Pablo Gonzalez

ISRAEL, EL ESTADO CRIMINAL POR EXCELENCIA



Conocida es la opìnión que tengo del Estado como principal forma organizada de represión institucionalizada y enemigo visceral de la libertad del individuo.

Infinidad de ejemplos avalan esta afirmación a lo largo de la Historia:

- guerras provocadas con atentados de falsa bandera como fueron el hundimiento del Lusitania el 5 de mayo de 1915, el más que sospechoso ataque contra Part Harbor el 7 de diciembre de 1.941 o el auto ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York (World Trade Center) el 11 de septiembre de 2001.

- activación del terrorismo de Estado, como fueron los casos en España de los GAL en la llamada “guerra sucia” contra ETA o el desplegado por el Reino Unido de la Gran Bretaña frente a la legítima lucha del pueblo irlandés por su independencia.

- todos los golpes de Estado auspiciados por el Ejército, principal baluarte y garantía de los desmanes del Estado, cualquiera que sea el ropaje con el que se le quiera vestir, como fueron por ejemplo, todas las Dictaduras del Cono Sur americano en la década de los 70.

- o acciones criminales como las desarrolladas por los servicios secretos franceses contra el Raimbow Warrior, buque “insignia” de Greenpeace en 1.995 o la toma criminal por el presidente ruso Vladimir Putin del teatro Dubrotka de Moscú tras ser retenidos sus espectadores como rehenes por un comando checheno el 23 de octubre de 2.002.

La enumeración de acciones criminales por los Estados a lo largo de la Historia sería interminable, pero de entre todos, por su sadismo, reiteración, impunidad, maldad y desproporcionalidad, el Estado criminal de Israel es, sin duda ninguna, el que se lleva la palma del desprecio y condena más contumaz por parte de cualquiera que tenga un mínimo de sensatez y de sangre en las venas.

Este Estado fascista donde los haya (que sus amigos los Estados occidentales tienen la desvergüenza de calificar de democrático), es una provocación en sí mismo, ya que hasta su teatral y artificioso parto estuvo rodeado de toda clase de insidias y acciones criminales (como el secuestro y extorsión de varios embajadores que iban a votar “No” a la Partición de Palestina, que admitió la ONU el 29 de noviembre de 1.947).

Con independencia de las diferentes opiniones que pueda haber sobre “el derecho a una tierra donde vivir para los judíos”, dicho derecho jamás podrá construirse ni sustentarse privando a otro pueblo de su derecho a una tierra donde vivir, como se ha hecho con el pueblo palestino, otro pueblo mártir al que la comunidad internacional ha abandonado a sus suerte como hicieran asimismo, entre otros muchos, con el saharaui o con el armenio.

26 Resoluciones de la ONU incumplidas por Israel, único Estado del mundo que, incumpliendo su Resolución 242, no ha fijado sus límites fronterizos para legitimar así el robo constante de sus tierras a los palestinos a través de despiadadas y criminales “colonizaciones”, esto claro está, en los tiempos en los que hasta el Consejo de Seguridad intentaba adoptar estas Resoluciones, algo que ahora, con la matanza genocida del pueblo palestino en la Franja de Gaza, ni siquiera han tenido la vergüenza de intentar.

Aunque los Estados cuentan siempre con la impunidad de sus desmanes, lo de Israel supera todos los límites por el descaro, prepotencia y desprecio con el que se muestran, sin el menor escrúpulo, ante la comunidad internacional, asesinando a discreción a civiles de cualquier condición, bombardeando hospitales, amenazando y asesinando periodistas y activistas de ONG como la Cruz o la Media Luna Roja, entre otras muchas y, sometiendo, desde hace ya ocho años, al escaso territorio que todavía no le han robado al pueblo palestino a un bloqueo que repudia una conciencia mínimamente sana.

Y mientras el genocidio palestino continúa sobre la excusa del “derecho a defenderse”, los dirigentes mundiales, que no parte de sus pueblos, miran hacia otro lado, no vaya a ser que se enfade el llamado lobby judío criminal, controlador de los medios de comunicación y de los poderes financieros, el “oxígeno” del capitalismo de Estado.

¿Hasta cuándo? Probablemente hasta que acaben con todos, porque ya no bastan los asesinatos selectivos (es decir, las despreciables “acciones militares” con que los medios de desinformación occidentales califican estos crímenes, incluidos los perpetrados contra la llamada “Flotilla de la Dignidad”), ya que Israel ni ha respetado ni respetará nunca a nada ni a nadie, ni siquiera al Derecho Internacional, aptitud avalada por sus amigos los dirigentes de Los Estados Unidos, principalmente, y los del resto del mundo occidental.

“Todos los palestinos son nuestros enemigos y deben morir, su sangre debe estar en nuestras manos”, palabras de una “guapa” diputada ultraderechista israelí Ayelet Shaked, una trepa más del profesionalismo político de la escoria parlamentaria de este país nazi que está superando, en muchos aspectos, los desmanes de la Alemania de Hitler y de sus aliados.

Si lo que persigue Israel es generar en torno a sí la ira del mundo, lo está consiguiendo; si lo que persigue es el exterminio del pueblo palestino, lo está consiguiendo también; pero si lo que pretende es contar con la comprensión o la solidaridad de alguien como yo, sólo encontrará desprecio y asco, de la misma manera que la Resistencia palestina, representada por Hamas /catalogada como terrorista por los estados terroristas que apoyan al genocida estado sionista), contará siempre con mi apoyo y simpatía, cualesquiera que sean los medios utilizados, siempre que los objetivos sean militares, políticos o funcionarios, en sentido amplio, al servicio del Estado criminal israelí.

Si algún palestino leyese estas palabras, que sepa que somos muchos los que los llevamos en el corazón.
Todas las Resoluciones de la ONU condenando a Israel incumplidas por este Estado criminal http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=12614



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