Pablo Gonzalez

Condenan a una sursudanesa a morir ahorcada por no querer volver al islam


El padre de la mujer era musulmán y su madre, cristiana; ella se convirtió al cristianismo cuando se casó con su marido, también cristiano.

El tribunal le dio tres días, hasta este jueves, para que la mujer se retractara de su fe y volviera a convertirse al islam, a lo que se negó. 
Un tribunal de Sudán del Sur ha condenado este jueves a una mujer cristiana a morir ahorcada por apostasía, a pesar de la movilización internacional y las repetidas peticiones por parte de varias embajadas occidentales para que tuvieran compasión y respetaran su libertad religiosa.

“Te dimos tres días para retractarte de tu fe, pero insistes en no volver al islam. 

Te sentencio a ser ahorcada hasta morir”. 

Esas fueron las palabras que le dirigió el juez Abbas Mohamed al Jalifa a la mujer cristiana que, además, está embarazada.

Meriam Yahia Ibrahim Ishag, de 27 años de edad y embarazada de ocho meses, fue condenada el pasado domingo por "apostasía" por un tribunal de Jartum, cuando la empalazaron a abjurar de su fe hasta el jueves, fecha para la que se fijó la próxima audiencia. 

Ahora, finalmente, ha sido condenada.

Aunque nació de padre musulmán, Amnistía Internacional precisa que Ishag fue criada en tanto que cristiana ortodoxa, la religión de su madre, dado que su padre, musulmán, estuvo ausente durante su infancia. 

Más adelante, la joven se casó con un cristiano de Sudán del Sur.

Sin embargo, destaca AI, la ley islámica en vigor en Sudán estipula que una mujer musulmana no puede casarse con un hombre de otra religión.

 Precisamente por eso, el matrimonio no se ha calificado como legal e Ishag ha sido condenado también a 100 latigazos por “adulterio”.

Tras la decisión del juez, medio centenar de personas se han congregado para mostrar su disconformidad con el fallo del tribunal. 

“Los derechos religiosos son un derecho constitucional” es uno de los lemas que rezaban los manifestantes.

El régimen islamista sudanés introdujo la ley coránica en 1983, aunque las condenas a muerte son escasas. La sentencia se ejecutará dentro de dos años, para que la mujer pueda dar a luz a su bebé. 

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