Privación sensorial, ahogamientos, duchas de agua helada, explotación de fobias a insectos, ruido blanco son algunos de los métodos usados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los militares estadounidenses en sus interrogatorios.
La última información revelada por el Instituto sobre Medicina como Profesión (IMAP) que indica que estas técnicas han sido diseñadas y supervisadas por psicólogos y médicos estadounidenses, según informa este lunes el diario británico 'The Guardian'.
El estudio denuncia que el Pentágono considera a todas las personas que participan en los interrogatorios, incluido personal sanitario, como "oficiales de seguridad".
El documento del IMAP llega a la conclusión de que tras los atentados del 11-S, los profesionales sanitarios que trabajan para el Ejército y los servicios de Inteligencia "diseñaron y participaron en el trato cruel, inhumano y degradante y en la tortura de detenidos".
El doctor Gerald Thomson, profesor de Medicina de la Universidad de Columbia, que ha coadyuvado a la elaboración del informe, ha lamentado que "los médicos fueron transformados en agentes del Ejército y realizaron actos que eran contrarios a la ética y la práctica médica".
“Es evidente que, en nombre de la seguridad nacional, el Ejército se impuso sobre la ética y los médicos se convirtieron en agentes de los militares y realizaron actos contra la humanidad. Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que esto no vuelva a suceder”, añade.
Tanto el Pentágono como la CIA han rechazado las informaciones arrojadas por el informe, que añade nuevos datos sobre las torturas ya conocidas por la opinión pública.
ym/cl/msf
La última información revelada por el Instituto sobre Medicina como Profesión (IMAP) que indica que estas técnicas han sido diseñadas y supervisadas por psicólogos y médicos estadounidenses, según informa este lunes el diario británico 'The Guardian'.
El estudio denuncia que el Pentágono considera a todas las personas que participan en los interrogatorios, incluido personal sanitario, como "oficiales de seguridad".
El documento del IMAP llega a la conclusión de que tras los atentados del 11-S, los profesionales sanitarios que trabajan para el Ejército y los servicios de Inteligencia "diseñaron y participaron en el trato cruel, inhumano y degradante y en la tortura de detenidos".
El doctor Gerald Thomson, profesor de Medicina de la Universidad de Columbia, que ha coadyuvado a la elaboración del informe, ha lamentado que "los médicos fueron transformados en agentes del Ejército y realizaron actos que eran contrarios a la ética y la práctica médica".
“Es evidente que, en nombre de la seguridad nacional, el Ejército se impuso sobre la ética y los médicos se convirtieron en agentes de los militares y realizaron actos contra la humanidad. Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que esto no vuelva a suceder”, añade.
Tanto el Pentágono como la CIA han rechazado las informaciones arrojadas por el informe, que añade nuevos datos sobre las torturas ya conocidas por la opinión pública.
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