
DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA- En una intervención matizada por el enfrentamiento en el Medio Oriente el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov indicó que Moscú hace todo lo posible para poner fin al derramamiento de sangre en ese país.
“Rusia está categóricamente en contra de la intervención exterior en la situación en Siria y no tiene intenciones de participar en el conflicto armado en este país”, declaró el ministro de Exteriores ruso, pero no dejó claro como lo lograrían.
Las afirmaciones del Canciller ruso no son nuevas y vienen a reiterar declaraciones anteriores en que ratifican su “neutralidad” en el conflicto armado que se desarrolla en el país árabe y que amenaza desbordarse a los países limítrofes y de esta manera internacionalizarse, dada la actitud beligerante que ha asumido tanto Turquía como Israel y a la permisibilidad, cercana a la complicidad, de las autoridades de Jordania, e Iraq, ambas naciones con fronteras comunes con Siria.
Lo más sintomático no es la posición de no intervenir que asume el gobierno ruso, sino las razones que aduce para ello. Según Moscú, – Si en vez de arreglar, estimulamos “la guerra hasta la victoria” contra el régimen de Bashar al Assad, esto puede agravar aún más el sufrimiento del pueblo sirio.
Por otro lado expresan que “Moscú hace todo lo posible para poner fin al derramamiento de sangre en el país e invitar a ambas partes a la mesa de negociaciones, durante las cuales los propios sirios deben conciliar la futura constitución política de su país”.
De estos planteamientos se infieren varias cuestiones importantes, entre las que se encuentran:
Para los rusos derrocar al Gobierno sirio no es el problema, sino como hacerlo y propone para ello un arreglo y no “la guerra hasta la victoria”.
Igualmente sugieren que si Al Assad es derrocado por las “buenas” el pueblo sirio no sufrirá.
Por ultimo el derramamiento de sangre es culpabilidad de ambas partes que por igual, agresores y agredidos; terroristas y combatientes sirios; conspiradores abyectos a occidente y patriotas que defienden su tierra, deben resolver en igualdad de condiciones.
No sabemos bien desde que lugar del teatro están viendo los lideres rusos la puesta en escena, si desde la segunda platea o desde el café de enfrente.
Parece muy peligroso el juego ruso en estos momentos, habida cuenta de que Siria es, como dijo en una ocasión el Presidente ruso Vladimir Putin “la línea roja que occidente no debe cruzar”.
No en balde el canciller ruso reconoce la extensión del conflicto y en una referencia de segunda mano agrega que “entre los adversarios del régimen han aparecido muchos extremistas, mercenarios extranjeros, terroristas relacionados con Al Qaeda. Además, se hacen más amplias las contradicciones entre sunitas y chiitas”.
O sea, para el alto funcionario la aparición de “muchos extremistas, mercenarios extranjeros y terroristas relacionados con Al Qaeda” es una consecuencia del conflicto, no su principal causa.
Cabria preguntarse ¿Cuándo el canciller de Rusia se percatará de que Siria esta siendo atacada desde el exterior por fuerzas armadas, financiadas y apoyadas por occidente con el único objetivo de derrocar a su gobierno e instaurar una administración dócil a los intereses de occidentales?
Es que acaso Rusia no sabe que detrás de Siria viene Irán y después marcharán por la toma de Moscú.
Señores dirigentes rusos, despierten y asuman la responsabilidad que tienen ante la comunidad internacional y su propio pueblo, de lo contrario sufrirán igualmente las consecuencias de los errores que en el pasado cometieron.
Remember Segunda Guerra Mundial.
“Rusia está categóricamente en contra de la intervención exterior en la situación en Siria y no tiene intenciones de participar en el conflicto armado en este país”, declaró el ministro de Exteriores ruso, pero no dejó claro como lo lograrían.
Las afirmaciones del Canciller ruso no son nuevas y vienen a reiterar declaraciones anteriores en que ratifican su “neutralidad” en el conflicto armado que se desarrolla en el país árabe y que amenaza desbordarse a los países limítrofes y de esta manera internacionalizarse, dada la actitud beligerante que ha asumido tanto Turquía como Israel y a la permisibilidad, cercana a la complicidad, de las autoridades de Jordania, e Iraq, ambas naciones con fronteras comunes con Siria.
Lo más sintomático no es la posición de no intervenir que asume el gobierno ruso, sino las razones que aduce para ello. Según Moscú, – Si en vez de arreglar, estimulamos “la guerra hasta la victoria” contra el régimen de Bashar al Assad, esto puede agravar aún más el sufrimiento del pueblo sirio.
Por otro lado expresan que “Moscú hace todo lo posible para poner fin al derramamiento de sangre en el país e invitar a ambas partes a la mesa de negociaciones, durante las cuales los propios sirios deben conciliar la futura constitución política de su país”.
De estos planteamientos se infieren varias cuestiones importantes, entre las que se encuentran:
Para los rusos derrocar al Gobierno sirio no es el problema, sino como hacerlo y propone para ello un arreglo y no “la guerra hasta la victoria”.
Igualmente sugieren que si Al Assad es derrocado por las “buenas” el pueblo sirio no sufrirá.
Por ultimo el derramamiento de sangre es culpabilidad de ambas partes que por igual, agresores y agredidos; terroristas y combatientes sirios; conspiradores abyectos a occidente y patriotas que defienden su tierra, deben resolver en igualdad de condiciones.
No sabemos bien desde que lugar del teatro están viendo los lideres rusos la puesta en escena, si desde la segunda platea o desde el café de enfrente.
Parece muy peligroso el juego ruso en estos momentos, habida cuenta de que Siria es, como dijo en una ocasión el Presidente ruso Vladimir Putin “la línea roja que occidente no debe cruzar”.
No en balde el canciller ruso reconoce la extensión del conflicto y en una referencia de segunda mano agrega que “entre los adversarios del régimen han aparecido muchos extremistas, mercenarios extranjeros, terroristas relacionados con Al Qaeda. Además, se hacen más amplias las contradicciones entre sunitas y chiitas”.
O sea, para el alto funcionario la aparición de “muchos extremistas, mercenarios extranjeros y terroristas relacionados con Al Qaeda” es una consecuencia del conflicto, no su principal causa.
Cabria preguntarse ¿Cuándo el canciller de Rusia se percatará de que Siria esta siendo atacada desde el exterior por fuerzas armadas, financiadas y apoyadas por occidente con el único objetivo de derrocar a su gobierno e instaurar una administración dócil a los intereses de occidentales?
Es que acaso Rusia no sabe que detrás de Siria viene Irán y después marcharán por la toma de Moscú.
Señores dirigentes rusos, despierten y asuman la responsabilidad que tienen ante la comunidad internacional y su propio pueblo, de lo contrario sufrirán igualmente las consecuencias de los errores que en el pasado cometieron.
Remember Segunda Guerra Mundial.