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No todos sonrieron por el paso de la Bestia

Mientras banderas y aplausos esperaban sobre la avenida segunda de San José el paso de la limusina la Bestia, hubo quienes recibieron con descontento la visita del presidente Barack Obama.

Por un lado, los comerciantes lamentaban un viernes con números rojos en sus ventas, y por otro, algunos grupos sociales declararon su “repudio a la represión policial y al imperialismo norteamericano”.

Los pasillos vacíos del Mercado Central, y los mostradores de las tiendas intactos pintaban una negra jornada para quienes ayer abrieron las cortinas de sus negocios, como si fuera un día más.

“Hoy está peor que un feriado, por lo menos pierdo mis ¢100.000 y esa plata nadie me la devuelve”, expresó Rolando Mora, vendedor en el Mercado Central de San José.

En cada negocio, las caras largas y uno que otro bostezo, reflejaban un día de poco movimiento comercial, mientras los televisores encendidos monitoreaban el momento en que el presidente Obama se bajó del avión.

En las calles, los cordones de seguridad fueron prioridad para la Fuerza Pública que incluso, en un inicio, impidió que un grupo de manifestantes llegara a protestar en el parque Central.

“Venimos de forma pacífica y no entendemos por qué nos quieren limitar el libre tránsito y nuestra libertad de expresión”, expresó Víctor Artavia, del Nuevo Partido Socialista (NSP).

En el parque.
 
 Una vez que los grupos sociales lograron llegar al parque Central, gritaron consignas contra la visita del presidente de los Estados Unidos, sin ningún tipo de enfrentamiento con la Policía.

“Aquí la gente viene con banderas y ni sabe quién es Obama.
 
 Su visita no beneficia en nada a la gente pobre. 
 
No podemos aplaudir a un presidente que manda sus aviones a Oriente Medio a asesinar a pueblos inocentes”, manifestó Luis Serrano, ciudadano que formó parte del grupo de protesta.

Con sus mantas rojas, cantaron, silbaron y bailaron, sin generar ningún disturbio y terminaron cuando empezó a caer la lluvia.

En una banca del parque Central, Aquilino Salas, de 73 años, observó toda la jornada desde las 7 a. m., llevó almuerzo, y entre “muchas emociones”, a las 4 p. m. y con una bandera tricolor en su mano, me preguntó: 
 
¿Cuál es la gracia de que venga Obama a Costa Rica? 
 
http://www.nacion.com/2013-05-04/ElPais/no---todos--sonrieron-por-el--paso-de--la-bestia----.aspx

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