Fuente: Boycott – The stronger voice in the Egyptian elections, Middle East Monitor.
Parece que los llamamientos a boicotear las elecciones presidenciales egipcias han encontrado una gran resonancia, mucho mayor de lo esperado por sus promotores.
El índice de participación en el segundo día de las elecciones no ha pasado del 37 por ciento, según la Comisión Superior Electoral, algo que ha preocupado al principal candidato, el exministro de defensa Abdel Fatah Al-Sisi.
Este boicot puede no ser lo ideal, pero es una forma de combatir la confianza en el actual sistema electoral y una expresión de la creencia de que los resultados están predeterminados.
Al parecer, ni la fiesta nacional proclamada en los sectores públicos y privados, ni los llamados entusiastas de los medios de comunicación han sido capaces de mejorar la participación electoral y dar legitimidad a Al-Sisi, tanto nacional como internacionalmente.
La evidencia de que quienes se abstienen de votar y boicotean las elecciones siguen siendo mayoría en el segundo día de los comicios se mantiene, con resultados en favor de Al-Sisi conocidos de antemano.
La comisión electoral decidió ampliar hasta un tercer día la asistencia a las urnas, algo sorprendente y que no tiene precedentes.
Esta decisión sin precedentes pone de relieve el nerviosismo de las autoridades, que han sido incapaces de salvar la cara y poner a Al-Sisi en la presidencia con un número razonable de votos.
No está claro si la impugnación presentada por Hamdin Sabahi y la campaña de Al-Sisi en contra de la decisión de ampliar los días para votar son, en ambos casos, el resultado del resentimiento ciudadano causado por esa extensión o una maniobra para que las elecciones y sus resultados sean aceptados como “democráticos”.
En cualquier caso, la comisión electoral ha rechazado las dos impugnaciones presentadas por Al-Sisi y Sabahi en contra de la decisión de extender las votaciones a un tercer día.
La comisión ha justificado esta decisión en base a que ningún candidato resulte perjudicado, haciendo posible que los ciudadanos voten en mayor número, sobre todo aquellos de otros distritos y quienes no fueron a votar debido al intenso calor. Sabahi negó su intención de retirarse tras esta decisión.
El segundo día de votación fue una repetición del primero, con niveles de participación bajos y la escasez de votantes jóvenes, hasta el punto de que corrieron rumores sobre la posibilidad de que Al-Sisi pidiera disculpas por asumir la presidencia en estas condiciones.
Al-Sisi dijo ayer que “el fracaso de las votaciones dará lugar a resultados insatisfactorios”, señalando que estaba muy “contento y feliz” por haber votado el lunes.
El presentador Mustafá Bakry dijo: “La falta de votantes ha hecho que Sisi se deprima y puede provocar que se retire, a pesar de haber ganado las elecciones.
El calendario de elecciones es erróneo, pues estamos en la estación de la cosecha para los agricultores y la gente no es libre”.
El ministerio para el desarrollo local declaró que la escasa participación ha sido debida al “intenso calor y al ayuno en conmemoración de Isra y Miraj [la ascensión del profeta Mahoma a los cielos, N. del T.], así como al hecho de que los agricultores están ocupados con la recolección de la cosecha”.
El segundo día de las votaciones, autobuses del disuelto Partido Nacional Democrático salieron a las calles de Dumyat y Mansura para arengar a la gente a acudir a las urnas.
En un momento, uno de los hombres de los autobuses de Dumyat cogió el micrófono y dijo a gritos: “¡estamos en un estado de guerra, tenéis que votar!”.
El corresponsal de Al-Arabi Al-Yadid en Asuit dijo: “Lamentablemente, nadie ha venido a votar a pesar de ser fiesta”. Y el popular centro comercial City Stars publicó un anuncio en el que llamaba a todos sus empleados a “dejar el trabajo e ir a votar”.
El ministro de transporte, Ibrahim Demeiri, ofreció viajar gratis en todas las líneas del metro para que los votantes acudieran a las urnas, mientras que el ministro de asuntos religiosos condenó la “apatía de los ciudadanos”, instándoles a participar con un llamamiento similar al realizado por la Iglesia Copta en apoyo de Al-Sisi.
La comisión electoral anunció que “todos los ciudadanos que no votaran serían remitidos a la fiscalía del estado”, amenazando con llevar a juicio a los millones de ciudadanos que boicotearon las elecciones.
Algunas fuentes revelaron que “los niveles de participación han sido, de media, un 30 por ciento en las regiones del Delta, Sharqiya, Munofiya, Kafr El-Sheij, Garbiya y Dakahliya, y de un 20 por ciento en Buheira, Dumyat y Qaylobiya.
En cuanto al Alto Egipto, la participación solo fue del 10 por ciento, mientras que en El Cairo y Giza votaron entre el 15 y el 20 por ciento”.
El partido salafista Al-Nur trabajó para conseguir votantes y contrató autobuses para trasladarlos hasta las urnas, según testigos oculares de Fayum. Los centros de votación permanecieron vacíos y solo acudieron algunos votantes de Al-Nur.
Más de 15 escuelas, convertidas en centros de votación, permanecieron vacías en Kobri.
En Tanta, la participación fue baja también el segundo día, donde el director de Alam Wahed, el activista de derechos humanos Mayed Surur dijo: “En la escuela del mártir Said Al-Nayar, solo votaron en los dos días 790 personas de un total de 6.000”.
Y añadió que las fuerzas que promovieron el boicot en Fayum calcularon que “este llegaría al 95 por ciento en este distrito”.
La alianza expresó, en un comunicado, su “agradecimiento a la nación egipcia consciente, en particular a los jóvenes, que mantuvieron el segundo día su resistencia frente a esta comedia presidencial, lo que representa, sin lugar a dudas, un castigo popular a las actuales autoridades”.
Traducción: Javier Villate