Pablo Gonzalez

Los dioses menosprecian a las mujeres


En la apertura del debate Atheists are wrong (los ateos están equivocados), Jane Caro se refirió a la gran distancia que separa a los dioses más populares de las mujeres.

La evidencia más clara de que todos los dioses son inventados por el hombre es, por supuesto, el trato a las ¡mujeres!

La idea de que las mujeres son plenamente humanas es algo con lo cual las religiones creadas por el hombre parecen tener dificultades.

Me "encanta" el paraíso ofrecido a los guerreros de la Yihad Islámica
 
Al parecer, como mártires por Alá, recibirán su recompensa en el Cielo desposando a innumerables vírgenes. 
 
Imaginen a esas mujeres musulmanas obedientes, temerosas de Dios, que se mantienen puras bajo todo ese ropaje adorando devotamente a su Dios, sólo para descubrir que cuando mueren, su recompensa por toda esa conducta virginal es terminar como prostitutas de terroristas.

Mi reacción al enterarme de esa visión de la recompensa eterna extraordinariamente centrada en el hombre fue preguntarme qué pecado tan atroz habrán cometido aquellas pobres vírgenes como para merecer tal castigo. 
 
En otras palabras, el Cielo de los terroristas es claramente el infierno de las vírgenes.

Esa fantasía del Cielo, por cierto, ilustra cómo las religiones usan un truco clásico de publicidad... en el cual soy experta: crean el miedo a la condenación en todos, incluidos los pobres y desvalidos, para luego ofrecerles la esperanza de la salvación, pero, en el caso de los pobres y desvalidos, sólo después de muertos.

La religión ha sido utilizada de esa forma para controlar a todo tipo de personas, pero en mis nueve minutos me concentraré en su efecto sobre las mujeres. 
 
Convenientemente para los tipos que la inventaron, todos los dioses son felices al ver a la mitad de la humanidad oprimida por la otra mitad.
 
 De acuerdo con muchos de sus mensajeros terrenales, han aprobado e incluso ordenado que las mujeres sean golpeadas, violadas -por lo menos en el matrimonio- y vendidas como propiedad, ya sea a sus maridos o a sus amos.

Los dioses han dispuesto que el testimonio y la palabra de una mujer valgan menos que los de un hombre, que no se les permita hablar en público, participar en la vida pública, tener "dominio" sobre el hombre, predicar la religión, o, en casos extremos, incluso aparecer en público.

Fue la creencia religiosa la que impulsó lo que puede haber sido el programa más largo y sangriento en la historia humana: la persecución y ejecución de (en la gran mayoría de los casos) mujeres vulnerables acusadas de brujería en Europa entre los siglos XIV y XVII, algo que rara vez recordamos ahora.

En las teocracias todavía observamos a los dioses negar a las mujeres y a las niñas el derecho a trabajar, viajar, conducir, obtener acceso a la salud, o incluso caminar por las calles sin compañía.
 
 En 2002, catorce niñas murieron en un incendio en La Meca después de haber sido obligadas por la policía religiosa a regresar a una casa de huéspedes en llamas, debido a que no estaban "adecuadamente cubiertas". Eso es indignante.

La vida de las mujeres sólo comenzó a mejorar en el Occidente cuando surgió el feminismo, gracias a la Ilustración secular. 
 
Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer, fue quien creó este maravilloso documento, y era completamente distinta de la primera María
 
Ella no era virgen, era un ser humano vulnerable y capaz de sufrir.
 
 Bendecida (si se me permite el término) con un intelecto brillante y el coraje necesario, pudo ver a través de milenios de hipocresía masculina, aunque fue despreciada y vilipendiada en su época, generalmente por los religiosos.
 
 En los 300 años transcurridos desde que comenzó a escribir, las vidas de las mujeres y de las niñas, por lo menos en el mundo desarrollado, han cambiado indiscutiblemente para mejor.

En base a cualquier medida objetiva, las mujeres del Occidente secular están en mejor situación de lo que jamás han estado. 
 
En términos de longevidad, salud mental, física, emocional y reproductiva, de la independencia económica y de los derechos humanos, la mujer actual está en una situación muy superior a la de sus antepasadas.

Desafortunadamente, sin embargo, los representantes de Dios han resistido el progreso de las mujeres a cada paso del camino.
 
