Por Arthur González
En línea con los dictados de Washington en su persistente y caduca política anticubana, Soledad Becerril, “Defensora del Pueblo”, ha declarado desde España que “se ha comprometido a trasladar a otras instancias similares la situación que viven las Damas de Blanco, por el supuesto hostigamiento que el régimen cubano utiliza para presionar a aquellos que trabajan por los derechos y libertades en la isla”.
Las palabras de la señora Becerril tipifican muy bien lo que hacen las llamadas Damas de Blanco, al asegurar que trabajan por los derechos humanos. Sin pretenderlo ha reflejado realmente el quehacer de las asalariadas del Gobierno norteamericano, pues para la grosera e inculta Berta Soler, es todo un negocio lo que tiene montado, el cual le brinda más beneficios que el de una tienda, un restaurante o un cafetería de esas que se inauguran por decenas en la isla, a partir de la ampliación del trabajo privado.
Sin tener que sudar la blusa ni preocuparse por pagar impuestos al fisco, Berta y sus “amigas” reciben cuantiosas sumas de dólares provenientes de los 20 millones que anualmente asigna la Casa Blanca para la subversión contra Cuba, viaja constantemente a Estados Unidos y a países europeos donde es alojada en hoteles 5 estrellas, se alimenta ampliamente y es exhibida como una famosa artista de cine por los circuitos políticos, en los cuales da fe de su incultura, falta de buenas costumbres y educación formal.
En contraste con su defensa de este grupo mantenido desde los Estados Unidos contra Cuba, Soledad Becerril, supuesta “Defensora del Pueblo”, no dice ni una palabra de los 5 millones 600 mil personas que en España están sin empleo y cada día se les hace más difícil subsistir en esa sociedad que le resta posibilidades de estudio, salud y vivienda al pueblo.
Tampoco se pronuncia la señora Becerril de los muertos y heridos causados por los bombardeos de los drones norteamericanos en Pakistán, donde cada día son más los huérfanos por esas atrocidades yanquis. Similar silencio mantiene sobre las acciones de espionaje en la Internet que el gobierno norteamericano en complicidad con el británico y el francés, ejercen contra millones de ciudadanos del mundo.
Por tanto, sería mejor que la “Defensora del Pueblo” se ocupe de hechos comprobados, en vez de seguirles el juego a las asalariadas de los norteamericanos como la grosera Berta Soler, que con solo mirar su apariencia personal se puede asegurar sin temor a una equivocación, que más se parece a una deportista del equipo olímpico de judo, de lucha o de levantamiento de pesas que a una simple ciudadana reprimida y hostigada.