Pablo Gonzalez

Crimea: antiMaidán y “gente amable”


Crimea está colmada de “gente amable”. Así denominan a los efectivos armados silenciosos, que llevan uniformes sin distintivos y que el 28 de febrero tomaron bajo control los edificios estratégicos más importantes: el Consejo Supremo, el aeropuerto de Simferópol, el aeropuerto militar Belbek de Sebastopol y otros objetos.

En todos los casos no se registraron enfrentamientos armados y los huéspedes armados se comportaron de manera totalmente correcta, lo que fue la razón de la nueva denominación que se les dio y que rápidamente adquirió popularidad en el segmento ruso de Internet.

Además, la “gente amable” desarmó a militares y guardafronteras ucranianos en Balaklava, y también sin el menor conflicto precintó los locales en que estos guardaban las armas, y que ahora mantiene bajo vigilancia.

Bajo este telón de fondo en Crimea continúan los mítines prorrusos. Los habitantes de Simferópol, Sebastopol, Kerch, Eupatoria, portando banderas rusas: la tricolor estatal y la de San Andrés de la Armada de Rusia, exigen la celebración de un referéndum sobre el estatus de la península. 

No obstante, el referéndum ya anunciado para el 25 de mayo “Sobre la ampliación de la autonomía” conviene a muy pocos. Muchos reconocen abiertamente que quisieran ver a Crimea en el seno de Rusia o independiente.

Entre la población rusa de Crimea no hay partidarios de la Maidán que, como mínimo, defiendan su posición abiertamente. Por lo demás, el presidente Víktor Yanukóvich, destituido por la Maidán, no goza de más popularidad: en Crimea lo tildan de traidor. 

El pueblo ya promueve a los nuevos jefes: el más conocido es el nuevo alcalde de Sebastopol, Alexéi Chali.

En paralelo, se están creando las nuevas estructuras de autoorganización : podría decirse que las comunidades de Crimea están renaciendo en el período en que los jefes anteriores no están a la altura de la situación. Numerosos destacamentos de autodefensa, grupos del Bloque Ruso y de otras organizaciones participan en mítines, garantizan el orden, cierran los accesos a las instalaciones vitales e incluso interaccionan con la ya mencionada “gente amable”.

Los destacamentos de autodefensa de Crimea y la policía local de seguridad ciudadana “Bérkut”, que no acatan la orden de disolución impartida por el ministro del Interior del “gobierno” de la Maidán, Avákov, también defienden Crimea ante una posible irrupción de extremistas del Sector de Derecha y otras bandas. Ya se hicieron varias de estas tentativas y todas concluyeron con el regreso inmediato de los extremistas al punto de partida.

Lo que más preocupa hoy a los habitantes es la cuestión de la postura de Rusia con respecto a Crimea. 

El fantasma de principios de los años noventa asusta a las personas, y en caso de que Rusia no respalde los intereses de los rusos en Crimea la región puede considerarse perdida. No obstante, por el momento las acciones de Rusia en respaldo a la antiMaidán, sobre todo, de Crimea, parecen ser razonables y suficientes. 

El quid de la cuestión reside en cuán lejos está dispuesto a ir Crimea: sus habitantes y aquellos que los representan.

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