Se trata del mayor asunto de corrupción desvelado en la historia de la República Islámica de Irán, con la implicación de siete bancos y decenas de detenidos
Teherán. (EFE).-
Teherán. (EFE).-
Cuatro acusados han sido condenados a muerte en el caso por eldesfalco de 2.600 millones de dólares en el que estaban implicados siete bancos públicos y privados, el mayor asunto de corrupción desvelado en la historia de la República Islámica de Irán.
El fiscal general y portavoz del Poder Judicial iraní, Gholam Husein Mohseni Ejei, explicó que el Tribunal de Teherán que lleva el caso ha emitido sentencia contra 39 acusados, cuatro de ellas de muerte, dos de cadena perpetua y el resto de 25, 20 y 10 años de prisión, sin precisar los nombres.
El juicio de este caso se inició el pasado 18 de febrero con 32 acusados inicialmente, aunque se han unido otros en los más de cinco meses transcurridos de proceso.
Además, Mohseni Ejei dijo que los condenados tendrán que devolver el dinero defraudado.
Decenas de personas han suido detenidas en relación con este caso en Irán, que se inició en 2007, cuando el grupo empresarial Amir Mansur Arya Investment, encabezado por Amir Mansur Josravi, fundó un banco privado con el que obtuvo por medios fraudulentos grandes créditos de los principales bancos públicos iraníes.
Tras desvelarse el caso en septiembre pasado, Mahmud Reza Javari, director general del Banco Melli, el mayor de propiedad pública de Irán, dimitió del cargo y posteriormente huyó a Canadá, donde ha sido reclamado por las autoridades iraníes por medio de Interpol.
El vicegobernador del Banco Central de Irán, Hamid Purmohamadi, fue detenido el 29 de septiembre pasado en relación con el caso.
El caso lo han utilizado los más ultraortodoxos del régimen teocrático musulmán chií de Irán, reunidos en torno al líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, en su lucha por el poder contra el entorno del presidente Mahmud Ahmadineyad, considerado más abierto en cuestiones sociales.
Los partidarios de Jamenei, que se denominan “principalistas”, tratan de cercar a los de Ahmadineyad, a los que califican de “desviacionistas” y acusan de poner en duda la primacía religiosa sobre el poder político, lo que ha llevado ya a prisión a varias decenas de personas del entorno del presidente.