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El Muro de Berlín, solo otro ladrillo en la pared.



Hoy les voy a hacer que reflexionen sobre lo que tantas veces hemos visto y oído, sobre la caída del Muro de Berlín. Verán que una cosa es lo que creíamos saber y otra, no muy parecida, lo que realmente ocurría y ocurrió después.

Es bueno ver al mundo con ojos atentos que observan los hechos que realmente ocurren, no con ojos que distorsionan las imágenes y nos confunden.

 El mundo nos ofrece actos buenos y malos, deplorables y encomiables. Miremos su conjunto para entenderlo plenamente. Pues conociéndolo podremos mejorarlo.

 No olvidemos que todo se puede y se debe mejorar. La mejora, la mejora continua, debe ser una meta en cada aspecto de nuestra vida. Una bella y loable meta que afortunadamente no tiene fin.

Vamos a ver entonces qué ocurrió con el muro de Berlín, no solo en el momento de su caída, sino también que sucedió antes, qué hizo que se construyese, y que sucedió después, algo muy diferente a lo ampliamente propagado por todo tipo de medios que engatusaron a la gente que se mostró tal vez demasiado ingenua y les creyó fácilmente. 

Para ello les voy a traducir un extraordinario artículo del analista irlandés Finian Cunningham, 1 que expone con hechos reales esta fascinante y aleccionadora historia.

Al final del texto les dejaré unos enlaces para que continúen con esta reflexión tan necesaria.

El veinticincoavo aniversario que marca la caída del Muro de Berlín fue una ocasión para hacer propaganda del pasado al mismo tiempo que del presente. El presidente de EE.UU. Barack Obama dijo en referencia al extinto muro que la crisis en Ucrania mostraba que la "libertad de Europa" era todavía un asunto pendiente.

 Así Obama estaba cuidadosamente, aunque mendazmente, mezclando la convencional noción occidental del Muro de Berlín representando la pasada opresión soviética con la pretensión occidental en curso de que el conflicto en Ucrania es debido al expansionismo ruso.

La Canciller alemana Ángel Merkel, hablando en la capital, mientras centenares de globos iluminados ascendían en el cielo de la noche, dijo que que la caída del Muro de Berlín fue "una inspiración" para la gente oprimida en cualquier parte, y señaló a Irak, Siria y Ucrania para una mención especial. "Los sueños pueden hacerse realidad", dijo Merkel, sin una explicación creíble.

Una obvia y extraña omisión de la lista de Merkel de personas oprimidas eran aquellas en los territorios ocupados de Palestina que viven en la sombra del muro de separación de hormigón israelí. Esta barrera, que viola la ley internacional, es centenares de kilómetros más alta y larga que nunca lo fue el Muro de Berlín.

 Equipada con torres de observación armadas, los palestinos son una encarnación viva de personas oprimidas por un contemporáneo Muro de Berlín -sin embargo, la Canciller Merkel eligió ignorar esto y, en cambio, hacer referencia a Ucrania-.


Esta evidente anomalía en las palabras de Merkel desmiente la naturaleza propagandística del veinticinco aniversario que conmemora la caída del Muro de Berlín y más generalmente la Guerra Fría entre Occidente y el Este. 

 La completa desconexión de las palabras de los líderes occidentales con los sucesos contemporáneos es una contradicción delatora.

Mientras que las celebraciones oficiales estaban en marcha en Berlín, en otro lugar en el este de Ucrania el régimen de Kiev apoyado por occidente continuaba allí con su ataque militar contra la población civil. 

Los medios de noticias occidentales informarían que la ciudad de Donetsk fue bombardeada en el peor de los bombardeos durante un mes, como si esa violencia fuese meramente un suceso desafortunado y peligroso. 

Lo que los medios occidentales omitieron decir fue que este indiscriminado bombardeo de zonas civiles por el régimen de Kiev apoyado por occidente es un descarado crimen de guerra y es una violación de un alto el fuego que fue negociado en Minsk el 5 de septiembre.

 Los medios occidentales también fallaron en resaltar que fue Washington y Berlín en particular quienes fueron claves en poner al régimen de Kiev en el poder en un golpe ilegal contra el gobierno electo de Ucrania en febrero. 

