(PL) El virtual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, y la empresa privada donde fungió como inversionista, tuvieron nexos con los escuadrones de la muerte en El Salvador, reveló un importante medio de prensa.
En la década de los 80, mientras formaba parte de la nómina directiva de la firma privada Bain Capital, el exgobernador de Massachussets junto a sus socios se aliaron a un grupo de oligarcas centroamericanos que buscaban nuevos vehículos de inversión, reportó el diario The Huffington Post.
Muchos de aquellos inversores eran miembros de prominentes familias, entre los que figuraban los Salaverría, Poma, De Sola y Dueñas, quienes financiaban de manera directa o mediante partidos políticos, los escuadrones de la muerte en El Salvador.
Los centroamericanos se convirtieron en apreciados clientes después de proporcionar unos nueve millones de dólares, 40 por ciento del capital externo inicial de Bain Capital, agregó el rotativo.
Las clases dominantes salvadoreñas utilizaron los escuadrones de la muerte para derrotar a las guerrillas de izquierda y a los reformistas durante la guerra civil en El Salvador, según el rotativo.
Durante el conflicto entre 1979 y 1992, alrededor de 75 mil personas murieron a manos de dichos escuadrones, apuntó la fuente.
Un informe de una comisión de la verdad de la ONU concluyó en 1993 que 85 por ciento de los actos de violencia habían sido perpetrados por la derecha y el apoyo de los referidos escuadrones.
Ahora, cuando Romney busca el apoyo de la comunidad latina en su campaña presidencial, su grado de conocimiento sobre la no tan sutil separación entre Bain y los escuadrones de la muerte de El Salvador podría convertirse en un tema de interés, comentó el rotativo.
Bajo el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989), Washington envió miles de millones de dólares a un régimen asesino, que utilizó esa ayuda para financiar las Fuerzas Armadas y los escuadrones de la muerte, con el fin de conservar los privilegios injustos de la oligarquía salvadoreña, enfatizó Arturo J. Viscarra, abogado de inmigración de origen salvadoreño.
Es morbosamente divertido darse cuenta ahora que una persona que podría convertirse en el presidente de Estados Unidos debe parte de su éxito a la desigualdad increíble que Washington ayudó a preservar en la nación centroamericana; es irónico, aseguró Viscarra.