FSJ: ¿Qué aporte hace su libro para el entendimiento de lo que es la política internacional canadiense?
NB: La participación de Canadá en el Golpe de Estado, de febrero de 2004, contra un gobierno democráticamente elegido en Haití despertó a mucha gente de la izquierda (incluidos el coautor del libro y yo) a la realidad del imperialismo canadiense.
Muchos de nosotros empezamos nuestro trabajo de solidaridad con Haití estudiando la historia de la política internacional canadiense y concluimos que Canadá no fue simplemente empujado por Estados Unidos; esto fue un poder capitalista, de avanzada, que fijó su interés económico en el sur global, que vio una ventaja para aprovechar a través de la violencia de ser necesario.
Ese análisis de la izquierda nacionalista acerca de Canadá como una “rica dependencia” de Estados Unidos no hizo justicia a los altos niveles de iniciativa e involucramiento de Canadá al orquestar el golpe de Estado en Haití. Una de las intenciones del libro es demostrar esas percepciones de la política internacional canadiense como una nación pacificadora.
Otro principio del libro es confrontar la idea de que las organizaciones no gubernamentales (NGO´s) son organizaciones independientes motivadas solamente por el altruismo. Por el contrario, demostramos la pesada y creciente dependencia financiera de estas organizaciones de los recursos del gobierno canadiense y el efecto político que esta relación tiene en las ongs. Nosotros trazamos la evolución histórica de las ongs y de cómo estas se acercan más a la política internacional canadiense, que no tiene nada que ver con luchar contra la pobreza o promover la justicia social, pero sí todo que ver con intereses corporativos.
Haití fue crucial para la formación de nuestras ideas. Ongs canadienses, incluso progresistas y cercanas al movimiento antiglobalización tales como Alternativas y Desarrollo y Paz (Alternatives and Développement et Paix ) estuvieron involucradas en el golpe; entrenando y financiando grupos en contra del gobierno y satanizando el recién elegido gobierno de esa época y trabajando con el gobierno impuesto después del golpe, el régimen de Gerard Latortue (2004-2006).
Estas ongs canadienses, y otras organizaciones en Haití, ofrecieron una fachada para el golpe represivo del movimiento popular haitiano, hicieron lobby con el gobierno brasileño en su nombre e incluso bloquearon la coalición contra la Guerra en Montreal. Muchos de los líderes de estas ongs (la mayoría con recursos del gobierno canadiense) se posesionaron como ministros durante el gobierno de Latortue. Haití conocida como “la República de las ongs fue un caso extremo, pero no la excepción.
FSJ: ¿No son hipócritas las Ongs canadienses al afirmar que ayudan a reconstruir democracia y brindar salud en continentes como África mientras oprimen a los pueblos originarios en Canadá, recortan servicios para los ciudadanos y refugiados en Canadá, incluyendo aquellos provenientes de África?
NB: Las ongs canadienses reclamaron estar construyendo democracia mientras apoyaban la instalación de la dictatura en Haití, por ejemplo. Ellos están ahora forjando sociedades con compañías mineras canadienses que desplazaron campesinos y contaminaron cuencas de agua alrededor del mundo y en lugares como República Democrática República de Congo fomentaron guerras civiles. Las Ongs canadienses están ligadas al capital canadiense y al estado canadiense, que perpetúan la pobreza en África y el Sur Global.
Pero el punto que tú mencionas entre lo que las Ongs están haciendo afuera y lo que hacen en casa es muy importante. Esto es raramente admitido porque las ONG´s presumen de ser independientes del Estado. La demonización de los refugiados y los inmigrantes cubre lo que ellos son realmente: los segmentos más explotados y oprimidos de la clase trabajadora canadiense; además, la otra cara de la moneda de una venerable tropa de la derecha, que denigra a las personas del Sur Global y las califica como holgazanes y dependientes de la ayuda extranjera “limosna”.
El irrespeto de la soberanía de naciones como Haití es una expresión externa de la falta de voluntad de reconocer el derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios en Canadá. Debajo de esa capa desteñida de multiculturalismo, el racismo y el colonialismo tiene profundas raíces en nuestra cultura.
FSJ: ¿Son las ongs canadienses parte de la estrategia del gobierno para presentar la política internacional canadiense como benevolente?
NB: Definitivamente. Las colaboraciones entre minería y ongs son ejemplo de como éstas son usadas para dar una cara humana a lo inhumano. En Afganistán, las ongs fueron integradas en la contrainsurgencia militar canadiense, en un esfuerzo por ganar sobre los civiles afganos en zona de Guerra y los canadienses en su propio país.
Las fuerzas militares canadienses reconocen a las ongs como importantes en la lucha contra la insurgencia y ellas ahora están entrenando regularmente con ellos. Cuando escribimos este libro descubrimos un manual militar de 2007 que contiene numerosas referencias a las ongs explicando como éstas podían ser convertidas en fuerzas multiplicadoras en el campo de batalla.
La imagen de Canadá como un buen chico global, una nación dedicada a mantener la paz es hegemónica entre liberales y socialdemócratas, y las ongs son uno de los más creíbles exponentes de esa mitologia.
Un gran problema con esa nostalgia y la construcción nacionalista de mitos es que es simplemente falsa. La Agencia Internacional de Desarrollo Canadiense (CIDA) en 1968 decidió, inicialmente, crear una división de ongs cuando vio en ello una oportunidad para poner una cara humana a los programas de ayuda, programas que fueron dirigidos por intereses comerciales y la geopolítica de la Guerra Fría. Los recursos para la ongs creadas para construir apoyo doméstico para la política internacional está ligada al creación de CIDA.