Y porque las personas principalmente de habla rusa de las regiones del este de Donetsk y Lugansk rechazaron reconocer al reaccionario régimen antiruso en Kiev, este entonces lanzó una ofensiva militar para aplastar esta disidencia popular -todo con el pleno apoyo occidental, incluyendo el suministro de material militar y de consejeros estadounidense para acelerar este ataque violento.

Esta ofensiva ha estado ocurriendo durante más de siete meses, con un saldo de más 4000 muertes, principalmente civiles, con hasta un millón convertidos en refugiados.

 La última semana dos niños fueron muertos cuando las fuerzas de Kiev bombardearon una escuela en la ciudad de Donetsk. Un informe de seguimiento por observadores de la organización neutral para la seguridad y la cooperación en Europa (OSCE) descubrió que el campo de juego de la escuela donde los niños fueron hechos pedazos tenía al menos 10 cráteres del bombardeo. Esto no fue un accidental daño "colateral". Fue el habitual ataque criminal a civiles de este régimen.

Todavía esta semana Washington reiteraba un aviso a Rusia para que retirase sus supuestas fuerzas del este de Ucrania y hacer honor a los compromisos del alto el fuego de Minsk. Rusia niega que tenga fuerzas militares dentro del este de Ucrania o que esté suministrando armas a la milicia proindependencia en Donetsk y Lugansk .

 Incluso si Rusia lo estuviese haciendo, se podría argumentar como legal y legítimo apoyar a una población oprimida bajo el fuego de una junta ilegal apoyada desde el extranjero que se enmascara como un gobierno en Kiev.

El sermón santurrón occidental es repugnante e irónico dado que fue la diplomacia de Moscú la que principalmente facilitó las conversaciones de la tregua de Minsk en primer lugar entre el régimen de Kiev y la milicia separatista; y dado el crudo hecho que es el régimen apoyado por occidente el que no está honrando los términos del alto el fuego, además de persistir en cometer graves crímenes contra la humanidad.

La unión de Obama y Merkel del conflicto presente en Ucrania con el colapso del Muro de Berlín es obscena. Es una parodia de la historia y un odioso intento para ocultar los crímenes muy reales y la causa del conflicto presente en Ucrania.

Sin embargo, este hacer propaganda del pasado y del presente es paradójicamente consistente.

Ucrania ha sido lanzada a esta crisis por los poderes occidentales con el propósito encubierto de dañar a Rusia e instigar un distanciamiento entre Moscú y el resto del continente europeo. 

El objeto de Ucrania como punto de penetración contra la vecina Rusia ha sido explicado con detalle por los planificadores geopolíticos occidentales, tales como Zbigniew Brzezinski, desde el colapso de la Unión Soviética y el supuesto fin de la Guerra Fría en 1991.

El principal beneficiario de este conflicto furtivo nuevo fue y siempre va a ser Washington, de su renovada influencia sobre Europa a través de su control ejecutivo de la alianza militar de la OTAN, la continuada inyección del complejo militar-industrial de Estados Unidos, la desintegración del estratégico comercio de energía ruso-europeo y la supresión de Rusia como un polo alternativo emergente en una economía global multipolar, con la desaparición simultánea del dólar como la moneda de cambio del monopolio de facto en el mundo y, como resultado, la pesadilla de la deuda fiscal crónica de Estados Unidos.

Que los partidos gobernantes europeos continuasen perversamente hacia adelante este esquema geopolítico autodañino muestra la naturaleza sierva de su relación con Washington.

Esto es además consistente con como la Guerra Fría y el Muro de Berlín aparecieron por primera vez.
Como el historiador estadounidense William Blum ha señalado, el Muro de Berlín fue construido en 1961 no simplemente por el deseo soviético de aislamiento solitario u opresión interna. 

Sucedió después de una campaña concertada por los EE.UU. y sus aliados occidentales para sabotear y desestabilizar la recién formada República Democrática Alemana socialista. Los agentes occidentales operando desde el Berlín occidental ocupado por los estadounidenses y británicos eran asiduos llevando a cabo actos de terrorismo y sabotaje industrial contra Berlín este durante varios años después del final de la Segunda Guerra Mundial. 

El muro fue visto como una medida necesaria para la seguridad y protección por las autoridades de la RDA en vista de esta agresión occidental encubierta.

