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“El hombre de acero”, otro superhéroe maltratado


A estas alturas, comentar un blockbuster hollywoodense que presenta una nueva aventura de superheroes, con la excepción de las películas de Christopher Nolan dedicadas a Batman, se ha convertido en un ejercicio de repetición e insistencia. 
 
Es decir, estamos hablando, siempre, de cuán malas y pobres son estas cintas, cuán limitado su argumento y cómo pretenden capturar, bombardeándolo, al gran público, que ya es cautivo, con las escenas de efectos especiales y la novedad del 3D.

Sólo quien ha podido experimentar la sensibilidad de filmes de otras latitudes, ya sean América Latina o Asia, o la corriente independiente en Estados Unidos, podrá darse cuenta inmediatamente que a Hollywood ha llegado la hora de la pereza y del mínimo esfuerzo.
 
 Ya películas como “El hombre araña”, “Los vengadores” o “IronMan”, con sus respectivas o anunciadas secuelas, nos dicen mucho de ese modo de hacer cine que prolifera en las majors, los estudios dominantes de la fábrica de sueños. 
 
Todos ellos, en busca de elevar sus ingresos de manera infinita, crean argumentos que en verdad ni siquiera están pensados para un público infantil o adolescente y, menos, para ser disfrutados en familia. 
 
Esta veta hallada en las películas de los superhéroes de la Marvel o de DC Comics amenaza, si no lo ha hecho ya, en convertirse en una pandemia mundial que, obviamente, genera pingües ingresos a sus productores, dejando de lado todo asomo de ética o de un saber hacer como el que cultivaron auténticos y venerables maestros del cine norteamericano como John Ford o John Huston. 
 
En una palabra, la tecnología de avanzada que se utiliza en los blockbusters, y en exceso, perjudica la dramaturgia de las obras y su, ya no digamos verosimilitud sino coherencia.

El caso más reciente es “El hombre de acero”, la cual busca incorporar nuevamente en el imaginario masivo a un héroe que más bien ha aparecido siempre como muy comprometido con las causas aquí en nuestro planeta. Superman, así, no brilla ya por su fortaleza, sus posibilidades, o sus poderes sobrenaturales, sino que el filme que lo trae de vuelta es una exhibición excesiva de efectos ruidosos, explosiones, colisiones, choques y demás artilugios que inhiben al héroe de interpretar cualquier pensamiento sólido o al menos entendible. 
 
Así, el actor Henry Cavill no es más que una caricatura, que ya ni siquiera razona sobre su origen, lo cual constituía un elemento central en otras versiones cinematográficas del hombre de Kripton.

ACavill lo acompaña un reparto estelar, Russell Crowe, Diane Lane y Kevin Costner forman parte de él pero casi no tienen injerencia sobre la trama. 
 
El rol de LoisLane le ha correspondido a la encantadora Amy Adams, una chica que en los últimos años ha sabido escalar posiciones en el cine comercial norteamericano por su participación decisiva en filmes junto a MerylStreep, Christian Bale o Clint Eastwood.

La película se inicia con el nacimiento del héroe en lo que pretende ser una imagen mitológica, que se quede en la retina y la mente del espectador. Los habitantes de Kripton, sin embargo, se parecen mucho a los de “StarWars” y tienen un consejo de gobierno similar al que se ve en la serie de George Lucas.

Ya en la tierra, esta producción, en la que ha participado Cristopher Nolan, pronto nos lleva al enfrentamiento de Superman contra unos sobrevivientes de Kripton, historia tras la cual se conserva una idea de revivir el planeta. 
 
Esta es, precisamente, la serie de escenas y secuencias que motiva nuestras mayores críticas pues para mostrar ese enfrentamiento “entre el bien y el mal”, el directorZackSnyder (“300”, “Thewatchman”) recurre a una serie de exagerados artificios audiovisuales y gran parte del metraje está contenido en las catástrofes y explosiones que hoy Hollywood crea con facilidad gracias a su vanguardia tecnológica. Como se prefiere mostrar los desastres, la acción de los personajes queda reducida a su mínima expresión, de allí que anticipemos lo que puedan hacer o decir. 
 
En vez de convertirse en una cinta original, la cual plantearía un renacimiento del superhéroe, “El hombre de acero” es, por el contrario, una película confusa, sin aristas, es tan escasa la exposición del protagonista como su falta de personalidad que ni siquiera cabe pensar en ese tipo de interpretaciones que Umberto Eco, hace treinta años, hacía sobre este máximo líder de los comics norteamericanos.

Así, el resultado es negativo y preocupante, si consideramos que todos los grandes blockbusters del verano norteamericano, como “Rápidos y furiosos 6”, “IronMan 3”, “El gran Gatsby” y ahora esta versión de “Superman” no representan sino el lado menos convincente y más débil de una industria que alguna vez en la historia del cine supo crear una mitología y un “starsystem” que colmaban los sueños y las ilusiones de buena parte del orbe.
 
http://cultural.argenpress.info/2013/06/cine-el-hombre-de-acero-otro-superheroe.html

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