Acercándonos al fin del año 2013 intentamos hacer un breve balance general de la situación geopolítica mundial.
Este año ha constituido un período de grandes cambios en la interrelación de los poderes a nivel global, cambios que vienen produciéndose en forma cada vez más acelerada.
Vamos a realizar una muy breve descripción de la situación a nivel de algunas regiones que constituyen los puntos álgidos de las confrontaciones de poder en el planeta, y finalmente tratar de establecer algunas consideraciones generales.
África del Norte y Medio Oriente
La región más encendida del escenario global
Libia:
La situación política en Libia es de caos generalizado.
La destrucción de su infraestructura y de sus instituciones realizada por los países centrales no ha sido sustituida por ningún tipo de reconstrucción.
La estrategia de guerra que devastó el país nunca tuvo en cuenta que Kadaffi era el nexo que permitía que esa área geográfica, donde el poder estuvo siempre establecido a nivel tribal, funcionara como un Estado Nación.
Hoy solo queda en Libia un remedo de instituciones centrales que no tienen ningún poder efectivo, y un archipiélago de grupos armados (con las armas proporcionadas por Occidente para derrocar a Kadafi) que imponen su propia ley, que tienen su propia agenda y que responden solamente a sus intereses particulares.
El poder externo que provocó la destrucción del país no tiene ningún tipo de control sobre estas facciones que actúan en forma absolutamente aleatoria y caótica.
Egipto:
En Egipto continúa la salvaje represión de la dictadura militar que destituyó a través de un golpe de Estado al presidente elegido en las urnas Mohamed Mursi, representante de los Hermanos Musulmanes.
El régimen militar, que fuera aplaudido por derechas e izquierdas occidentales, encarcela, persigue, mata y hace desaparecer a los seguidores de Mursi, prohibiendo a los Hermanos Musulmanes, quienes tienen el apoyo de casi la mitad de la población del país, que sigue resistiendo en las calles a pesar de la represión.
Siria:
En Siria el ejército y el gobierno de Bashar Al Assad siguen logrando progresivos éxitos militares contra los grupos de mercenarios promovidos, financiados y armados por los países centrales y las monarquías del Golfo que los apoyan.
La guerra sigue estando presente y dejando su saldo de civiles muertos y desplazados.
Hay pactada una conferencia de paz en Ginebra para Enero que busca plantear soluciones para el conflicto armado.
Irak:
En Irak la devastación producida por la guerra y posterior invasión ha dejado como en Libia un “Estado fantasma”.
Los pseudo poderes establecidos no logran controlar la brutal violencia interna, donde grupos rivales (principalmente suníes y chiíes, pero también otras múltiples facciones enfrentadas entre sí) provocan diariamente atentados, enfrentamientos y emboscadas que van dejando un creciente saldo de víctimas en un país que supuestamente no está en guerra, pero que desde sus ruinas, continúa desangrándose.
Irán:
La ascensión al poder de Hasán Rouhaní significó un giro en la política exterior de esta nación. Desde el primer momento fue declarada la intención de llegar a acuerdos con Occidente y lograr despejar la tensión y la amenaza sobre este país.
Su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas fue el punto clave y su posterior tarea diplomática logró concretar una conferencia con los países que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, de la cual luego de marchas y contramarchas surgió un acuerdo que tendrá una vigencia de seis meses, en el cual Irán se compromete a permitir la inspección de sus instalaciones nucleares (cosa a la cual ya había accedido) y a reducir el porcentaje del enriquecimiento de uranio del 20% al 5%; y las naciones occidentales se comprometen a reducir las sanciones económicas que venían cercando económicamente al país.
Afganistán:
Los intentos del gobierno norteamericano por abandonar Afganistán, se enfrentan a dificultades. No solo la violencia interna sigue presente con constantes atentados contra las fuerzas de ocupación y las del gobierno títere, realizados no solamente por los Talibanes (a los cuales no han logrado derrotar) sino por otras fuerzas de resistencia, sino que hasta el propio Hamid Karzai, el presidente colocado “a dedo” por los EE.UU. se resiste a firmar el acuerdo militar propuesto que liberaría de responsabilidades a la superpotencia luego del retiro de sus tropas.
Arabia Saudita:
La monarquía saudí viene intentando tener una influencia mayor en la región, aprovechando la pérdida de ella de los Estados Unidos.
Para ello no ha vacilado en aliarse prácticamente al gobierno de Israel, tanto en lo que se refiere a abastecer a las fuerzas mercenarias en Siria, como en respaldar el gobierno militar en Egipto y utilizar todo su poderío económico para presionar en contra de Irán. Ha tenido también un cierto alejamiento del gobierno norteamericano producido por las diferencias tácticas en la región (sobre todo las muestras de negociación que el gobierno saudita considera como debilidad). Es parte del reacomodo de fuerzas políticas que se está dando en el área.
