Rusia puso en alerta hoy el centro de mando de su Estado Mayor, así como el centro de control de las Tropas de Defensa Aeroespacial, tras detectar lanzamientos de misiles en el Mediterráneo, admitió hoy el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov.
Un radar de alerta temprana emplazado en Armavir, en el sur de Rusia, detectó a las 10.16 hora Moscú (6.16 GMT) dos lanzamientos de “objetivos balísticos”.
Un radar de alerta temprana emplazado en Armavir, en el sur de Rusia, detectó a las 10.16 hora Moscú (6.16 GMT) dos lanzamientos de “objetivos balísticos”.
Más tarde, Israel reconoció haber lanzado un cohete de pruebas en el marco de un ensayo conjunto con EEUU, para comprobar el funcionamiento del sistema de defensa antimisiles.
Lo ocurrido hoy, a juicio de Antónov, demuestra que la modernización del sistema ruso de alerta temprana no ha sido en vano y que Rusia está preparada para “acciones más variadas en cualquier situación”.
Al mismo tiempo, advirtió de que el Mediterráneo es una zona demasiado peligrosa para “jugar con armas”.
Señaló que el misil detectado avanzaba hacia el este.
Lo ocurrido hoy, a juicio de Antónov, demuestra que la modernización del sistema ruso de alerta temprana no ha sido en vano y que Rusia está preparada para “acciones más variadas en cualquier situación”.
Al mismo tiempo, advirtió de que el Mediterráneo es una zona demasiado peligrosa para “jugar con armas”.
Señaló que el misil detectado avanzaba hacia el este.
“¿Acaso hay otra región tan atiborrada de armas y explosiva como el Mediterráneo? (…)
No atino a comprender cómo es posible jugar hoy con armamento, con misiles en esta región”, comentó.
Recordó que en 1996 Rusia interpretó como potencial ataque con misiles el lanzamiento de un cohete meteorológico desde Noruega.
“El Mediterráneo es un polvorín. Basta una cerilla para prender el fuego que podría propagarse a otras regiones del mundo, no solo a los países vecinos.
Recordó que en 1996 Rusia interpretó como potencial ataque con misiles el lanzamiento de un cohete meteorológico desde Noruega.
“El Mediterráneo es un polvorín. Basta una cerilla para prender el fuego que podría propagarse a otras regiones del mundo, no solo a los países vecinos.