Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Naciones Unidas y el bombardeo de Estados Unidos en Siria

Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)

Se escucha por las ondas radiales a las 5 de la mañana hora de Siria, este 23 de septiembre, que Estados Unidos bombardea territorio Sirio para combatir terroristas.

 El cable no informa si se ha hecho con la aprobación del gobierno Sirio. 

Si no se ha hecho, sería una violación a la soberanía de Siria y al derecho internacional. 

El cable no informa si los ataques incluyeron zonas bajo el control del gobierno Sirio en apoyo a los llamados rebeldes.

Es la historia habitual con la que se ha manejado Estados Unidos para mantener el plan de derrocar al presidente en Siria que lleva más de tres años y frente a lo cual Naciones Unidas y particularmente el Consejo de Seguridad, salvo las voces de Rusia y China, no resuelven para encontrar una solución política.

Llega información del gobierno en Siria que Estados Unidos solo comunicó a la delegación del gobierno Sirio ante Naciones Unidas. Mientras tanto el Ejército Árabe Sirio continúa el combate contra el terrorismo que lleva más de tres años y que se esconde bajo el frente de un ejército rebelde, que Estados Unidos apoya. La postura de Siria ha sido clara en señalar que cualquier entrada en el espacio aéreo sirio es una violación a su soberanía. El canciller sirio Walid al-Moallem, declara hoy en el canal Russia Today, “Que Estados Unidos deje de apoyar a los terroristas bajo la excusa de estar apoyando a los rebeldes, y que actúe a través de Naciones Unidas”.

Todo este escenario es una historia conocida, es Estados Unidos de regreso al fraude en la información y al unilateralismo de la invasión a Irak en 2003, con un órgano de Naciones Unidas secuestrado nuevamente por Estados Unidos y sus aliados transatlánticos en el juego geopolítico que ha causado millones de damnificados en Siria y que ha encendido las alarmas no solo en el medio oriente, también en toda esa inmensa franja de países islámicos del Asia Central.

El problema es que Estados Unidos desde el atentado a las torres gemelas en 2001, ha invadido, ha ocupado, ha intervenido, ha hecho guerras y no ha resuelto nada políticamente. Tampoco ha resuelto militarmente y el problema principal continúa: la ausencia de un poder o una alianza que lo contenga. Lo que están haciendo Irán Rusia y Siria en el sentido de contener el ímpetu por la supremacía a toda costa de Estados Unidos es heroico y lo lamentable es que son muy pocos los países con el talante para acompañar a estas tres naciones en el esfuerzo de contener un Estados Unidos desbocado, con agendas cruzadas y que no confía en sus propias fuerzas por haber perdido credibilidad internacional,  

Este bombardeo ocurre mientras se lleva a cabo la Asamblea General de Naciones Unidas en su período 69° que tiene en su agenda como objetivos centrales abordar los habituales temas económicos y sociales del subdesarrollo, Ébola, derechos de los pueblos indígenas, entre otros, además de la reforma del organismo y el cambio climático. El período de sesiones ocurre mientras se libran dos guerras adicionales, una nueva en Irak post ocupación y otra en Ucrania. Dos continúan, en Siria y en Afganistán. Son todas guerras irregulares y deformadas porque quiénes las agencian, provienen de las mismas fuentes que las combaten.

Desde este antecedente, esta Asamblea General debería alterar la rutina habitual para adoptar medidas que mejoren el funcionamiento político del Consejo de Seguridad. En particular en lo que se refiere a la urgencia de detener el plan de derrocar al gobierno en Siria a través de una actividad militar que ha sido absorbida por la industria terrorista que se parapeta detrás del llamado ejército islámico.

La incapacidad mayor ocurre en el plano político, porque el hecho de que Estados Unidos viole el espacio aéreo sirio, es una materia que probablemente en esta Asamblea no se debata porque por agenda no le incumbe directamente. El marcado sesgo para estigmatizar al presidente de Siria, ha sido la batería movilizadora de Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, que constituyen la mayoría con poder de veto en el consejo para sustentar el plan de derrocarlo y que cuenta con simpatías en las naciones más proclives al alineamiento con Estados Unidos. Esta situación hace inconducente la función política principal de este consejo de ponerle fin a ese plan que hasta hoy ha fallado. Las otras dos naciones con poder de veto, China y Rusia, han impedido materializar ese derrocamiento. Aun así, China y Rusia no han podido impedir que los otros tres países del consejo destinen fondos y armamentos a los rebeldes y grupos terroristas que continúan ejecutando el plan.

Como parte de ese plan de cambio de régimen en Siria, el presidente Barack Obama ha lanzado la iniciativa de formar una amplia coalición para erradicar la fuerza del ISIS o DAESH, en donde aparece una mayoría de naciones que han fomentado el plan de cambio de régimen en Siria. Apoyar a esta coalición será el tema del discurso de Obama ante la Asamblea planificado para este miércoles. El Consejo de Seguridad, en teoría, debería velar que la nueva coalición organizada por Estados Unidos y la Alianza Transatlántica no atraviese los límites de la Carta y decida unilateralmente una intervención militar en Siria. El sesgo contra el gobierno sirio en el Consejo de Seguridad ha sido cultivado por Estados Unidos y es la principal condicionante para no encontrar un acuerdo urgente que detenga el plan de derrocar al gobierno en Siria que ha demostrado estabilidad y consistencia en el combate al terrorismo y los fundamentalismos.

El puzle de los verdaderos objetivos de la invasión a Irak en 2003 se comienza a develar ahora con el surgimiento de una fuerza terrorista que se hace llamar estado islámico y que en el fondo consiste en otros estados que dirigen a una industria terrorista que temporalmente está estacionada en partes de Siria e Irak, las dos naciones más representativas del secularismo en la región y que han sido las más afectadas por el intervencionismo que proviene de la Alianza Transatlántica.

Desde la invasión a Irak en 2003, Naciones Unidas perdió liderazgo y mientras no se reactive políticamente impulsando un verdadero espíritu multilateral, continuará siendo parte del problema de la inestabilidad en varias regiones del planeta. Desde el atentado a las torres gemelas muy poco se ha avanzado en hacer este mundo más estable, incluyendo la restitución del multilateralismo como espacio político de solución de conflictos y especialmente, en la negociación y prevención. La comunidad internacional que se reúne en torno a los principios de Naciones Unidas, tiene la obligación de superar el trauma de la incapacidad política, que se expresa por ejemplo, en continuar avalando un intervencionismo en Siria por más de tres años.

Related Posts

Subscribe Our Newsletter