INTRODUCCIÓN DEL EDITOR
Este documento escrito en 1980, a escasos cuatro años de que Deng Xiaoping tomara el poder en China, intenta analizar los errores de la dirección china para comprender la subida y caída de facciones dentro del PCCh desde 1949. Para ello analiza temas tan importantes como la teoría antileninista de la nueva democracia de Mao, la que llevaba en su seno el desarrollo prolongado de la propiedad privada, el multipartidismo, y la unión con la burguesía sellada en la coalición de gobierno con ella, tesis contrarias a las recomendadas por la Komintern.
Para el autor esta teoría es la piedra angular que permite la comprensión del oportunismo chino que hizo que revisionistas descarados como Liu Shao-chi o Deng Xiaoping amarraran el poder con mayor o menor intensidad durante varias épocas, todas en armonía con las tesis de Mao Zedong; autor de la inclusión de conceptos liberales ajenos al marxismo-leninismo como la «coexistencia pacífica y supervisión mutua» con los demás partidos burgueses, la «lucha de dos líneas» en el Partido o la teoría de las «cien flores y cien escuelas de pensamiento», que según Mao debía de ser extendida a todos los ámbito de la sociedad. Todas estas teorías fueron el caldo de cultivo para la degeneración ideológica del Partido que conduciría a que en el VIII Congreso celebrado en 1956 se alzara el revisionismo que expuso y defendió, de modo programático, que la burguesía debería seguir siendo un aliado en el socialismo, e incluso se implementó la política económica desarrollada por el revisionismo Titoista y Jruschovista, todo ello aprobado por Mao y Liu Shao-chi. Dentro del PCCh nunca se hizo autocrítica al respecto de la autoridad de Mao en dichos errores, pese a que quedaron plasmados en sus obras publicadas a su muerte.
Para contrastar la «vía china al socialismo», el autor, cita documentos y críticas del PTA sobre la revolución albanesa, para que el lector pudiera observar que a diferencia de los chinos, los albaneses no tuvieron contemplaciones a la hora de acabar con el poder económico y político de la burguesía, y que desarrollaron una extensa labor contra las reminiscencias ideológicas que dejaba esta, dando varias prueba de la vasta tarea desarrollada por el PTA para combatir dichas deficiencias, así como otras que no pudieron ser eliminadas y que luego surgirían bajo forma burocratica. Así mismo, se analiza brevemente el espontaneísmo y la poca relación con el marxismo-leninismo de las tácticas utilizadas durante la revolución cultural.
NG
Pedro José Madrigales Reyes
Este documento escrito en 1980, a escasos cuatro años de que Deng Xiaoping tomara el poder en China, intenta analizar los errores de la dirección china para comprender la subida y caída de facciones dentro del PCCh desde 1949. Para ello analiza temas tan importantes como la teoría antileninista de la nueva democracia de Mao, la que llevaba en su seno el desarrollo prolongado de la propiedad privada, el multipartidismo, y la unión con la burguesía sellada en la coalición de gobierno con ella, tesis contrarias a las recomendadas por la Komintern.
Para el autor esta teoría es la piedra angular que permite la comprensión del oportunismo chino que hizo que revisionistas descarados como Liu Shao-chi o Deng Xiaoping amarraran el poder con mayor o menor intensidad durante varias épocas, todas en armonía con las tesis de Mao Zedong; autor de la inclusión de conceptos liberales ajenos al marxismo-leninismo como la «coexistencia pacífica y supervisión mutua» con los demás partidos burgueses, la «lucha de dos líneas» en el Partido o la teoría de las «cien flores y cien escuelas de pensamiento», que según Mao debía de ser extendida a todos los ámbito de la sociedad. Todas estas teorías fueron el caldo de cultivo para la degeneración ideológica del Partido que conduciría a que en el VIII Congreso celebrado en 1956 se alzara el revisionismo que expuso y defendió, de modo programático, que la burguesía debería seguir siendo un aliado en el socialismo, e incluso se implementó la política económica desarrollada por el revisionismo Titoista y Jruschovista, todo ello aprobado por Mao y Liu Shao-chi. Dentro del PCCh nunca se hizo autocrítica al respecto de la autoridad de Mao en dichos errores, pese a que quedaron plasmados en sus obras publicadas a su muerte.
Para contrastar la «vía china al socialismo», el autor, cita documentos y críticas del PTA sobre la revolución albanesa, para que el lector pudiera observar que a diferencia de los chinos, los albaneses no tuvieron contemplaciones a la hora de acabar con el poder económico y político de la burguesía, y que desarrollaron una extensa labor contra las reminiscencias ideológicas que dejaba esta, dando varias prueba de la vasta tarea desarrollada por el PTA para combatir dichas deficiencias, así como otras que no pudieron ser eliminadas y que luego surgirían bajo forma burocratica. Así mismo, se analiza brevemente el espontaneísmo y la poca relación con el marxismo-leninismo de las tácticas utilizadas durante la revolución cultural.
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Pedro José Madrigales Reyes