Pablo Gonzalez

Ilich Ramírez sigue rebelde sigue gocho, sigue palestino


Asegura que los juicios en su contra carecen de legitimidad y por eso cuando los jueces y fiscales lo interrogan responde: "¡Me cago en ustedes!".
Ilich Ramírez sigue rebelde sigue gocho, sigue palestino
Por Clodovaldo Hernández

Es uno de los venezolanos más conocidos alrededor del mundo. Su nombre hace pensar en las décadas de intrigas, violencia y espionaje, cuando todo se jugaba en el tablero de la Guerra Fría… Bueno, no tanto su nombre (Ilich Ramírez Sánchez), sino su apodo o alias -como quiera decírsele-: Carlos “El Chacal”.

Natural de Michelena, estado Táchira (el mismo terruño de Marcos Pérez Jiménez; ¡qué pueblo para producir gente controversial!), Ramírez es un comecandela genético. 

Su padre, José Altagracia Ramírez, y su madre, Elba Sánchez, lo bautizaron a él como Ilich, mientras a sus dos hermanos los llamaron Vladimir y Lenín. Más claro no canta un gocho comunista.

Involucrado en la candela desde jovencito, participó en luchas estudiantiles en el liceo Fermín Toro, pues su familia se mudó a Caracas, a ese aguerrido rincón del oeste llamado Propatria. Luego se marchó a Moscú, como correspondía a alguien de una estirpe tan leninista. Sin embargo, no logró terminar los estudios universitarios, al parecer porque era demasiado parrandero.

Los caminos de las luchas populares en los tempranos años 70 lo llevaron a otras partes de Europa. Comenzó a movilizarse entre Francia e Inglaterra y entró de lleno a las actividades de defensa de la causa palestina. Se le acusa de organizar secuestros y atentados con carros bomba en París.

En 1975 se produjo el hecho que lo mantiene preso en la capital francesa, condenado a cadena perpetua. En esa ocasión tres policías secretos llegaron a su residencia, acompañados por un presunto delator libanés. 

Ilich los recibió a tiros y en el enfrentamiento cayeron muertos dos de los agentes y el supuesto informante árabe.

En ese tiempo, Ilich se hacía pasar por un peruano llamado “Carlos” y entre sus pertenencias se halló un libro titulado El día del chacal, de Frederick Forsyth. Ese se supone que es el origen de su nombre de guerra.

La acción más impactante de Ramírez, ya convertido en una leyenda internacional, fue el secuestro en Viena de los ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en diciembre de 1975, una acción espectacular que evoca el suspenso de las películas sobre espías y terrorismo. 

El secuestro tuvo un impacto planetario y puso la lucha por la liberación de Palestina en primer plano.

Durante un largo tiempo, Ramírez fue uno de los hombres más buscados por los cuerpos de seguridad del mundo capitalista, otro aspecto que le dio carácter de mito a su vida. 

En 1994, finalmente lo capturaron en Jartum, Sudán, y fue llevado a Francia donde ha permanecido detenido desde entonces.

Rebelde indoblegable, el tachirense nunca le ha concedido legitimidad a los juicios que se le siguen. 

“Soy un trofeo del sionismo internacional”, ha declarado, y cuando en esos procesos, que considera amañados, le han preguntado si se declara culpable o inocente, él ha respondido: “¡Me cago en ustedes!".

El comandante Hugo Chávez fue siempre partidario de ayudar en lo posible al compatriota preso y ese apoyo fue utilizado en la incesante campaña mediática internacional contra el líder bolivariano. Ramírez ha retribuido con apoyo pleno, aunque se quejó porque las autoridades diplomáticas venezolanas en París no fueron tan solidarias como el Comandante. 

Hoy, con 64 años, sigue firme en sus convicciones, sigue rebelde, sigue resistente, sigue denunciante, sigue gocho, sigue palestino.

http://horadecambios2006.blogspot.com/2014/08/la-impactante-historia-de-ilich-ramirez.html

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