Mario Hernandez (MH): Estamos en comunicación con José Luis Carretero en Madrid. ¿Cómo se vivió la eliminación de España del Mundial de fútbol?
José Luis Carretero (JLC): Con una cierta frustración. Parece que el equipo está a la altura de los tiempos, es decir, más o menos como está el país, como una barca sin dirección y que no se sabe muy bien hacia dónde va.
MH: Era una duda que teníamos con mi colega Emmanuel Demajo que está cubriendo con nosotros Brasil 2014. Más que con una pregunta quiero arrancar la entrevista con una consigna coreada por estos días: “Los Borbones a los tiburones”.
JLC: Hay que tener en cuenta que los Borbones están en el poder, como jefes de Estado, porque los puso Franco, es decir, fue el dictador, después de realizar un auténtico genocidio con las fuerzas progresistas del país, el que finalmente puso a Juan Carlos en el trono de España, los restauró después que la población española, en su momento, los había expulsado y, por lo tanto, son la quintaesencia de lo que ha sido el régimen político español después de 1939, después de la Guerra Civil que acabó con toda la esperanza de progresismo, de desarrollo realmente justo, de una sociedad basada en la justicia y la solidaridad.
Con los Borbones hemos visto la remoción del propio régimen franquista, su reforma… (corte de la comunicación telefónica).
MH: Recuperamos la comunicación. Mis disculpas por el problema técnico que tuvimos. Nos estabas contando cuál era el origen de la monarquía borbónica.
JLC: Está estrechamente vinculado con el régimen franquista. Es Franco quien nombra a Juan Carlos como su sucesor y son las Cortes franquistas las que mediante una serie de votaciones, se transforman a sí mismas en Cortes democráticas.
El proceso de transición que se produce en los ’70, no es un proceso de ruptura democrática por el que se crea una institucionalidad realmente nueva y se abre un proceso constituyente abierto a la ciudadanía, sino que se hace una transformación, una reforma del régimen franquista que lo toma como bandera, como eje fundamental del nuevo régimen y una reforma en la que se abren determinados espacios, se redacta una nueva Constitución pero sin abrir un verdadero proceso constituyente, de una manera en la que la ciudadanía participa muy poco, no hay ni siquiera una elección a Cortes constituyentes y luego se le hace elegir si quiere o no esa institucionalidad nueva en virtud de un referéndum en donde todo va en un mismo paquete.
Se elige entre mantener el franquismo tal y como estaba o este nuevo franquismo remozado con la figura del Rey como Jefe de Estado, en lo que va a consistir la democracia posterior.
Cuarenta años después el Rey ha abdicado, sobre todo por las distintas protestas populares que se vienen sucediendo a raíz del inicio de la crisis y la gran debacle social que ha provocado, dejando la Jefatura del Estado a su hijo, sin que tampoco pueda participar democráticamente la ciudadanía, por lo tanto, se produce un nuevo escalón en el desarrollo del régimen nacido en la transición como reforma, modernización y adaptación del franquismo.
MH: Una imagen muy deteriorada la del Rey Juan Carlos.
JLC: Se ha visto por primera vez en estos últimos 30/40 años que la popularidad del Rey ha descendido muy por debajo de las notas de aprobado. La imagen de la monarquía está muy tocada por diversas razones. Primero, por la crisis económica y porque el régimen no se ha adaptado, ni ha tenido ninguna dinámica de apertura frente a esa crisis ni a la resistencia y luchas sociales que pedían mayor democracia.
En segundo lugar, porque encontraron una familia monárquica que ha quedado vinculada directamente a casos de corrupción como el de la Infanta Cristina y su esposo, es decir, hemos visto a qué se dedica la familia real además de los hechos que afectan al propio Rey como la famosa historia de la cacería en Botswana por la que tuvo formalmente que pedir perdón a la ciudadanía por televisión.
Por lo tanto, es una institución que no ha sabido hacer frente a los reclamos ciudadanos y a la nueva emergencia de las luchas sociales y está directamente vinculada en el imaginario popular con un régimen en completa decadencia y que, de una manera u otra, va a ser modificado en los próximos años.
Es la primera vez que el PP y el PSOE juntos no alcanzan más del 50% de los votos
MH: Esta situación también ha impactado sobre los partidos políticos mayoritarios, el Partido Popular (PP) y el PSOE que en las elecciones europeas han perdido el 40% de sus votos, casi 5.000.000.
JLC: Es la primera vez que el PP y el PSOE juntos, lo que aquí se conoce ahora con el nombre de bipartidismo, no alcanzan más del 50% de los votos.
Es la primera vez que los dos grandes partidos que han constituido la columna vertebral a nivel político de este régimen nacido en 1978, no alcanzan la mayoría y quedan en una situación de debilidad. Eso demuestra hasta qué punto las cosas están cambiando en los últimos años, sobre todo a raíz de lo que fue la emergencia del 15M (15.5.2011) y las luchas sociales que están relacionadas.