 Se han opuesto a la educación superior para las mujeres, a la mejora de su situación laboral, a su derecho a voto, al derecho a ingresar al Parlamento, al derecho a sus ingresos, renta y propiedad, al derecho a sus propios hijos después de un divorcio o separación, al derecho a resistir la violencia doméstica, al derecho a aprender acerca de sus propios cuerpos, al derecho a negarse a tener relaciones sexuales en el matrimonio o a acceder a ellas fuera de él, y por supuesto, al derecho a la anticoncepción, al aborto y a la información sexual.

Hace menos de un siglo, si la salud de una mujer quedaba tan deteriorada por sucesivos embarazos como para que los médicos los desaconsejaran en el futuro, las iglesias resistían su derecho a usar -o incluso a saber sobre- la anticoncepción, y ella tenía que depender de la buena voluntad y de la moderación de su esposo para evitar más daños a su salud, o incluso la muerte.

Hace apenas un año una monja fue excomulgada por permitir que el hospital estadounidense que administraba le practicara un aborto a una mujer que habría muerto sin él.

Cuando se inventó el cloroformo en el siglo XIX, los médicos de inmediato lo anunciaron como una gran ayuda para las parturientas.
 
 Pero los líderes de la Iglesia condenaron su uso porque creían que el sufrimiento de las mujeres durante el parto había sido ordenado por Dios como castigo por el "pecado original" de Eva.

Afortunadamente para las parturientas, la entonces jefa de la Iglesia de Inglaterra –sorprendentemente- era ella misma una madre.
 
 La reina Victoria ignoró a sus consejeros espirituales al dar a luz a sus nueve hijos, tomó el cloroformo con ambas manos y exclamó: ¡empapa!

Un muy buen argumento para colocar a las mujeres en todos los puestos de poder, me parece a mí...

Para ser justos, a medida que las mujeres han logrado avances en el mundo secular y desarrollado, muchos creyentes y líderes religiosos han cambiado de opinión y han aceptado el beneficio universal que trae la igualdad de la mujer y de sus oportunidades.

Sin embargo, no es coincidencia que las sociedades donde las mujeres gozan de altos niveles de libertad personal son las más ricas y más estables del mundo. 
 
Ahora entendemos que cuando se educa a las mujeres y a las niñas, los beneficios llegan a toda la familia y no simplemente a la persona.

Incluso se ha observado que, en las sociedades con mayor número de mujeres en posiciones de poder e influencia, los hombres tienen una mayor esperanza de vida... Somos muy amables con ustedes (hombres), saben… a la inversa no es así.

¿Puede ser también una coincidencia que esas sociedades se encuentran entre las más seculares y - excepto los EEUU - a menudo se citan como aquellas en las que la creencia en un Dios decrece más rápidamente? 
 
Es casi como si los derechos de Dios y de la mujer fueran diametralmente opuestos entre sí. 
 
A medida que unos suben, los otros bajan.

El hecho de que los dioses y las mujeres parezcan estar tan claramente en esquinas opuestas es otro indicio para mí de que los dioses se concentran en los hombres.

Es imposible en nueve minutos hacer justicia al terrible precio que las mujeres han pagado como consecuencia de las religiones creadas por el hombre. 
 
No tengo tiempo para hablar de la aniquilación de las mujeres a causa del VIH en África, ayudada por la malvada y paranoica desinformación sobre la permeabilidad de los preservativos promovida por la Iglesia Católica. 
 
Basta con decir que ahora cuatro de cada diez niñas en Kenia tienen SIDA, muchas de ellas vírgenes temerosas de Dios infectadas en su noche de bodas.

Para mí, sin embargo, no es sólo la historia del trato de la religión hacia las mujeres lo que apoya mi ateísmo. Es el simple hecho de la naturaleza tuerta de todas las religiones del mundo lo que finalmente me convence de que todos los dioses son creados por el hombre.

Sí, incluso el condenado Budismo, el último refugio de la elegante mística occidental...

¡Un momento, sólo me queda un minuto! Aquí viene mi remate...

Después de todo, ¿por qué el Dalái Lama nunca se ha reencarnado como una chica? 
 
 


http://jackrational.blogspot.com/2013/06/66-los-dioses-menosprecian-las-mujeres.html


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