Pablo Gonzalez

Yugoslavia, Irak, Libia, Siria......


Los fanáticos extremistas islámicos a sueldo de los gobiernos y corporaciones occidentales son calificados por los medios de comunicación como "luchadores por la libertad"


En el mundo "libre" en que vivimos en occidente ya no vemos como una anormalidad que desde un periódico, una televisión o una radio se incite a la violencia, a la agresión directa contra incluso todo un país. 
Esto nos demuestra que nuestros medios de comunicación y nuestro mundo "libre", nuestras "democracias", hacen aguas por todos lados. 
Los primeros por amorales y también por complicidad criminal, el segundo y segunda, nuestro "mundo libre" o nuestra "democracia", por no actuar en consecuencia y perseguir y castigar estos delitos.

Yugoslavia:

En el caso del ataque occidental a Yugoslavia, y en su asalto final sobre Serbia, los medios de comunicación mostraron otra vez su siniestro rostro, falsificando los hechos e induciendo y llamando a la agresión militar:

Los medios de comunicación querían dar otra versión para alentar el ataque de la OTAN, que se produciría a finales de marzo de 1999. 
Por ejemplo, un editorial de The Guardian del 26 de marzo de 1999 hablaba de la guerra como "un reto para nuestra generación";.

El Mirror lo expresaba así: "Ecos del holocausto"; yThe Sun pedía "pulverizarlos (a los serbios) con un bombardeo masivo", la BBC, incluso en el año 2002, mostraba en enero un programa, Descubierto, en el que celebraba la jornada de Conmemoración del Holocausto, haciendo referencia a un supuesto holocausto imaginario provocado por los serbios. 
En el New York Times Tomas Friedman, el 23 de abril de 1999, en un artículo titulado sin ambigüedades como: "déjense de milongas", hablaba de "limpieza étnica"; causada por los serbios a los que había que castigar, pidiendo que "todas las centrales eléctricas, las conducciones de agua, los puentes, las carreteras"; deberían convertirse en objetivo de la OTAN.(6) 
Y eso es lo que hizo la OTAN a partir del 24 de marzo de 1999, bombardear sistemáticamente un país como Serbia durante setenta y ocho días, matando al menos durante esos días a dos mil civiles, las secuelas, por el propio cáncer producido con el uranino lanzado, originarían bastantes más muertes; y destruyendo sus infraestructuras, industria, escuelas, hospitales, instalaciones agrícolas, etc., además de contaminar el suelo, agua y cultivos con uranio y otros productos tóxicos lanzados. 
Toda esta barbarie fue posible una vez más gracias a la campaña de odio y mentiras sembradas por los medios corporativos.

Los efectos del bombardeo fueron también obviados por las televisiones y la prensa, de hecho los utilizaron como argumento a favor de los ataques de la OTAN, al haber gran número de refugiados albanokosovares que huían.

En Irak el desprecio por las matanzas y por la destrucción del país debida a los bombardeos externos fue absoluto.

Los periódicos, tanto los considerados de izquierda como los de derecha, ensalzaban a un nuevo héroe de guerra. Muere el general Schwarzkopf, el héroe de la Primera Guerra del Golfo, rezaba el titular del diario madrileño ABC.(2) 
El País, ese mismo día, el 28 de diciembre de 2012, (3) lo mostraba como el artífice de una de las mayores victorias de la historia militar norteamericana. También comentaba que:

La primera Guerra del Golfo la decidieron una serie de operaciones aéreas que debilitaron notablemente al enemigo iraquí, con un número muy reducido de bajas entre las filas aliadas. Sólo murieron en operaciones directas de combate 147 soldados.

Ni una sola mención a los miles y miles de iraquíes que fueron muertos, asesinados, en aquella guerra, ninguna mención a la destrucción prácticamente completa de las infraestructuras del país: red eléctrica, agua, agricultura, comunicaciones, industria... 
Ninguna mención que aquello, junto a las sanciones que vinieron después, provocaron hasta más de un millón de muertos de acuerdo a las investigaciones de Lancet, en su mayorías niños, los más débiles, los que no preocupan a la prensa, a la prensa que dirige el poder económico.

En Libia repetirían un guion similar a los que hicieron en Yugoslavia y, como allí, indignaban y calentaban los ánimos de la gente con grandes falsedades para justificar la "necesidad" de una "intervención" (bombardeo indiscriminado) contra todo un país y su población.

El País el 21 de febrero decía: “Varios testigos han relatado la participación en los ataques de la aviación, que ha abierto fuego real contra la multitud”143, pero pese a que el mismo diario dice que no puede confirmar de forma independiente las afirmaciones pone el titular: “Gadafi saca los bombarderos para reprimir la revuelta”, y añade:

"Lo que estamos presenciando hoy es inimaginable. Aviones y helicópteros militares están bombardeando un barrio tras otro", ha asegurado Adel Mohamed Saleh, un hombre que se declara activista anti-Gadafi. 
Según Saleh, contactado telefónicamente por Reuters, los bombardeos se suceden "cada 20 minutos" y están produciendo "muchísimos muertos" (al menos han fallecido ya 250 personas, según la cadena catarí Al Yazira).143

Y cita a organizaciones de derechos humanos como fuentes de la veracidad de la supuesta matanza contra los civiles:

Las organizaciones de derechos humanos Human Rights Watch y Amnistía Internacional están actuando de portavoz de lo que ocurre en el país, bajo un régimen dictatorial desde hace 42 años. 
HRW maneja la única cifra con cierta vitola de oficialidad: 233 muertos y un millar de heridos. 
Pero la cifra podría ser más alta. 
Fuentes de un hospital de Bengasi han asegurado a Reuters que, sólo en ese centro sanitario, son más de 300 los fallecidos y la FIDH ha dicho que la cifra de muertos se sitúa entre los 300 y los 400.

