Cuando el 8 de diciembre de 1980 los fatídicos disparos de Mark David Chapman acabaron con la vida de John Lennon, el mundo comenzó a resignarse a la idea de vivir sin The Beatles.
Había transcurrido una década desde la disolución del cuarteto, en la que, año tras año, la noticia de una posible reunificación alimentaba las esperanzas de quienes deseaban escuchar, siquiera una vez más, a los músicos más populares del siglo XX. Con la muerte de Lennon, hasta los más soñadores tuvieron que aceptar que la utopía había llegado a su fin.
Es por ello que la salida al mercado este 28 de diciembre del CD A Name of Woman (Un nombre de mujer), en cuya portada aparecen los cuatro beatles, ha provocado entonces una mezcla de sorpresa y estupor entre quienes consideraban al Let It Be el colofón de una carrera.
En puridad, A Name of Womanno puede ser considerado un nuevo disco de The Beatles, puesto que lo integran temas presentes en otros álbumes del grupo. Pero a diferencia de placas como Love Songs (selección de canciones de amor del cuarteto), Rock and Roll Music (suma de rocanroles del repertorio beatle) y otros recopilatorios por el estilo, A Name of Woman, conformado por temas en cuyo título se utiliza un nombre femenino, no se limitó a sumar pistas ya existentes, sino que los four fabs grabaron en los estudios de Abbey Road nuevas versiones de viejos temas; además, tiene el detalle singular de haber sido concebido cuando The Beatles estaban aún en activo y que los cuatro músicos participaron junto a Allen Klein, consejero de la Apple Records, en la conformación del mismo.
La idea partió del propio Klein. Nombrado consejero del sello discográfico el 3 de febrero de 1969, un año después su posición no era nada envidiable por las agrias disputas que sostenía con los (ya no tan) chicos de Liverpool. Por ello les propuso, quizás para desenrarecer la atmósfera, la realización del A Name of Woman.
Al principio, McCartney –quien en cierta ocasión acusara a Klein de “llevar la Apple a la ruina”– se negó rotundamente. Adujo que con el Let It Be circulando un nuevo disco saturaría el mercado. Luego, en frase que revela su creciente enemistad con Lennon, añadió: “Seremos The Beatles, pero no somos más importantes que Cristo para pretender estar siempre en la cabeza de las personas”.
Afortunadamente, John pasó por alto tan inoportuna observación, pero dijo que le parecía una soberana idiotez la realización de un disco con esas características. Harrison también se opuso y sermoneó con acritud a Klein. Sólo Ringo, el inefable Ringo, no se molestó en increpar a nadie. Con su proverbial buen humor dijo: “Señores, denle una oportunidad a la paz. Cierto que el disco es una tontería; pero nada mejor que una tontería en el Día de los Tontos”.
La frase de Ringo definió la suerte del disco. Sería lanzado durante la celebración del April´s Fools Day, Día de los Inocentes en los países de habla inglesa, donde se celebra el 1 de abril. En la cubierta sólo aparecerían el nombre del grupo y el del disco y se obviaría relacionar los títulos incluidos. Se adoptó el formato de mini-LD, ya utilizado en el Magical Mistery Tour, para que la broma no les saliera cara a los incautos compradores.
La selección de los temas no resultó fácil. A duras penas se pudo convencer a McCartney de no incluir Martha, my dear, pues aunque en el título hay un nombre de mujer, el mismo está dedicado a la perra de Paul. Se excluyó asimismo, pese a una increíble oposición de Lennon (tal vez para hacer rabiar a McCartney), la canción My Bonnie, por no estar Ringo en el grupo por aquella época. Finalmente, tras agotadora discusión, la placa quedó conformada de este modo: en la cara A, Anna, Michelle, Julia, Eleanor Rigby, Dizzy Miss Lizzie y Long Tall Sally; en la cara B, Lucy in the Sky with Diamonds, Lovely Rita, Hey Jude, y para cerrar Maggie Mae.
Pese a todo, la placa no llegó a ser puesta a la venta. La agudización de las discrepancias en el seno de The Beatlesconvirtió en algo superfluo el proyecto.
La posible desintegración del grupo era un fuerte handicap contra todo sueño futuro. El puntillazo lo dio McCartney cuando actuó judicialmente, hacia marzo de 1970, para impedir la salida del acetato ya listo para la venta.
Sólo él sabía entonces que las horas de The Beatles estaban contadas.
Sólo hasta ahora accedería –por razones que no son del dominio público– a levantar la prohibición que de su parte se cernía sobre el disco, con la única condición, que cumple este artículo, de divulgar la historia del mismo.
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