Israel:
La nación más “perjudicada” con los sucesos tanto en la región como a nivel internacional ha sido Israel.
Desde el momento en que Rohani intervino en las Naciones Unidas, el premier Benjamín Netanyahu mostró su indignación de que alguien pudiera creer en sus propuestas de negociación.
Cuando estas siguieron adelante, Israel ha hecho todo su esfuerzo por contraponerse, utilizando el poder de su lobby en Francia y la ayuda de Arabia Saudita, para que el gobierno de Hollande intentara sabotear el acuerdo entre Iran y el grupo 5+1, igualmente continua moviendo su poderoso lobby en los Estados Unidos, sobre todo en el Congreso, para promover las propuestas de los congresistas de derecha a los que apoya, en contra de Irán y Siria.
Conjuntamente también a la monarquía saudí, presionan a través de los grupos de “oposición” para sabotear la propuesta conferencia citada en Ginebra para lograr un acuerdo en Siria.
Estos sucesos han producido también una gran divergencia con el gobierno estadounidense que ha apoyado estas negociaciones, dejando a Israel más aislada que nunca a nivel internacional.
Europa
La situación europea sigue crítica en lo que respecta a la crisis económica. La recesión se mantiene, y aunque algunas cifras muestren una desaceleración mínima de la crisis, a pesar del esfuerzo de los gobiernos en presentarlas como positivas, solo se trata de que el ritmo de la caída parece enlentecerse ligeramente.
Esto no deja a los gobiernos muchos márgenes de maniobra para jugar a la política exterior, exceptuando quizás a una Alemania que sigue pretendiendo manejar los destinos de la Unión Europea o una Francia que se permite algunos desplantes, como el intento de sabotear el acuerdo entre Irán y los países centrales.
Latinoamérica
En Latinoamérica la situación sigue siendo muy fluida. La región sigue siendo el campo de batalla de fuerzas encontradas.
Sobre todo entre una tendencia a la integración regional promovida por la mayor parte de los gobiernos, y el contraataque de los Estados Unidos buscando restablecer la hegemonía que viene perdiendo desde hace un par de décadas sobre el área.
Honduras: Posiblemente lo más destacado de esta confrontación se está dando hoy en Honduras, donde unas elecciones recientes parecen haber sido manipuladas fraudulentamente por una oligarquía local unida a la Embajada de los EE.UU. y haber despojado a la corriente alternativa al bipartidismo tradicional representada por LIBRE, de un triunfo que parecía inevitable.
El resultado final de estos eventos está todavía en desarrollo, la resistencia está en la calle y la represión está presente.
Venezuela:
En Venezuela sigue desplegándose la confrontación entre el gobierno y las fuerzas que promueven el “golpe suave”, las que en este momento manejan la desestabilización a través de lo que se ha llamado la “guerra económica”.
La inflación inducida, el acaparamiento, la suba desenfrenada de los precios de venta, la especulación con la cotización “paralela” del dólar, son algunos de los recursos empleados por la derecha local apoyada por el Departamento de Estado y otras instituciones de los EEUU.
Las últimas medidas del gobierno venezolano, logrando una ley habilitante que permite al ejecutivo legislar en materia económica y realizar acciones contra la especulación y la corrupción parecen haber inclinado la balanza nuevamente hacia la consolidación del proceso bolivariano.
Brasil:
El gobierno brasilero, profundamente afectado por los escándalos de espionaje global producidos a partir de las denuncias de Edward Snowden, viene promoviendo en toda el área la consolidación de sistemas tecnológicos propios que permitan una independencia en el manejo de la información y logren mantener una comunicación libre de espionaje externo.
Conjuntamente con otros gobiernos del área se están logrando acuerdos y desarrollos propios en las nuevas tecnologías de comunicación e información que permitan llegar a este objetivo.
Los gobiernos progresistas:
Tanto la Bolivia conducida por Evo Morales como el Ecuador presidido por Rafael Correa continúan adelante con sus procesos internos para consolidar las reformas propuestas por sus nuevas constituciones.
Las derechas internas y externas siguen presionando, pero los hechos parecen indicar que estos procesos continúan, con marchas y contramarchas, adelante en el logro de sus objetivos de cambio social.
La Alianza del Pacífico:
Mientras tanto la Alianza del Pacífico, constituida por los gobiernos de México, Colombia, Perú y Chile y promovida por los Estados Unidos como herramienta para recuperar su perdida hegemonía en la región, sigue adelante con su ofensiva, sobre todo en el terreno económico.
Sin embargo se están produciendo cambios en su interior. Habrá que ver cuál será al respecto la posición del futuro gobierno de Bachelet en Chile y que sucederá en Colombia el año entrante con sus elecciones presidenciales, para saber si esta Alianza mantendrá a pesar de los esfuerzos estadounidenses, su agresiva política contra los mecanismos de integración.
