Pablo Gonzalez

Migrante hondureño podría ser sentenciado a 70 años de cárcel


Proceso Digital / Agencias – Ciudad de México – En unos días el primer migrante centroamericano, considerado por Amnistía Internacional (AI) como un “preso de conciencia”, será sentenciado con una pena que podría alcanzar los 70 años de prisión, según informa el diario digital http://www.sinembargo.mx/.

Se trata de Ángel Amílcar Colón Quevedo, un hondureño garífuna con ascendencia africana que es procesado por delincuencia organizada desde 2009 en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 4 “Noroeste”.

Colón Quevedo fue detenido en una casa de seguridad de un coyote en Tijuana, Baja California en 2009. Decidió migrar hacia Estados Unidos para poder costear el tratamiento de uno de sus dos hijos que padecía cáncer. Fue en la cárcel donde recibió la noticia, seis meses después de su detención, de que su hijo de siete años había muerto.

“Preso de conciencia es el más amplio respaldo y apoyo que Amnistía Internacional pueda otorgar a las víctimas en su defensa. En México es el primer migrante con estas características, ya hubo otros como Jacinta Francisco Marcial, pero con otras características”, dijo Denise González Núñez, miembro del Área Institucional del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh).

González explicó que la causa de Ángel será cerrada en unos días y que la sentencia por delincuencia organizada, el delito por el cual es procesado el hondureño, alcanza hasta los 70 años de cárcel.

“Este caso es muy grave porque pone en evidencia una realidad de la migración, porque tras documentar lo que sucedió, se concluye que fue discriminado por su origen étnico, torturado con insultos racistas, por su color de piel”, explicó

Cuando Ángel Amílcar fue detenido en una casa de seguridad de un coyote en Tijuana, Baja California en 2009, su color de piel oscura jugó un papel muy importante.

“Ángel fue engañado por un coyote, lo tenía secuestrado en una casa de seguridad. Llegó un operativo y Ángel creyó que sería liberado, pero la autoridad en lugar de tratarlo como una víctima lo torturó y lo insultó. Le decían ‘pinche negro colombiano, crees que nos van a engañar’, y el juez tenía un expediente de un delincuente al que le apodaban

‘El Negro’ y eso le bastó cuando tuvo enfrente a Ángel para concluir: ‘Este es negro como el que andamos buscando, este es’, sin ninguna otra justificación”, explicó Denise González.

Desde ese momento el migrante hondureño se encuentra recluido, sin que el respaldo de organizaciones como AI pueda ayudarlo a salir de su cautiverio.

Fue en la cárcel donde recibió la noticia, seis meses después de su detención, de que su hijo de siete años que padecía cáncer, había muerto. “Ni siquiera pudo despedirse de su hijo, la razón por la cual decidió migrar hacia Estados Unidos para poder costear su tratamiento. Se quedó en México, no pudo llegar”, recordó González Núñez.

Ángel Amílcar no es cualquier hondureño. En su país fue un conocido defensor de los derechos humanos y participó en organizaciones internaciones, pero la necesidad económica lo orilló a salir de Honduras un 7 de enero de 2009, con 32 años, esposa y dos hijos.

“Viajé para buscar recursos para la atención de mi hijo”, dijo Ángel en una de sus declaraciones ante el juez.
Para poder viajar a Estados Unidos, Ángel pidió prestamos, se gastó sus ahorros y pagó a un coyote cinco mil dólares para llevarlo a la ciudad de Houston, Texas.

El coyote cruzó Guatemala por tierra y por agua junto con otros migrantes, pero como ocurre en muchos casos, las autoridades mexicanas los interceptaron en la zona de Balancán, Tabasco, donde los migrantes fueron abandonados.

Ángel pagó mil 500 pesos para viajar al Distrito Federal en una caja refrigerada de un camión con otras 119
personas. De la Ciudad de México hasta Tijuana fueron dos meses de viaje.

Cuando llegó a Tijuana, Ángel conoció a un coyote apodado “El Ruso”, quien con la promesa de ayudarlo a cruzar la
frontera entre México y Estados Unidos, lo llevó a una casa de seguridad.

De acuerdo con el Centro Prodh, el migrante fue retenido a la fuerza en esa casa y obligado a realizar labores de limpieza para poder comer, en un lugar donde había armas y drogas, donde fue detenido junto con sus secuestradores

El Centro Pro Juárez informó que las pruebas presentadas por el Ministerio Público en contra de Ángel son: un parte informativo de los policías que participaron en el operativo y por una serie de dictámenes periciales respecto de la cantidad y el tipo de drogas, armas y demás objetos encontrados en el interior de la casa en la cual fue detenido.

Campaña en redes sociales

Amnistía Internacional lanzó una petición a través de redes sociales para que ciudadanos se unan a la causa y logren liberar al migrante.

Le escribo para externarle mi preocupación por el caso de Ángel Colón, migrante de origen afro descendiente garífuna quien, tras sufrir tortura y otros malos tratos, se encuentra recluido en Nayarit. Le pido que se retiren los cargos en su contra y se permita su libertad inmediata e incondicional.

También, le pido que se lleve a cabo una investigación inmediata, exhaustiva e imparcial sobre sus denuncias de tortura y otras violaciones de derechos humanos, tales como la discriminación racial; que se examinen a fondo todas las pruebas disponibles, incluido el informe forense elaborado por expertos en medicina independientes, que se hagan públicos sus resultados y que las personas responsables de esos actos comparezcan ante la justicia.

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