LUIS MANUEL AROE ISAAC – Este radiante domingo decenas de panameños marchan hacia el cerro Ancón, que anida permanentemente la bandera nacional, para rendir tributo al general Omar Torrijos, al cumplirse hoy 37 años de la firma de los tratados canaleros.
Anterior al 7 de septiembre de 1977 el nombre Canal de Panamá hacía únicamente alusión al hecho geográfico de que se encontraba en el istmo, pues en realidad era de Estados Unidos desde que en 1903 desplazaron a los franceses tras la separación de este país de Colombia.
Durante casi toda la década de 1970, el general del pueblo inició un peregrinaje en el que visitó medio mundo para conseguir respaldo para derribar lo que llamaban quinta frontera, que era la Zona del Canal.
Torrijos se ganó el cariño y el apoyo de toda América Latina, e incluso fuera del continente, que lo apoyaron en la gestión negociadora contribuyendo así él mismo a la formación de una conciencia sobre la concertación, a fin de superar una etapa de confrontaciones que estimulaba el gobierno del expresidente de Estados Unidos Richard Nixon.
Esa actitud retrógrada del gobierno estadounidense antes de James Carter, impulsó a Torrijos a buscar el apoyo internacional para romper el estancamiento de la negociación que en el año de 1972, con la guerra de Vietnam en su apogeo, parecía sucumbir.
Un factor determinante para que Panamá y Washington pudieran desatar los nudos y negociar, más allá de la presión internacional, fue la llegada de Carter a la Casa Blanca el 2 de noviembre de 1976, y sería deshonesto no reconocerlo así.
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Mucho antes, la Agencia Central de Inteligencia y el propio gobierno estadounidense, trataron de eliminar por todas las vías a Torrijos, pero por suerte no lo lograron.
Bajo su conducción fue aprobada una nueva Constitución que refrendó el establecimiento de una Asamblea Nacional de representantes de las comunidades, y logró que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera en su país en marzo de 1973, para discutir lo relativo al Canal.
El Consejo, en su mayoría, se pronunció en favor de las exigencias panameñas y exhortó a Washington, revisar su tratado con Panamá, pero el acuerdo fue vetado por Estados Unidos que rechazó la resolución.
Torrijos insistió en su batalla y el 7 de septiembre de 1977 logró firmar los históricos acuerdos Carter-Torrijos según los cuales, a partir del 31 de diciembre de 1999, el Canal sería devuelto en propiedad plena e incondicionalmente a Panamá.
Restaba sólo la ratificación de dichos tratados por el Senado de Estados Unidos, lo que se logró, con cláusulas y enmiendas, el 18 de abril de 1978, con apenas dos votos de ventaja.
Lamentablemente Panamá no pudo impedir la inclusión de dos enmiendas en las negociaciones que afectaban su soberanía.
Una otorgaba a los barcos de guerra estadounidenses el derecho al tránsito extraordinario por el Canal en caso de emergencia.
La otra le permitía la intervención militar bajo el pretexto de defender el Canal, incluso después de que éste pasara al control nacional.
El 20 de diciembre de 1989 tropas de Estados Unidos invadieron el país con el pretexto de apresar al general Manuel Antonio Noriega.
Con la movilización de 26 mil efectivos, fue entonces la mayor operación militar norteamericana desde la guerra de Vietnam. Los bombardeos dañaron barrios populosos de la ciudad y provocaron la muerte de cientos civiles. La resistencia panameña fue heroica.
El derramamiento de sangre no les sirvió de mucho, pues al mediodía del 31 de diciembre de 1999 la vía interoceánica pasó a la administración del Estado panameño y desde entonces una sola bandera flamea soberana en la zona, como lo había soñado el General Omar Torrijos, el alma del Canal de Panamá.