Pablo Gonzalez

Marchas de la Dignidad: “Al andar removemos la tierra y desenterramos la ilusión perdida”


‘Chepe’, así le conocen sus amigos, camina con dificultad. Tiene una tendinitis rotuliana en su pierna derecha y anda con una severa cojera. 

A los problemas en su rodilla suma las ampollas en los pies que también acompañan al resto de la columna del Nordeste de las Marchas de la Dignidad . 

‘Chepe’, de 53 años, salió de su casa en Novallas (Zaragoza) el domingo 16 de marzo. 

Está en paro. Antes, en condición de autónomo, estuvo a cargo de un “pequeño hotelito local”. 

La vida, dice, es una continua lucha.

 Él sabe bien lo que dice. Durante años vivió en la selva mexicana y luchó junto al movimiento zapatista por la recuperación de la dignidad de los indígenas.

 Hoy lo hace en España con idéntico objetivo.

Junto a ‘Chepe’ camina alrededor de dos centenares de personas. 

Algunos partieron desde Navarra y otros lo hicieron desde Cataluña. Todos juntos conforman la columna del Nordeste de las Marchas de la Dignidad, que este jueves ha hecho un alto en el camino en Alcalá de Henares para apoyar a Carmen, una madre de tres hijos a punto de ser desahuciada por el Banco Santander, y realizar una ‘perfomance’ en el Hospital en defensa de la Sanidad Pública.



Chepe y José Luis conversan junto a otro integrante de las Marchas en un momento de descanso./ A. T.

“Al andar removemos la tierra y desenterramos la ilusión perdida. Tenemos que volver a llenarnos de ilusión”, cuenta a este medio Amparo Bella, de 52 años, que trabaja como funcionaria en el Ayuntamiento de Zaragoza. 

Bella ha recorrido ya más de 200 kilómetros a pie y junto a Maribel constituye el grupo de prensa de esta columna, que cada día, y bajo cualquier circunstancia, actualiza su página web con una crónica de la jornada, vídeos e imágenes. “Hemos llegado hasta a escribir crónicas desde un wáter”, confiesa Maribel.

Bella cuenta emocionada como ayer, por el miércoles, la columna decidió entrar, de manera espontánea, a la oficina del INEM de Alcalá de Henares.

 Allí, los miembros de la columna dieron un discurso de apoyo a los seis millones de parados del país y recibieron un caluroso aplauso de los trabajadores de la oficina, así como de los propios desempleados. 

Hay decenas de motivos por los cuales Bella pudo haberse sumado a la causa de las Marchas. Pero en su caso hay uno especial que destaca sobre el resto: “Quiero que este Gobierno deje de joder a las mujeres y saque su rosario nacional católico de nuestros ovarios”, señala.

José María Pascual, de 52 años, se sumó a las Marchas de la Dignidad, sin embargo, por “el futuro de la gente joven”. Él, señala, ya tiene la vida “casi solucionada”. 

El futuro de su hija de 25 años, por contra, lo ve más oscuro. “Tenemos que mantener la lucha por la gente joven”, se reafirma este hombre, que cuando finalice el fin de semana regresará a Aragón para continuar con su lucha diaria, la que le enfrenta al desempleo y a un panorama laboral desolador.


Santi Delgado y María de la Cruz en el acto-protesta de la Columna del Nordeste frente al Hospital de Alcalá de Henares./ A. T.

Ese mismo panorama es el que comenzará a afrontar ahora Santiago Delgado, de 32 años. Santiago, de Zaragoza, se sumó ayer a las marchas tras terminar su contrato laboral. Junto a él camina María de la Cruz, de 31 años, que ha aprovechado sus días libres como trabajadora en hostelería para recorrer tres etapas de las Marchas de la Dignidad. María se irá este viernes a casa para seguir trabajando pero Santiago continuará en Madrid. “Las marchas no pueden ser solo una caminata. Queremos ser un movimiento a medio y largo plazo que acumule fuerzas para ayudar a un cambio social”, asegura.

Acción en el Banco Santander

Y todo cambio social, asegura Mario García, de 28 años, se produce poco a poco. Por eso, Mario considera fundamental acciones como las que este jueves ha desarrollado la Columna del Nordeste en Alcalá de Henares. 

Con un cartel que dice: “El Banco Santander patrocina el desahucio de Carmen y sus tres hijas”, Mario y sus compañeros de columna han acudido a primera hora de esta mañana a una sucursal del Banco Santander para mostrar su apoyo a Carmen, que en ese momento estaba negociando en el interior de la sucursal los pagos que tiene que afrontar para evitar su desahucio y el de sus tres hijas.

“Evitar el desahucio de esta mujer es, hoy por hoy, mucho más factible que reivindicar, por ejemplo, el no pago de la deuda ilegítima.

 Por eso llevo este cartel y lo enseño a todo el mundo. Si el banco no actúa por moralidad que lo haga al menos para evitar la contrapublicidad”, señala este joven de Santa María de Huerta (Soria).


Momento en el que los interantes de la Marcha entran en la sucursal del Banco Santander. / María de la Cruz

Mario, como tantos otros de esta columna, ha manifestado a este medio que “no tiene ninguna prisa” por abandonar Madrid. “Si me gusta lo que veo me quedaré el tiempo que haga falta. 

Si no me gusta, me iré”, dice. Como él piensan otros dos jóvenes, Iñigo y Javi, de 34 y 23 años, que llegan desde Lodosa (Navarra) tras más de 500 kilómetros recorridos. 

Ambos, aseguran, tienen los pies llenos de ampollas y sufren un importante dolor de rodillas debido a los muchos kilómetros caminados en el asfalto.

Cuando Iñigo y Javi atienden a este medio se encuentran en dirección hacia el Hospital de Alcalá deHenares. Allí, la Columna del Nordeste ha quedado con trabajadores del centro sanitario enrolados en las filas de la Marea Blanca para protagonizar una ‘perfomance’ en apoyo a la Sanidad Pública.

 Porque, como recuerda Toni, que se incorporó a la Columna en Catalayud, las Marchas de la Dignidad tienen el objetivo, también, de reivindicar el derecho a una Educación Pública de calidad y a una Sanidad Pública y Universal. “Esta política de recortes es insostenible”, asegura este joven.

Toni, y sus alrededor de 200 compañeros de marcha, llegarán a Madrid el sábado a las 17 horas

Lo hará con la lengua fuera y con dolores por todo el cuerpo. “No soy ningún deportista.Me ha costado mucho llegar hasta aquí y ayer estuve a punto de abandonar y volver a Barcelona, donde resido. 

Tuve mareos, nauseas. Los médicos me dijeron que podía ser un golpe de calor.

 Finalmente, decidí quedarme y continuar la lucha para recuperar los derechos que tanto costó a la sociedad conquistar y que ahora nos están quitando”, sentencia este joven.


La Columna del Nordeste protagoniza una ‘perfomance’ frente al Hospital de Alcalá de Henares junto a Marea Blanca. / A. T.


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