Pablo Gonzalez

Sobre el concepto revisionista de la «lucha de dos líneas»

Lin Piao, Chou En-lai y Mao Zedong durante los años 60/

«El tratamiento deformado de este problema en la vida social también está conectado con su tratamiento deformado dentro del partido. 

De acuerdo con el «pensamiento Mao Zedong», el partido de la clase obrera está dividido en clases antagónicas, con su jefatura burguesa y proletaria, y como resultado de ello, existen en forma objetiva e inevitablemente dos líneas en el seno del partido, que expresan los intereses de estas dos clases.

 En esta cuestión también tenemos que lidiar con una flagrante desviación del marxismo-leninismo.

La división de la sociedad en clases no se expresa necesariamente en la división del partido en clases.

 Es cierto que entran en el partido personas de diferentes clases, pero no vienen a él en calidad de representantes de estas clases. 

«El partido no es arena de las diversas clases y de la lucha de las clases antagónicas», dice el camarada Enver Hoxha, «no es una reunión de personas con objetivos opuestos [1]». 

El partido marxista-leninista es la unión militante de personas inspiradas por los mismos ideales y que luchan por el mismo objetivo, y éstos son los ideales y los objetivos de la clase obrera.

Por supuesto, las personas que vienen al partido, no sólo las de capas no-proletarias sino también las de la propia clase obrera, no están libres de las influencias y de las ideologías de la burguesía y la pequeña burguesía, el feudalismo y el patriarcalismo. 

Los comunistas viven, trabajan y luchan en medio de la sociedad, en la cual se libra la lucha de clases, y no son inmunes a las influencias y manifestaciones extrañas. 

La presión externa del mundo capitalista y revisionista actúa sobre toda la sociedad y también sobre todos los miembros del partido. Todo esto constituye esa base sobre la cual se libra la lucha de clases en el partido.

Esta lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, es el reflejo de la lucha de clases que ocurre en la sociedad. Sin embargo, la lucha de clases en el partido no se expresa en todos los casos y de manera inevitable, como una lucha entre dos líneas. 

La lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, pero no lo es la existencia de dos líneas.

La línea del partido es un complejo de directrices y orientaciones para todo un período histórico; define los objetivos del partido, así como los métodos para llegar a ellos. 

El partido de la clase obrera puede tener una sola línea, la línea de la revolución, de la dictadura del proletariado, de la construcción del socialismo y el comunismo.

 Desde este punto de vista, no cualquier manifestación extraña en el partido, no cualquier tipo de oposición, no cualquier divergencia, representan una línea aparte.

 Es otro asunto a quien sirven y a que molino llevan el agua. Estos asuntos no pueden y no deben confundirse. 

De lo contrario, las consecuencias serían muy graves; se daría lugar al sectarismo, a la asfixia de la democracia en el partido, a confundir a los amigos con los enemigos.

Aceptar que la línea burguesa en el partido existe objetivamente, independientemente de los deseos del pueblo, significa aceptar el concepto fatalista y antidialéctico que confunde la posibilidad con la realidad. 

Puesto que la aparición de la línea burguesa es sólo una posibilidad, presentarla como algo que existe fatalmente significa abrir el camino, de manera consciente, a la línea burguesa en el partido y minar al partido, la dictadura del proletariado y el socialismo.

 Los acontecimientos que tienen lugar en China actualmente son consecuencia directa de la autorización hecha por Mao Zedong para que en el partido coexistan dos líneas opuestas».


Notas:

[1] Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978

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