Los “grandes” protagonistas
Rusia:
El papel de Rusia a nivel internacional se ha visto potenciado por sus triunfos diplomáticos en este periodo. Primero mantuvo durante el escándalo de Snowden una posición absolutamente independiente, al dar a este personaje un asilo que los EEUU habían condenado de antemano.
Luego pudo detener el inminente ataque a Siria decidido por el gobierno de los EE.UU. logrando un acuerdo respecto al control de las armas químicas, que eran el pretexto para justificar una acción de guerra.
La decidida acción diplomática conducida sobre todo por Vladimir Putin y su canciller Lavrov permitió un acuerdo internacional que logró alejar el peligro bélico.
El otro gran triunfo de la diplomacia rusa tiene que ver con el recién logrado acuerdo con Irán, para el cual la posición rusa ha sido muy importante.
La pérdida de influencia internacional producida por la caída de la Unión Soviética parece estar revirtiéndose a partir de una decidida política exterior encabezada por Putin.
China:
China continúa convirtiéndose en una creciente potencia económica e industrial y si bien ha disminuido en algo el ritmo de su crecimiento económico (del 10% anual al 7,5%) no por ello disminuye su impulso en el camino de convertirse en el principal actor económico del planeta.
Su muy discreta política exterior la mantiene en un rol aparentemente pasivo, que sin embargo no le ha impedido vetar (junto a Rusia) todas las resoluciones propuestas en el Consejo de Seguridad para lograr una intervención exterior en Siria.
Mientras tanto mantiene su política económica expansiva, negociando en términos de “ganar, ganar” con nuevos mercados en el mundo, en Asia, en África, en Latinoamérica y aun en la propia Europa.
Mantiene además una tensa relación económica con los Estados Unidos, sobre quien tiene el poderoso recurso de ser la poseedora de la mayor acumulación en dólares de papeles del Tesoro estadounidense.
El valor internacional del dólar se ha venido manteniendo a partir de ese inmenso volumen en poder de la nación china. Esto mantiene el equilibrio entre las tensiones económicas y políticas entre ambas potencias.
Estados Unidos:
Los Estados Unidos no logran remontar su grave crisis económica interna ni su crisis política. En el último año el poder político de la Casa Blanca se ha visto seriamente disminuido. Obama en lo interno no ha logrado mantener la reforma médica a partir del régimen de seguros que era la más importante obra de su gobierno.
Se ha visto obligado a quitar alcance a esta reforma, mientras a través del fracaso de su página web el número de quienes se acogieran a la reforma ha sido mínimo, muy lejano a lo esperado.
En lo exterior, los problemas en Irak y Afganistán lo mantienen empantanado en unas guerras de invasión fracasadas. Igualmente, las pulseadas con Rusia parecen haber sigo perdidas, tanto con Snowden como con Siria e Irán.
La popularidad del gobierno de Obama sigue cayendo a números cada vez más bajos, tanto en lo interno como a nivel internacional. En su huída hacia delante los EE.UU. siguen desplegando poder militar, tanto en Asia como en América Latina, mientras sus mecanismos de injerencia en todo el planeta siguen funcionando con el objetivo de restablecer la supremacía mundial.
Conclusiones
En momentos de estar terminando este análisis leemos un análisis similar realizado por James Petras, uno de los más destacados analistas políticos actuales.
Lamentablemente sus conclusiones son opuestas a las que hemos llegado. Según Petras estamos equivocados aquellos que pensamos que el poder de los Estados Unidos en el mundo está en declinación, ya que sus instrumentos de dominación siguen incólumes en este proceso. No es este el lugar ni el momento para contestar los argumentos de Petras, aunque nos llama mucho la atención como en su análisis global el papel de Rusia no aparece, o que crea que el “capitalismo” chino funciona igual que el de los países centrales.
Nuestras conclusiones son que si bien el sistema global muestra en su análisis los elementos contradictorios que aparecen en todos los sistemas complejos (ningún proceso social es Blanco o Negro, más bien todos tienen las múltiples gradaciones del gris, aunque sí todos muestran tendencias generales por encima de la interrelación sus variables opuestas) la perdida de la influencia estadounidense a nivel mundial se está haciendo cada vez más evidente.
Basta comparar por ejemplo la incidencia en los eventos planetarios de las intenciones del gobierno de Ronald Reagan, con la del gobierno Obama, para constatar como la hegemonía política de los Estados Unidos luego de la caída de la Unión Soviética era mucho mayor que la actual, dónde la confrontación con nuevos poderes emergentes produce resultados diferentes.
No podemos augurar cual será el resultado final de este proceso (aunque tengamos nuestras expectativas) pero si podemos decir que las cosas están cambiando, y que la distribución del poder a nivel global está recomponiéndose.
Miguel Guaglianone (BARÓMETRO INTERNACIONAL, especial para ARGENPRESS.info)