Desde 1961 hasta su desmantelamiento en 1989 unas 150 personas fueron muertas por intentar atravesar el muro desde la RDA. Pero a otras decenas de miles les fue permitido emigrar oficialmente del este al oeste. 

A muchos miles de alemanes se les permitió cruzar del capitalista occidente para instalarse en el este socialista, un detalle compensatorio importante que la propaganda de la Guerra Fría occidental convenientemente descuida.

El Muro de Berlín como un símbolo del presunto despotismo soviético es en gran medida una elaboración ideológica occidental que oculta factores cruciales sobre como llegó a existir la Guerra Fría y por qué.

Fueron los poderes occidentales, dirigidos por EE.UU. y Gran Bretaña los que se movieron traicioneramente para marginar a su aliado ruso de la Segunda Guerra Mundial. En la conferencia de Yalta en febrero de 1945, Roosevelt, Churchill y Stalin habían acordado una demarcación posguerra de Europa deduciendo la derrota anticipada de la Alemania nazi en mayo.

Pero para la siguiente cumbre en tiempos de guerra, mantenida en Potsdam en julio-agosto de 1945, los aliados occidentales habían cambiado abruptamente hacia una posición hostil hacia la Unión Soviética. 

Un factor principal fue que el fallecido Roosevelt había sido sucedido por Harry S Truman como presidente de Estados Unidos, que compartía la visceral antipatía de Churchill hacia el comunismo, y que era más flexible a los intereses de las corporaciones estadounidenses.

En la víspera de la conferencia de Postdam, el 16 de julio, los EE.UU. llevaron a cabo su primera explosión exitosa de la bomba atómica en el desierto de Nuevo Méjico.

 Las noticias secretas de esta terrorífica arma tuvieron un efecto dramático en que Truman adoptase una actitud mucho más adversa hacia los soviéticos. En un mes, Truman ordenó el lanzamiento de la bomba 

A sobre Hiroshima y Nagasaki. Este nuevo umbral de aniquilación usado unilateralmente por los estadounidenses tuvo un impacto congelador sobre las relaciones con la Unión Soviética, que no obtuvo su propia bomba A hasta 1949.

Menos de un año después de la derrota de la Alemania nazi, en marzo de 1946, Wiston Churchill hizo su famoso discurso Los Pilares de la Paz en el nativo Missouri de Truman. En ese lugar el ex líder de guerra británico avisó sobre "un telón de acero" descendiendo a lo largo de la Europa del este soviética. Fue otro momento calculado para aislar a la Unión Soviética.

En 1943, el ministro de propaganda nazi Josef Goebbels utilizó la misma fórmula que Churchill cuando él también advirtió sobre un Telón de Acero a lo largo de Europa si el Tercer Reich fuese derrotado. Así, el significado de las palabras de Churchill no se perdió para los rusos, que habían perdido 27 millones de personas en la guerra de agresión de Hitler, comenzando con la Operación Barbarroja en junio de 1941.

El discurso de Churchill provocó una airada respuesta de Moscú. Joseph Stalin lo denunció como promotor de la guerra y un intento para desestabilizar las relaciones de Rusia con Europa del este. Para Rusia Europa del Este era vista como un corredor defensivo vital para prevenir otro ataque devastador en el futuro, proveniente de Europa occidental.

Rusia también sabía que la máquina de guerra nazi de Hitler había sido en parte políticamente elaborada por el apoyo encubierto financiero e industrial de los británicos y Estados Unidos durante los años 1930, con la orden tácita de atacar a la Unión Soviética y eliminar el socialismo como una ideología competidora al capitalismo afligido por la crisis.

Con el estado canalla nazi fuera del camino en 1945, le habría parecido a la Unión Soviética que los poderes occidentales estaban reanudando su política hostil previa hacia Moscú, como había estado existente durante el ascenso de la Alemania nazi en los años 30. El reclutamiento de miles de agentes, oficiales militares y científicos nazis por occidente en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial para llevar a cabo una guerra clandestina contra la Unión Soviética envió una señal inconfundible de los objetivos estratégicos occidentales.

La adquisición de la bomba atómica y el deseo de usarla unilateralmente contra la Unión Soviética por los líderes occidentales, incluyendo Winston Churchill, se suma al contexto de premonición de cómo llegaron a existir la Guerra Fría y el Muro de Berlín.