De Los medios de comunicación y la guerra en Libia.

Cómo no, las organizaciones "humanitarias" colaborando en esta barbarie se ha convertido en práctica habitual. 

Libia la convirtieron en un lugar donde el poder fue entregado a la misma Al Qaeda, que permite el robo y pillaje del país y lo somete mediante la violencia y el terror.

Y, ¿en Siria? Lo mismo de lo mismo.

Tenemos a medios como El País apoyando a los escuadrones de la muerte de extremistas islámicos que asolan Siria y pidiendo la "intervención exterior".

...vean la falsificación y el apoyo a estos extremistas islámicos y a la agresión militar externa que hacía el periódico corporativo El País en su editorial del 3 de agosto de 2012: La batalla por Alepo.

Las dimensiones de la guerra civil siria y su insoportable asimetría hacen inaplazable una intervención exterior que vaya más allá del envío de armas a los rebeldes por Turquía y Catar o de la ayuda menor de la CIA autorizada por un ambiguo Obama. 
Como toda fuerza de origen popular, los insurgentes sirios, pese a su arrojo, carecen del armamento y la disciplina necesarios para derrotar a un Ejército pertrechado y con licencia para aniquilar a sus compatriotas. 
La parálisis occidental, alimentada por los riesgos a corto plazo, ha acentuado las dimensiones del horror. Estados Unidos en particular, tras casi un año de estériles iniciativas diplomáticas, certificadas ayer con la renuncia de Kofi Annan, debe ponerse al frente de ese esfuerzo y establecer una cooperación formal con el Ejército Libre de Siria.
De Las revueltas en Siria no son ni fueron una rebelión popular ni pacífica

Y, qué decir de estos medios de comunicación ante su indiferencia hacia el sufrimiento de las víctimas por atentados terroristas, además de la justificación encubierta y no tan encubierta de tales atentados, junto a apodar como rebeldes a verdaderos asesinos despiadados a sueldo.

Las imágenes del atentado terrorista el 21 de febrero de 2013 en Damasco son claras, sin engaños, expresan la muerte de seguramente más de sesenta personas y múltiples heridos en otro atentado terrorista de los extremistas islámicos financiados y armados desde el exterior, por las potencias occidentales y las dictaduras del golfo: Catar y Arabia Saudí. (1), (4)

Sin embargo, los medios de comunicación corporativos no hablan de un brutal atentado terrorista, del horror desatado, de los fanáticos que lo hicieron.
 ¿Se imaginan si esto lo hubiese cometido una organización palestina en Israel o una organización vasca en España?
 No ha sido así y por eso el discurso "periodístico" es muy diferente. Esto dice ABC:

"También resultó herido, pero de carácter leve, el secretario general del Frente Democrático para la Liberación de Palestina, Nayef Hawatmeh, que respalda al régimen sirio, según fuentes de este movimiento.

El estallido del coche bomba produjo, además, grandes daños materiales y decenas de vehículos aparcados en las proximidades quedaron calcinados. 
La agencia oficial de noticias Sana atribuyó la acción a grupos «terroristas», expresión con la que las autoridades sirias denominan a los rebeldes que combaten contra el régimen que preside Bachar al Asad." (2)

Nada de una condena clara ni de llamar por su nombre al terrorismo, ni de quién está detrás de todo esto. Además se habla de personas que han sido heridas que respaldaban al "régimen", esto parece un justificativo, ¿no? 
Y vean lo que dicen sobre los terroristas islámicos:

"expresión con la que las autoridades sirias denominan a los rebeldes que combaten contra el régimen que preside Bachar al Asad."

Piensen esto en un atentado como los que he comentado y que se dijese que había heridos que estaban vinculados al régimen israelí o al régimen español, además de no considerarlos terroristas sino rebeldes. 
El medio de comunicación que haría esto sería perseguido judicialmente y políticamente.

Esto hacía ABC, pero El País seguía una línea paralela, vean lo que decía de estos terroristas realmente desalmados, porque solo buscan la mayor destrucción posible e instaurar un régimen islámico de intolerancia y terror:

"Aunque los rebeldes, levantados en armas desde 2011, han efectuado numerosas incursiones en Damasco en los pasados meses, en pocas ocasiones le han asestado un golpe tan duro al corazón del régimen, en el centro mismo del bastión en el que resisten El Asad y su Gobierno".(3)

De La falta de rigor y ética en los medios de comunicación corporativos.

Publicado por Mikel Itulain

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