos el venezolano Nicolás Maduro, la brasileña Dilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega.
Por lo menos al arranque, el cubano Raúl Castro tampoco hizo presencia.
En conjunto, las economías de Brasil, Argentina y Venezuela representa un valor de 2 billones 390 mil 757 millones de dólares, siendo Brasil la más importante de la región con un valor de 2.3 billones de dólares.
Tan sólo la economía brasileña es el doble de la mexicana, que según estimados del Banco Mundial (BM), ronda los 1.1 billones de dólares.
“Este mundo no está hecho para andar solo, este mundo está hecho para andar acompañado”, dijo la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, en el mensaje de apertura, en el que hizo una defensa de la integración regional.
Afirmó que ante la proliferación de iniciativas de integración latinoamericana desde la primera cumbre de 1991, es necesario hacer un “esfuerzo de todos a buscar complementariedades” y el perfil propio de cada mecanismo.
“Lo fundamental aquí es complementar y no competir”, afirmó.
“El espacio iberoamericano debe orientarse a la construcción de una verdadera ciudadanía iberoamericana”. Pero el discurso ha hecho más evidente que México y España, los principales promotores de la cumbre, se quedaron cortos. En la cita mexicana no solo se estrena el rey Felipe VI.
Lo hace también la costarricense Rebeca Grynspan como secretaria general iberoamericana. “Brasil nunca ha tenido demasiado interés en una organización en la que México, la otra gran potencia regional, es protagonista, y prefiere centrarse en Unasur, donde ejerce el liderazgo indiscutible”, dice hoy El País para explicar el desaire.
“Maduro, que retiró a su embajador de Madrid después de que Rajoy recibiera a la esposa del líder opositor encarcelado Leopoldo López, intenta mantener su ascendencia sobre los socios del ALBA (Alianza Bolivariana), aunque cada vez más menguada tras la desaparición de Chávez y las crecientes dificultades para mantener la alimentación intravenosa a Gobiernos afines en forma de petróleo subvencionado. Solo la presencia de representantes de la izquierda menos dogmática, como el uruguayo José Mujica, que se despide en esta cumbre, la chilena Michelle Bachelet, el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén o el ecuatoriano Rafael Correa impide que el paisaje de Veracruz sea monocolor”, agrega.
El Presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, dijo que sufrió “una leve descompensación”, por lo que fue sustituido en la Cumbre Iberoamericana por el canciller, Hugo Martínez, informaron fuentes a EFE. “Sánchez Cerén presentó hoy una leve descompensación, por lo que personalmente decidió guardar reposo y giró instrucciones al canciller Hugo Martínez para continuar con la agenda de trabajo de El Salvador en la XXIV Cumbre Iberoamericana”, según un escueto comunicado divulgado en San Salvador por la Casa Presidencial y la Cancillería salvadoreña.
El mandatario salvadoreño delegó a Martínez “la representación en la Cumbre y el pronunciamiento de su discurso esta tarde ante los gobernantes de Iberoamérica”, añadió. La reunión se celebra hasta el martes bajo el lema “Educación, Cultura e Innovación”.
Es la primera Cumbre Iberoamericana a la que acude el nuevo rey de España, Felipe VI. La cita de Veracruz culmina el proceso de renovación que comenzó en Cádiz en 2012 en un intento por salvar al foro de la irrelevancia en la que fue cayendo en los últimos años.
El encuentro viene además marcado por la política interna para el anfitrión, el Presidente Enrique Peña Nieto, golpeado por la desaparición y presunta muerte de 43 estudiantes en Guerrero.
La identificación de los restos de uno de ellos en un laboratorio de Austria ha reavivado el caso. A las ausencias anunciadas desde hace tiempo de Rousseff y Fernández de Kirchner se unieron las del venezolano Maduro, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega.
La reunión tiene la cultura, la educación y la innovación como ejes centrales y, más allá de la previsión de que ponga en marcha un plan de movilidad académica iberoamericano parecido al Erasmus en Europa, se espera que sirva como relanzamiento de unas cumbres a las que cada vez les resulta más difícil competir con foros como Unasur o la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Desde Veracruz, la periodicidad de estas cumbres que desde 1991 reúnen a los países de América Latina y la Península Ibérica pasará a ser bienal en lugar de anual. La próxima cita será en 2016 en Colombia.