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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

“Batista fue un gran presidente”

REALIDAD: Aparte de pisotear el orden constitucional con un golpe de estado y de instaurar un régimen que torturó y asesinó a miles de cubanos, Fulgencio Batista fue el más cipayo y más corrupto de todos los presidentes y dictadores de la pseudorepública.

Se asocia generalmente al gánster Meyer Lansky con el derrumbe, en enero de 1959, del gran centro de juego, droga y prostitución creado y controlado en La Habana por la mafia estadounidense pero, en realidad, la ambición de Batista por el dinero fácil y su contubernio con los capos del crimen organizado y, en especial, con Meyer Lansky, se originaron veinte años antes, cuando Batista era todavía un coronel y surgía a la vida pública como el hombre fuerte elegido por la Embajada de Estados Unidos.

Fue seguramente la fascinación de operar bajo un manto legal y el recuerdo de los buenos negocios realizados con Batista en la década del 30, lo que llevó a Meyer Lansky, a sólo unos meses del golpe de estado de 1952, a reincorporarse a los negocios del juego en Cuba después de largos años de ausencia.Lansky comenzó a operar, en sociedad con cubanos, el cabaret y casino de Montmartre, a donde acudían los más fuertes jugadores, y Batista lo designó como asesor para la organización del juego a escala nacional. 

En Estados Unidos, Lansky era un gánster fuera de la ley; en Cuba, se convertía en asesor presidencial. 

En 1955, el Hotel Nacional, propiedad del gobierno, fue objeto de una extensa remodelación que incluyó la creación de un complejo de suites, bar, restaurant, cabaret y casino, el cual fue rentado a Meyer Lansky y abrió sus puertas en la temporada invernal de 1955-1956.

Mediante la Ley de Hoteles 2074, el gobierno de Batista facilitó la adquisición de licencias para abrir casinos y, en ciertos casos, ofreció “asistencia financiera directa”. 

Con el fin de eludir las leyes laborales cubanas y se pudiese contratar sin límites personal extranjero en los casinos, se autorizó una visa especial por dos años para “técnicos”.

 Sobra decir que los beneficiados por la Ley 2074 fueron los amigos y familiares de Batista y de Meyer Lansky y que La Habana se pobló de la flor y nata de la fauna gansteril estadounidense.

En 1956, Meyer Lansky comenzó la construcción de su propio hotel, el Riviera, de 21 pisos, a orillas del malecón habanero, el mayor hotel casino fuera de Las Vegas en aquel momento. 

El Riviera se inauguró el 10 de diciembre de 1957. 

De esta simbiosis entre el dictador y el gánster surgió la ambiciosa meta de crear, en La Habana, un imperio del juego, una especie de Las Vegas caribeño, donde los casinos operarían de manera abierta, legal y con la protección de las autoridades.

De no impedir la Revolución estos designios, Cuba hubiera perdido no solamente lo poco que restaba de su soberanía, sino también el respeto de sí misma y su identidad como nación.

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