Saah Exco murió solo y tirado en las calles de Liberia después de que varios hospitales se negasen a cuidarle.
Su imagen dio la vuelta al mundo el pasado 20 de agosto cuando varios fotógrafos le inmortalizaron desnudo y solo en las calles de Monrovia.
Su muerte silenciosa en la remota Liberia, donde el ébola mata a decenas de personas cada día, trascendió ayer, según publica Conflict News.
Otras fuentes apuntan que su muerte pudo producirse al poco tiempo de tomar su fotografía.
Más allá de fechas concretas, la cruda realidad es que el pequeño de 10 años falleció solo y desamparado y su muerte se conoció el mismo día en el que sacrificaron a Excálibur, el perro de la primera de infectada de ébola en Europa.
Ojalá el esfuerzo y la fuerza con la que se pidió salvar su vida se hubiese hecho para salvar al pequeño Saah Exco y al resto de niños que se está cobrando este virus.
Liberia es uno de los países más afectado por el ébola.
Allí, los enfermos la crisis del ébola se ha convertido en una crisis total que afecta a todos el sistema social del país africano. Los hospitales y escuelas han cerrados sus puertas para evitar contagios, situación que también está repercutiendo en el sistema de salud ya que no se dispone de dependencias para tratar otras enfermedades. Un creciente número de mujeres embarazadas cuando dan a luz.
El sistema de salud, colapsado durante la cruel guerra civil que asoló al país, ha vuelto a caer por culpa de este virus mortal, que no diferencia entre mujeres, niños, ancianos.
Saah Exco es el retrato de la trágica realidad que les espera a cientos de niños en África. Otra vez los más pequeños se convierten en las grandes víctimas del ébola.
Unicef publicó que al menos 3.700 niños de Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona han perdido a uno o a dos de sus padres a causa del virus del Ébola. Superar el estigma se convierte después en el principal reto de su vida.
A menudo sus familiares los rechazan por miedo a que les puedan contagiar con la enfermedad, tal y como le sucedió al pequeño Saah Exco.
La pequeña Jeannette, de 13 años, vive en Meliandou, en Guéckédou (Guinea Conakry), uno de los lugares más remotos del país y donde se cree que nació el brote. Timothy La Rose, especialista en Comunicación de UNICEF Guinea Conakry cuenta en El Mundo la historia de esta adolescente a la que su propia tía le echó de casa cuando se curó de la enfermedad.
"Tras 23 días en el centro de tratamiento, estaba curada y recibí el alta.
A pesar de estar sana otra vez, no podía ser feliz. He perdido a mi tía materna y a mi abuela; las dos fueron asesinadas por esta enfermedad. El ébola se ha llevado a 7 miembros de mi familia.
Le doy gracias a Dios por salvar a mi madre y a mi hermana".
La fiebre hemorrágica del Ébola causó 3.865 muertos entre los 8.033 casos registrados en cinco países de África occidental (Sierra Leona, Guinea, Liberia, Nigeria y Senegal) y en Estados Unidos, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a fecha del 5 de octubre y publicado el miércoles en Ginebra.
Tomado de http://noticias.lainformacion.com
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