Pablo Gonzalez

Los radicales de la Maidan devoran a su gobierno


Las nuevas autoridades ucranianas recibieron esta semana más ración de su propia medicina de la que están dispuestas a soportar. Más de quinientas personas, entre ellas miembros del nacionalista Pravi Sektor (Sector Derecha), se han agrupado frente al Parlamento para exigir la renuncia del ministro del Interior, Arsén Avákov, a quien acusan de la muerte del líder ultraderechista Alexánder Muzichko.

Por fin las acciones de los radicales ucranianos han llamado la atención de la comunidad internacional, en particular de la jefa de la política exterior de la UE, Catherine Ashton, quien denunció al Sector Derecha por su "presión" y su actitud que "contradice los principios democráticos". "Condeno firmemente la presión por parte de los activistas del Sector Derecha que rodearon el edificio de la Rada Suprema de Ucrania.

 Tal intimidación al Parlamento contradice los principios democráticos y la prioridad de la ley", dijo Ashton, tal vez sin caer en la cuenta que esas prácticas ya se llevaron a cabo cuando estaba instalado en el Gobierno un partido que había dado la espalda a Bruselas. Entonces la UE permaneció silente ante esa "presión".

Por su parte, activistas de las Fuerzas de Autodefensa de la Maidán se plantaron bloqueando las entradas al Parlamento para impedir actos de "provocación" por parte del Sector Derecha. Pero unos y otros son considerados radicales y tienen entre sus filas a personas que siguen los dictados de la ultraderecha. La diferencia es que Pravi Sektor no mantiene la lealtad hacia los políticos a los que encumbró con su lucha callejera.

Ahora que los nacionalistas han tomado el poder, la agitación como vía de expresión del pueblo es vista con peores ojos. "No vamos a permitir que el Sector Derecha, cree una carnicería aquí. Vinimos para mantener el orden", dijo uno de los miembros de la autodefensa a los medios locales. Pero la paz interior se ha vuelto más cara por culpa de un nombre: Alexánder Muzichko.

 Era uno de los líderes del radical Sector Derecha y se le conocía sobre todo por su sobrenombre Sashko Biliy. Murió la noche del lunes al martes durante un operativo cuando la Policía intentó detenerle. Él abrió fuego y trató de escapar. El suceso, poco claro, está siendo investigado estos días.

El ministro del Interior ucraniano, Arsén Avákov, cree que Ucrania afronta el dilema entre el orden y la “somalización", mediante la cual las bandas tomarían el control. La noche del jueves, los radicales del Sector Derecha con las caras cubiertas con máscaras y armados con bates rodearon el edificio del Parlamento ucraniano, amenazando con asaltarlo mientras gritaban "¡Revolución!".

 Finalmente los radicales suspendieron el asalto a la Rada Suprema y la multitud se disgregó en relativa calma. Avákov se comportó con bravura, e incluso les enseñó las llaves de sus oficinas para que "entrasen a trabajar en lugar de protestar ahí fuera".

Los problemas de las fuerzas gubernamentales con los que en su momento fueron sus aliados son tan graves que los responsables del Departamento de Seguridad de Ucrania celebraron anoche una reunión extraordinaria en la que discutieron la posible ilegalización del movimiento ultraderechista Pravi Sektor. De hecho fue el ministro del Interior en funciones quien propuso proscribir al grupo radical, según han filtrado fuentes del partido del primer ministro. 

Ocurrió en una reunión a la que asistieron, entre otros, el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andréi Parubiy, y el diputado y líder del partido nacionalista Svoboda, Oleg Tiagnibok. Según esas fuentes “Tiagnibok no tomó una postura determinada". El líder nacionalista, que ha moderado su discurso en los últimos años, va en último lugar en las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones presidenciales con sólo un 1,7 %.

La duda es quién durará más tiempo en la pelea: Pravi Sektor o el ministro que ha de domar a las "fieras". “La dimisión para mí no es un problema”, afirmó Avákov antes de una reunión del Gabinete.

 El problema es hacia dónde avanzaría entonces Ucrania, hacia el orden o hacia el dominio de las bandas como en Somalia. Un país africano donde ni una audaz operación de Estados Unidos consiguió enderezar la situación de caos.


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