Tailandia, Ucrania, Venezuela... Las protestas están a la orden del día en todo el mundo.
Los motivos de los disturbios son distintos en cada nación, pero según algunos investigadores, existe un factor global clave en todas ellas.
Cada una de las naciones en las que recientemente se han dado revueltas cuenta con sus propias situaciones, por lo general, extremadamente complejas.
Sin embargo, un grupo de teóricos del Instituto de Sistemas Complejos de Nueva Inglaterra (NECSI, por sus siglas en inglés), ya sugirió en 2011 que el continuo aumento de los precios de los alimentos podría conducir a levantamientos en todo el mundo.
Los académicos publicaron un documento que elaboraron empleando datos del 'índice de precios de alimentos' de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Empleando esta medida de la variación mensual de los precios internacionales de una cesta de productos alimenticios, los investigadores concluyeron que existía una correlación entre los precios de la comida y las revueltas de 2008 y 2011.
Uno de los autores del estudio, Yaneer Bar-Yam, recalcó que cuando el índice de precios de alimentos de la FAO era superior a 210, estallaban protestas en el mundo.
Basándose en este modelo, Bar-Yam predijo la primavera árabe semanas antes de que comenzara.
"Los precios de los alimentos son sin duda un factor importante.
Según nuestro análisis, el número 210 en el índice de la FAO es el punto de ebullición y hemos estado rondando esa cifra durante los últimos 18 meses", dijo Bar-Yam a la revista digital 'Vice'.
Durante ese periodo, numerosas naciones han atravesado conflictos sociales importantes coincidiendo con las proyecciones formuladas por el NECSI.
Entre los países que, según Bar-Yam, sufren de disturbios vinculados con el aumento del coste de los alimentos figuran Argentina, Egipto, Túnez, Brasil, Turquía, Colombia, Libia, Suecia, India, China, Bulgaria, Chile, Siria, Tailandia, Bangladesh, Ucrania, Venezuela y Bosnia.
Cada uno de estos países ha experimentado un alza importante en el precio de los alimentos y aunque ese no es el único factor que conduce a los disturbios, el hambre ha demostrado a menudo ser la chispa que enciende el fuego.