Además, debe ser indicado que en cuatro años desde del final de la Segunda Guerra Mundial, los EE.UU., Gran Bretaña y otros estados europeos crearon la alianza militar de la OTAN, en 1949, con la señalada exclusión de la la Unión Soviética -el antiguo aliado que podía correctamente reclamar haber sido la principal víctima de la agresión nazi y de la exterminación en masa, y finalmente el victorioso contra este terrible demonio-. No obstante, los poderes occidentales estaban ahora cambiando traicioneramente para condenar al ostracismo a Moscú como un paria mundial.

En los primeros años de la posguerra, el público occidental era bien consciente del coraje y de los sacrificios inmensos de Rusia. Había además una oleada de apoyo del público occidental por la política socialista y repudio del capitalismo promotor de la guerra, que era, al menos subliminalmente en la mente del público, asociado con los orígenes de la Segunda Guerra Mundial -como lo fue también con la Primera Guerra Mundial menos de tres décadas antes-. Ambas guerras habían dado un resultado de 80 millones de muertos -el peor cataclismo combinado en la historia humana-.

Para las clases dirigentes capitalistas y sus aliados europeos la Guerra Fría fue un bastión necesario contra la ascendente Rusia. Esta nueva guerra dividió Europa en un conflicto ideológico congelado que duró casi medio siglo y continuamente amenazó a la humanidad con la conflagración nuclear.

El Muro de Berlín pudo haberse venido abajo hace 25 años, pero el eje occidental dirigido por Washington ha estado ocupado desde entonces construyendo nuevas barreras a las relaciones internacionales pacíficas y en embarcarse en una nueva Guerra Fría con el propósito de falsamente polarizar a las naciones. De esta política de polarización, de dividir y gobernar, el occidente dirigido por EE.UU. puede imponer su hegemonía. 

La incesante expansión hacia el este de la OTAN a las fronteras de Rusia durante las dos décadas pasadas -a pesar de las promesas posteriores a la Guerra Fría durante los primeros años de 1990 de no hacerlo- es un corolario de la intención beligerante.
Lejos de servir como una inspiración para liberar a la gente, el Muro de Berlín es un símbolo de la continua división y conflicto impuestos por occidente. 

La crisis de Ucrania y el abismo beligerante forzado que se ha abierto a lo largo de Europa es una prueba de que la larga guerra de occidente contra Rusia ha tomado meramente una nueva forma. No importa que millones de ciudadanos normales europeos puedan sufrir las consecuencias.

La responsabilidad occidental puede ser invocada en otros conflictos en curso en Palestina, Afganistán, Irak y Siria. Tanto para la inspiración de Merkel hacia estas desgraciados pueblos.

El ascenso del fascismo nazi durante los años 30, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y la presente nueva Guerra Fría son todo parte de un continuo conflicto dirigido por los poderes capitalistas occidentales contra su percibido como principal rival mundial -Rusia-. El Muro de Berlín es sola uno de las muchas barreras beligerantes que se levantan y se continuarán levantando desde esta agresión imperialista occidental.

Vamos no solo a derribar todos los muros; derribemos el sistema detrás de ellos. Porque, como dice la canción de Pink Floyd, el Muro de Berlín es solo otros ladrillo en la pared -la pared ideológica mucho más grande que es el capitalismo occidental-.

Bien, este es el brillante artículo que les habrá hecho y les hará reflexionar.

Entre otras cosas les debe de servir para que no vuelvan a mirar al mundo como blanco o negro, para que atiendan a los hechos reales y no a las ficciones. Para que presten atención a toda la gama de colores que nos presenta la vida de cada época y lugar. Para que aprendamos más y hablemos de forma tan ligera un poco menos. 

En esta línea les recomiendo los siguientes artículos que en su día expuse con el fin de romper una inveterada ignorancia hacia aquellos sistemas políticos o países que no son los nuestros y que tradicionalmente, y erróneamente, han sido considerados nuestros enemigos:



Además, para corregir un desconocimiento peligroso de la sociedad occidental sobre su reciente pasado, pueden atender a los siguientes informes sobre quién promovió principal y fundamentalmente al fascismo en Europa:



Notas:
1. Finian Cunningham. The Berlin Wall just another brick in the wall. nsnbc. 12.11.2014.
http://nsnbc.me/2014/11/12/berlin-wall-just-another-brick-wall/

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