Un problema aún más grande es la forma en que estos mitos sirven de base a una forma liberal de imperialismo. La base para esta doctrina fue un reporte de la Organización de Naciones Unidas, por Michael Ignatieff y otros, el cual elaboró una norma internacional justificando la intervención occidental por razones “humanitarias”.
El más claro ejemplo es la doctrina de Responsabilidad para Proteger, Responsibility to Protect (R2P), la cual básicamente dice que Occidente tiene la responsabilidad de intervenir, con la fuerza militar si es necesario, para evitar abusos masivos contra los derechos humanos.
Esto fue un intento por codificar la racionalidad dada el bombardeo de Kosovo. El Estado canadiense arrojó el peso de su reputación “humanitaria” al endorsar este principio de la ONU y un número de ongs canadienses (incluyendo Oxfam) son parte de la Coalición para R2P presionando con esta idea en el público.
Los politicos canadienses defendieron su rol en Haití, en el año 2004, argumentando su “deber de proteger” a los haitianos. Esto no es más que un hombre blanco del siglo XXI diciendo: “nosotros necesitamos frenar a estos nativos, que paren de matarse unos a otros”. Este es el peligroso lado de la reputación humanitaria de Canadá.
FSJ: ¿Cuáles son las técnicas que usan las ongs para camuflarse ellas y su participación en el imperialismo, por ejemplo en América Latina?
NB: El nombre “organización no gubernamental” es quizás la clase más importante de camuflaje usado por las ongs. ¿Cómo organizaciones no gubernamentales obtienen el 60% de sus recursos del gobierno canadiense? Las ongs hacen no muy claros sus lazos con el gobierno al llamarse organizaciones de la sociedad civil y miembros del tercer sector distintos del Estado y del mercado. Cualquiera que haya leído a Gramsci sabe que la línea entre el Estado y la sociedad civil es borrosa.
Otro ejemplo del camuflaje es el lenguaje Orwelliano de la “promoción de la democracia” usado por las ongs y quienes les otorgan recursos. En lugares, como Haití, Venezuela y Bolivia donde movimientos opuestos al neoliberalismo han ganado poder, la “promoción de la democracia” sirve para desestabilizar a los gobiernos electos de izquierda, construyendo grupos civiles de oposición.
“Colaboración” es otro término usado para enmascarar realidades de poder. Por ejemplo, ongs canadienses dicen que sus prioridades son establecidas en colaboración con sus socios del Sur Global. Pero estas organizaciones que están abajo en la cadena de ayuda tienen mucho menos poder y están en competencia con muchas otras ongs locales por acceso a los recursos que las ongs canadienses poseen.
La relación es mucho más cercana que la de una internacionalizada relación cliente – patrocinador. Gran parte del trabajo que hacen las ongs canadienses es presentado como “construyendo capacidad”, pero ¿Construyendo capacidad para qué? Mayoritariamente, el trabajo consiste en ayudar a las organizaciones locales a cumplir con las exigencias burocráticas del sistema de ayuda y las tendencias políticas de los donantes, así es como las ongs canadienses extienden indirectamente la influencia del imperialismo canadiense sobre los grupos de base.
FSJ: ¿Por qué personas que se autodefinen como progresistas y activistas se niegan a ver que las ongs no son independientes, pero en cambio son una extensión de la colonización?
NB: La razón es que muchas veces sus amigos están empleados en ongs. Esta es una razón por la cual poca gente en Quebec se movilizó contra el golpe en Haití. La reputación de la ongs fue construida en los años 70´s y 80´s. Durante esos años, contribuyeron con campañas en contra del Apartheid, de las dictaduras en Suráfrica y Latinamérica y eran críticas de la política internacional canadiense. Sin embargo, muy poca gente conoce cómo el gobierno canadiense ha influenciado las actuales ongs a través de la combinación de recorte de fondos y burocratización. Esta historia es importante para entender el poco espacio para reformar las ongs desde adentro y la importancia de tener una independencia política y financiera del Estado para la solidaridad internacional.
FSJ: ¿Qué opina de que ongs como Codev, recibieran dinero de CIDA por varios años hasta el 2013, y que Mining Watch haya establecido lazos con una sociedad que recibió dineros de CIDA; recordemos que CIDA ayudó a reescribir el código minero en Colombia y que estas ongs hacen “solidaridad” en Colombia?
NB: Mining Watch Canada es apoyada por varias ongs que obtienen sus fondos de CIDA pero también reciben fondos de una serie de organizaciones del medio ambiente, sindicales, e Iglesias y estás tienen independencia financiera. No sé las cifras exactas pero creo que las cantidades de dinero provenientes del gobierno para Mining Watch son muy pequeñas. Solo cuando los recursos de CIDA son sustanciales la influencia del Estado se siente.
CoDev perdió sus fondos del gobierno en el 2013 pero CoDev sobrevivirá. Yo pienso que organizaciones como CoDev deben ver la pérdida de estos recursos del gobierno como una bendición disfrazada, una oportunidad para hacer un más trabajo politico más polémico sin preocuparse por la consecuencia que esto pueda tener en el 30% del presupuesto de su organización.
Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista, magíster en relaciones internacionales y trabajadora comunitaria.