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LA ALTA COMISIONADA DE DERECHOS HUMANOS DE LA ONU VUELVE A PEDIR LA GUERRA


La Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, la Sra. Navi Pillay, cumple con la estrategia de defender las guerras y no los derechos humanos.

 La acusamos de haber pedido que Libia fuese bombardeada y destruída, por los más de 200.000 muertos en ese país, por los crímenes, desapariciones y violación de los derechos humanos que desde entonces se repiten.

Sin embargo, su cargo en la ONU es –supuestamente- la defensa de los derechos humanos.

Lo que sucedió en el caso de Libia vuelve a repetirse en el caso de Siria: cuando está a punto de celebrarse un conferencia de paz -Ginebra 2- aparece la señora Pillay acusando sin fundamento al gobierno legítimo sirio y defendiendo la guerra.

El 12 de marzo de 2012 Ojos para la Paz pidió el cese inmediato de la Sra. Navi Pillay, en un comunicado parte de cuyo texto recogemos.

<<El 25 de febrero de 2011 esta funcionaria acusó, en base a falsas informaciones, al Gobierno libio de reprimir con medios militares, como tanques, mercenarios, aviones de combate, etc., a manifestantes pacíficos. Su intervención encubría que el país estaba siendo invadido por bandas armadas que atacaban objetivos civiles y militares, como parte de una estrategia de golpe de Estado apoyada desde el exterior.

 La Sra. Pillay además reclamó apoyos para una intervención externa de mayor escala, al solicitar una "acción de la comunidad internacional", para "proteger a la población civil" y "restablecer los derechos humanos" lesionados por el gobierno libio. 

Aquellas falsas acusaciones y la subsiguiente petición de la Sra. Pillay contribuyeron a crear un clima de opinión favorable a la intervención militar externa, que se plasmó en la resolución 1973 y dio paso a una masiva intervención militar de la OTAN con al menos 10.000 misiones de ataque aéreo, que causaron entre 50.000 y 160.000 muertes y llevaron al país al desastre entregándolo a la violencia sin ley de los mercenarios extranjeros y las bandas paramilitares>>

En el caso de Siria, la Sra. Pillay, que pretende repetir el guión bélico-humanitario puesto en práctica en Libia, no puede ignorar la existencia de un informe independiente elaborado a principios de 2012 por más de 160 observadores internacionales -el informe encargado por la Liga Arabe y censurado por Qatar-, en el que se refuta la propaganda mediática sobre una supuesta represión sistemática y letal del gobierno sirio contra manifestantes pacíficos. 

Por el contrario, el informe señala claramente la presencia en el territorio de bandas fuertemente armadas responsables del asesinato de civiles, policías y miembros del ejército, y de ataques a infraestructuras civiles. 

Estas bandas mercenarias son responsables también de la utilización de armas químicas contra la población, como quedó demostrado por el informe de la propia ONU, encomendado a la ex-fiscal del TPI, Carla del Ponte, que determinó que habían sido utilizadas armas químicas, pero probablemente por los grupos rebeldes; y como quedó demostrado por investigaciones realizadas por expertos rusos y por la denuncia del periodista británico Seymour Hersh. 

Pero no es preciso buscar muchas pruebas porque estas bandas armadas –financiadas y entrenadas por EE.UU. y sus satélites europeos (y Arabia Saudí, Israel y Qatar)- que ahora guerrean entre ellas, pertenecen a Al Qaeda, y al Frente Al-Nusra. Ya no se ocultan y aparecen en todos los medios de comunicación, haciendo gala de su barbarie.

Pero la Sra. Pillay, como ya hiciera en el caso de Libia, imputa los crímenes contra civiles al gobierno sirio (hasta en seis ocasiones lo ha hecho), en un intento por repetir el guión implementado en Libia. 

Un guión con idénticos patrocinadores e incluso en ocasiones con idénticos "rebeldes" sobre el terreno.

 Su discurso, en cuanto propaganda de guerra y medio para la misma, equivale a una apología encubierta de la violencia armada, ya que en ésta aparece como orientada a supuestos fines humanitarios, liberadores, democráticos, etc.

Se insulta a la inteligencia y a la moral humana, fundamento del derecho, si quienes están para evitar la barbarie se dedican a instigarla, obviando principios como los del respeto entre los estados, el derecho internacional, la no injerencia y la convivencia pacífica.

Hasta en la Carta de las NN.UU. se especifica que ese organismo tiene una misión muy concreta: “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”.

Dado que la actuación de la Sra. Navi Pillay es contraria a estas normas del equilibrio y ponderación, y trabaja justo en la dirección opuesta buscando a toda costa la guerra, afirmamos que las instituciones representativas de la humanidad no pueden estar ocupadas más por quienes, simulando ignorancia y practicando la maldad, ponen en marcha fuerzas incontrolables que dejan en riesgo el futuro no solo de la especie humana sino del propio planeta.

A primeros de diciembre de 2013, la Sra. Pillay continúa trabajando para la guerra e insistiendo en que se repita en Siria el lamentable guión de Libia, acusando al gobierno sirio de los crímenes que han cometido los mercenarios de occidente.

 ¿Aún le parece poca la sangre derramada?

Por todo lo expuesto pedimos su cese inmediato en el puesto de Alta Comisionada para los Derechos Humanos, ya que la Sra. Pillay, por su forma de proceder, supone un desprestigio absoluto para la ONU.

Purificación González de la Blanca


Ojos para la Paz












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