Los desechos tóxicos que entierra el régimen de Israel cerca de varias prisiones en el desierto del Néguev, sito en el sur de los territorios ocupados, pueden aumentar aún más la alta tasa de casos de cáncer que se registra entre los presos palestinos, según el Centro de Medios Internacionales para Oriente Medio (IMEMC, por sus siglas en inglés).
Esta información fue dada a conocer el martes por el director del Departamento de estadísticas del Ministerio de Prisioneros Palestinos, Abdulnaser Farwana, quien aseveró que más del 55 % de los prisioneros palestinos reside en las cárceles de Beerseba, Ramon, Nafha y Néguev, que se encuentran en la zona donde se entierran los desechos tóxicos procedentes de la planta nuclear de Dimona del régimen de Tel Aviv.
Muchos expertos nucleares y en medio ambiente han advertido al respecto y han afirmado que esas toxinas son las principales causantes del aumento notable de casos de cáncer y otras enfermedades graves entre los prisioneros palestinos.
Este hecho se produce pese a que el régimen de Israel es objeto de críticas por parte del ministerio de medio ambiente de ese régimen por las graves consecuencias que se derivan del entierro de desechos tóxicos, declaró Farwana.
El régimen de Israel, según reportes, posee entre 200 y 400 ojivas nucleares en su arsenal; lo que significa que es el único poseedor de estas armas en la región.
Desde que el régimen de Israel comenzara en 1958 a desarrollar armas nucleares en sus plantas atómicas en Dimona (reactor nuclear y planta de procesamiento de plutonio), en el desierto del Néguev, ha fabricado, en secreto, decenas de ojivas nucleares.
Fuente: Hispan TV