Hay un descrédito y la deslegitimación creciente de todo ese aparataje relacionado con la cultura de la transición, con el régimen político que viene desde ahí y, por lo tanto, el PP y el PSOE están crecientemente deslegitimados, sobre todo el PSOE que cuando ha tenido el poder ha llevado adelante políticas neoliberales, quizá un poco más suaves que el PP, pero decididamente neoliberales y que arroja a lo largo de los años toda su armazón ideológica y de relación práctica en los barrios, en los lugares específicos donde la gente se socializa con la izquierda.
MH: ¿Qué podemos esperar de esta nueva agrupación política que surge en las últimas elecciones, Podemos?
JLC: Podemos es una fuerza política que se crea por la iniciativa de una serie de personas que alcanzan una gran notoriedad mediática con un discurso muy cercano a los movimientos sociales y que se lanzan a la aventura de presentar candidatos para las elecciones europeas.
Podemos está constituyendo un gran éxito obteniendo cinco eurodiputados. Es una especie de partido de aluvión donde están confluyendo distintos tipos de corrientes, de perspectivas que se habían manifestado cercanas al 15M y a la izquierda social y quieren un cambio y más democracia. El problema es que no todo el mundo dentro de ese magma quiere exactamente lo mismo. Lo que se puede ver dentro de la estructura de Podemos es que hay distintos tipos de visiones en torno a cómo debe organizarse internamente esa fuerza política y, sobre todo, qué es lo que tiene que hacer.
Hay visiones que la identifican más con un nuevo partido socialista o que aglutinaría a la izquierda sin salirse necesariamente del régimen, y otras que la identifican más con una perspectiva de construir una hegemonía social parecida o cercana a lo que han significado los movimientos bolivarianos en América Latina, es decir, una alternativa anti-neoliberal pero que no se sabe hasta qué punto, de qué manera ni tampoco con qué profundidad.
MH: ¿Qué reacciones populares produjo la renuncia del Rey Juan Carlos?
JLC: La inmediata fue de jolgorio y alegría. Creo que mucha gente vio la posibilidad de poner en la palestra, de discutir sobre la jefatura y la arquitectura del Estado español.
El mismo día la gente salió a la Puerta del Sol en Madrid reclamando la República, con banderas republicanas, había una especie de agitación republicana tanto en las redes como en las calles y en los medios de comunicación en los que directamente se pedía un referéndum para poder decidir la jefatura del Estado e iniciar un auténtico proceso constituyente que es lo que no se pudo hacer en 1978.
Todo esto ha seguido. Ayer se produjo la coronación de Felipe VI como Rey de España y pudieron verse determinados elementos que no se habían visto hasta ahora. En primer lugar, la gente no salió masivamente a saludar al nuevo Rey. Cuando se observan las vistas aéreas de la Plaza de Oriente estaba llena hasta la mitad y eso que no es particularmente extensa.
La coronación se produjo en una auténtica toma policial de Madrid como no se había visto jamás. Habría que retrotraerse al franquismo para ver las calles de Madrid llenas de policías, su actitud de agresividad, de hecho una manifestación republicana acabó con detenidos, cosa que era impensable antes del 2008.
Creo que es el resultado del descontento por la situación económica y el absoluto bloqueo y congelamiento de la situación política en los últimos 30 años y, sobre todo, porque la corrupción estalla por todas las costuras de un régimen que está moribundo.
La transición fue algo cocinado entre las élites sin participación popular
MH: Te quiere hacer una pregunta mi colega.
Emmanuel Demajo (ED): Se ha visto en muchas de las marchas una predominancia clara de gente muy joven que pide la democratización de la política española. ¿Cómo creés que lo está tomando la gente generacionalmente más grande, también está con esta idea o es solo de la juventud y aquélla sigue apoyando la figura real?
JLC: Es evidente que la monarquía y el régimen político están absolutamente deslegitimados sobre todo entre la juventud aunque estamos hablando de una población menor de 50 años, porque realmente ese es el bloque generacional que no ha podido votar ni siquiera el referéndum limitado donde se aprobó la Constitución actual.
La gente de mi generación, tengo 42 años, tampoco la pudo votar y tampoco es mayoritariamente monárquica sino republicana, incluso entre los mayores de 50 años habría que pensar las relaciones entre clases, en cuanto a la ideología política previa. Creo que hay una apertura para que mucha gente diga lo que no ha podido durante años o no ha tenido espacios para hacerlo.
En las manifestaciones también puede encontrarse mucha gente mayor que estuvo en la transición y ahora empieza a poder decir y escuchar cómo fue realmente ese proceso.
Han contado una historia que la transición fue absolutamente pacífica, que el Rey fue su gran arquitecto, que fue una auténtica fiesta de la democracia y realmente fue algo cocinado entre las élites, en la que hubo una represión tremenda a los movimientos populares y se produjo una venta de lo que podrían ser las ideas de izquierda por parte de determinados dirigentes.
Creo que hay mucha gente mayor que por fin está pudiendo hacer explícita toda esa crítica y, por lo tanto, es verdad que hay un componente generacional fuerte en torno al rechazo al régimen político, pero no es únicamente generacional porque hay grandes sectores de la gente mayor de 50 años que comparte este sentimiento.